el teatro en conciencia viva.
nuestro homenaje a Santana.
Jesús Eduardo Espinoza*
Rodolfo Santana (Guarenas, 25 de octubre de 1944 – 21
de octubre de 2012) es una de las voces más persistentes, montadas y
transformadoras del teatro contemporáneo venezolano. Su dramaturgia no solo se
inscribe en la historia escénica del país: la interpela, la sacude y la
reescribe desde los márgenes, desde lo popular, desde lo humano.
Una estética del desamparo y
la resistencia.
Santana desarrolla lo que pocos dramaturgos logran:
una estética propia, profundamente arraigada en los conflictos sociales,
lingüísticos y culturales de Venezuela y América Latina. Sus personajes
—marginales, fracasados, obstruidos por los sistemas de poder— no son solo
figuras dramáticas: son espejos de una sociedad que busca redención y dignidad.
Más allá de sus más de ochenta obras —muchas
traducidas y representadas en Europa y América Latina— Santana es un formador
incansable. Desde el grupo teatral Cobre, el Teatro Universitario del Zulia y
sus talleres en Caracas y Guarenas, sembró una generación de escritores que hoy
continúan su legado. Su metodología, basada en la síntesis escénica, el
lenguaje referencial y el compromiso ético, sigue viva en cada obra que nace de
sus discípulos.
Guarenas: raíz y retorno.
Santana nunca olvidó su origen. En Guarenas, su pueblo
natal, dedicó sus últimos años a formar dramaturgos, a compartir su saber sin
reservas, a convertir el teatro en acto comunitario. Allí dejó un legado que no
se mide en premios —aunque los tuvo, y muchos— sino en voces que hoy escriben
desde la memoria, la justicia y la espiritualidad.
Rodolfo Santana, el dramaturgo que siembra teatro desde la herida y la
esperanza, no solo escribe teatro: lo vive, lo enseña, lo comparte. Desde
Guarenas hasta los escenarios de Europa y América Latina, su dramaturgia se
convierte en espejo de los pueblos, en grito de los marginados, en método de
creación para generaciones enteras.
La obra.
Entre su vasta producción destacan: La muerte de Alfredo Gris (1968), una obra que inauguró su estética del
desamparo, Premio Universidad del Zulia. Barbarroja (1970) sátira épica que
expone la dependencia política y cultural. Premio Nacional de Teatro. El
sitio (1970), retrato de la opresión cotidiana, Premio Juana Sujo.
Otro grupo de textos de Santana lo integran Baño de
damas, La farra, El animador, Mirando el tendido, Nunca
entregues tu corazón a una muñeca sueca, Cómo dormir el público, Juego
de bolas, Los ancianos, Nuestro Padre Drácula, Santa
Isabel Porno, El Gran Circo del Sur, piezas que desafían la moral,
el poder y las convenciones escénicas.
Un ángel caído en una ciudad hostil (2002): Premio Casa de las Américas, fue llevada a
escena por la Compañía Nacional de Teatro. Cada obra es una herida abierta, una
denuncia, pero también una posibilidad de redención. Todas son ejemplos de la
capacidad de Santana para fusionar lo grotesco, lo épico y lo absurdo en una
crítica feroz pero poética del devenir histórico latinoamericano.
Además, nuestro dramaturgo
tiene en su haber guiones llevados al cine como La empresa perdona un momento de locura, Los
criminales, El abismo, El Caracazo, Rock para una abuela
virgen, entre otras. A propósito de
su relación con el cine, Santana declara: “Soy un voraz devorador de películas…El cine ha modificado muchos de mis
instrumentos de escritura…cambió modelos rítmicos, sentido del tiempo, modelado
de personajes y formas estructurales…”
Jesús Eduardo Espinoza y Rodolfo Santana |
La dramaturgia como
investigación del alma.
Santana enseñaba que el teatro no nace del capricho,
sino de la observación profunda. En sus talleres, repetía con firmeza: “No
escriban de lo que no conocen. Lean el periódico. De una noticia puede nacer
una historia conmovedora.”
Su proceso incluía:
-Imagen e idea o el punto de partida emocional y visual.
-Primera sinopsis que contempla la premisa, el principio, el nudo y el desenlace.
-Segunda sinopsis, desarrollo del argumento o “echar el cuento”.
-Escaleta de situaciones: en esta etapa se desarrolla la estructura dramática
clara, la manera de llevar adelante la obra.
-Investigación rigurosa ya
que sin ella no hay obra
posible. Hay que escriobir obras que sean buscadas ´por los directores
teatrales.
-Conflicto y objetivo: Cada personaje debe tener un deseo y obstáculos que
lo tensen.
Metodología de Enseñanza de
Rodolfo Santana.
Rodolfo Santana concibe la dramaturgia como un acto de
investigación, de inmersión en los paisajes que conforman la vida. En sus
talleres, especialmente los que dicta a distancia y en la Compañía Nacional de
Teatro, propone una estructura que parte de cuatro paisajes fundamentales:
-Paisaje humano: El alma de los personajes. Aquí se exploran sus
contradicciones, deseos, heridas, ideologías y silencios. Santana insiste en
que el dramaturgo debe conocer profundamente a sus criaturas antes de ponerlas
en conflicto.
-Paisaje geográfico: No como simple escenografía, sino como territorio
simbólico. El barrio, la montaña, la casa, el hospital… cada espacio debe
resonar con la historia y aportar sentido dramático.
-Paisaje temático: se refiere al eje ético y filosófico de la obra: ¿Qué
se quiere decir? ¿Qué se denuncia, se celebra, se transforma? Santana guía a
sus alumnos a identificar el núcleo temático que justifica la existencia del
texto.
