3.10.25

La Lectora de H.P. Lovecraft: Entre lo cotidiano y la alucinación desbordada, por Carlos Rojas

 Un punto de vista

La Lectora de H.P. Lovecraft:

Entre lo cotidiano y la alucinación desbordada

por Carlos Rojas

criticarojas@gmail.com

Especial para Miradas al Escenario

 Obra La Lectora de H.P. Lovecraft / Imagen cortesía por Carlos Canales 

En el texto dramático que se reseña aquí La Lectora de H.P. Lovecraft de Carlos Canales (Río Piedras – Puerto Rico; 1955) no se limita a poner en escena una historia. Más bien abre un portal increíble, un espacio donde lo íntimo y lo monstruoso se dan la mano sin pedir permiso.

No se trata de una trama que pueda contarse en tres líneas, sino de un estado de percepción en el que leer deja de ser un pasatiempo privado para convertirse en algo mucho más peligroso: un acto que sacude, erosiona y descoloca la identidad.

En el texto, lo cotidiano -gestos de rutina, convivencia doméstica, lugares comunes del día a día- es apenas una fachada. Detrás, se esconde un inconsciente desatado que irrumpe con delirios y no hay forma de meterlo otra vez bajo la alfombra.

Leer no es un ejercicio estético, ni mucho menos académico: es atravesar un umbral donde fuerzas externas e internas se cruzan y reacomodan el yo femenino. La estructura del monólogo revela que lo doméstico y lo extraordinario no son opuestos, sino socios estratégicos: se retroalimentan, alternando calma aparente con fractura interior.

La dramaturgia de Canales juega con la economía de acción y una complejidad que se siente en cada pausa, repetición o giro verbal. Nada es gratuito: cada quiebre en la voz apunta a una conciencia fragmentada. La protagonista no sólo habla, sino que se encarna. Es confesión, exorcismo y terquedad a la vez.

El texto nos recuerda que leer no deja intacto a nadie. Autores como Lovecraft, Poe o Beckett no se quedan en el anaquel de las referencias cultas: se meten debajo de la piel, modelan obsesiones, miedos y rarezas.

Lo que distingue la pieza es ese vaivén constante entre lo familiar y lo innombrable. La habitación íntima se transforma en laboratorio del inconsciente: lo doméstico se agrieta y el delirio ya no viene de afuera, sino de adentro. La actriz no cuenta: se desgarra, experimenta y arrastra al público a su propia pesadilla literaria.

El espectador, sin escapatoria, termina reflejado en ese espejo: confrontado con sus propias lecturas y fantasmas. Y la dramaturgia recuerda, sí, a Poe en sus detalles obsesivos, a Lovecraft en lo innombrable, y a Beckett con su humor incómodo y su tensión existencial. Pero, lo de Canales no es imitación, es traducción: toma esas poéticas y las convierte en un monólogo vivo, contemporáneo y mordaz.

Lo que se pone en juego no es "la lectura de otros autores", sino el efecto brutal de leerlos. Horror cósmico, obsesión, absurdo y fragmentación se vuelven carne en escena, traspasando a la intérprete y al público.

El resultado no ofrece respuestas, sino preguntas que se quedan zumbando en la cabeza:

¿Qué lecturas nos cambian hasta reconfigurar quiénes somos? O ¿Dónde termina la lectura como acto teatral y empieza como experiencia irreversible en la psique?

La obra no da cierre ni respiro: persiste como una grieta abierta. Por eso, La Lectora de H.P. Lovecraft es un gesto radical: teatro que no representa, sino que invoca; que no entretiene, sino que confunde; que deja al espectador en el borde incómodo entre lo cotidiano y lo delirante.

En definitiva, Canales plantea un teatro de autor donde leer equivale a jugarse la cordura: cada palabra es capaz de abrir grietas hacia lo innombrable, y la experiencia del espectador termina siendo un retrato que devuelve fracturas y asombros.

Su escritura escénica recuerda que la lectura nunca es distante: es un territorio variable donde lo íntimo se vislumbra con lo monstruoso, lo familiar y la locura se disuelven bajo la presión implacable de lo desconocido.

No hay revelación final: sólo un grito detenido en el aire, un rostro de espanto que confirma que lo innombrable nunca se muestra por completo. El lector/espectador queda con la angustia de que lo verdaderamente terrible nunca se muestra del todo.

CR (@mipuntocritico)

Aquí les dejo algunos enlaces para consultar más sobre el autor:

Carlos Canales Cintrón:

https://peoplepill.com/people/carlos-canales-cintron/

http://worldcat.org/identities/lccn-n96027411/

https://leamoscuentosycronicas.blogspot.com/2020/06/ni-connery-ni-bond.html

En Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Canales_Cintr%C3%B3n


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