-Paisaje experiencial: La vivencia del autor. Rodolfo cree que el dramaturgo
debe implicarse emocionalmente, que el texto debe nacer de una urgencia, de una
necesidad de decir. No se trata de escribir por escribir, sino de escribir para
sanar, para resistir, para iluminar.
Investigación y Conflicto.
Santana era riguroso con la investigación. Antes de
escribir, sus alumnos debían sumergirse en el contexto: entrevistar, leer,
observar, vivir. El texto dramático no puede ser una invención superficial,
sino una construcción informada y sensible.
El conflicto, para él, es el corazón del teatro. Pero
no cualquier conflicto: debía ser humano, ideológico, ético. No basta con que
dos personajes se peleen; deben representar fuerzas en tensión, visiones del
mundo que chocan y revelan algo profundo.
Este método no es solo
técnico: también es
ético. El teatro debe ser verdad,
aunque duela.
Rodolfo Santana |
Legado en Guarenas y más
allá.
En su pueblo natal, Santana funda el Centro de
Dramaturgia venezolano Armando Urbina. Algunos de sus alumnos se mantienen con
él durante de 10 años. En clase manifiesta: “Vengo a quedarme en mi pueblo
Guarenas, a morir y ser sepultado donde nací.” Allí forma escritores que hoy
son premiados algunos de ellos como César Rojas, Elio Palencia, Gustavo Ott, Néstor
Caballero, Roberto Azuaje, José Gregorio Cabello, Marco Purroy, Loida Pérez,
Ligia Álvarez, Héctor “Bongó” Castro, Pablo García Gámez, Eduardo Bravo,
Noreida Flores, Marina López, Gregorio José Milano, Fernando Nieves, Maria González
y el autor de este homenaje, entre otros. Su legado no está solo en los libros,
sino en las voces que siguen escribiendo desde la calle, desde la fe, desde el
conflicto.
Testimonios.
Néstor Caballero, dramaturgo
y amigo entrañable de Santana, dijo: “Él
desarrolló lo que pocos logran: una estética del marginal, del que siempre ha
sido obstruido. Nunca se guardó sus conocimientos. Cada taller era una
siembra.”
Guillermo Schmidhuber,
colega mexicano, recuerda: “Rodolfo
tenía el pelo ensortijado y hablaba con todos. Su obra me dolió porque ambos
habíamos leído a Brecht. Nos unía el dolor social. Él ideó el formato de
talleres por correspondencia para dramaturgos emergentes. Era generoso,
humilde, aunque la vida se le hacía nudo.”
Edgard Antonio Moreno Uribe, Rodolfo como es Santana: apuntes para la historia del teatro
en Venezuela. En este libro
publicado por Kairos Producciones (1995), Moreno Uribe, crítico teatral y
periodista cultural. ofrece una mirada íntima y rigurosa sobre Santana. Allí
afirma: “Rodolfo Santana es el dramaturgo que mejor ha sabido traducir el dolor
social venezolano en estructuras escénicas de alto impacto. Su teatro no es
solo denuncia: es método, es ética, es poesía del conflicto.” Moreno Uribe
destaca cómo Santana convirtió la marginalidad en estética, y cómo su obra se
nutre de una profunda investigación sobre el lenguaje popular, la historia
política y la psicología del oprimido.
Leonardo Azparren Giménez, —uno de los más respetados teóricos del teatro
venezolano— en “Rodolfo Santana:
rebelde y anárquico”, ensayo publicado en Trópico Absoluto
(2024), escribe: “Santana desarrolló una dramaturgia que encarna la crisis del
sujeto latinoamericano. Sus personajes están siempre obstruidos, marginados,
pero no vencidos. Su teatro es el lugar donde el fracaso se convierte en
resistencia.” Azparren lo vincula con los movimientos de 1968 (Mayo francés,
Primavera de Praga) y lo considera el dramaturgo que mejor encarnó la rebelión
estética y política en Venezuela. También lo reconoce como el creador de una
metodología que dignifica el proceso de escritura teatral desde la
investigación y el compromiso.
Para el dramaturgo Tomás
Jurado Zabala: “Rodolfo no
enseñaba desde el pedestal, sino desde la calle. Desde el periódico arrugado,
desde la imagen que dolía. Él me enseñó que el teatro no se escribe con tinta,
sino con sangre. Que cada personaje debe tener un objetivo, sí, pero también un
abismo. Cuando llegué a su taller en Guanare Estado Portuguesa, yo solo tenía
preguntas. Él me dio método, pero también coraje. Me dijo: ‘No escribas para
agradar. Escribe para que el público se incomode, se reconozca, se transforme.’
Rodolfo no era solo dramaturgo. Era sembrador. Y yo soy parte de esa cosecha.
Cada vez que escribo una escena, escucho su voz: ‘¿Dónde está el conflicto?
¿Dónde está la verdad?’ Su teatro no fue cómodo. Fue necesario. Y su legado
vive en cada obra que nace desde la herida, pero también desde la esperanza.”
***
Ejercicio dramatúrgico de
J.E. Espinoza. Escena “La imagen y la
herida”.
Personajes:
RODOLFO, maestro dramaturgo.
DISCÍPULO, joven escritor.
VOZ CRÍTICA, espíritu de la crítica teatral.
VOZ DEL PUEBLO, eco de Guarenas.
Escena I
Espacio: Un aula vacía. En el fondo, una silla, un periódico
viejo, una vela encendida.
DISCÍPULO: Maestro, ¿cómo se empieza una obra? ¿Desde el dolor,
desde la rabia, desde el sueño?
RODOLFO: Se empieza desde una imagen. Una idea. Pero que
duela. No escribas de lo que no conoces. Lee el periódico. Allí está la
tragedia que nadie ve. Una noticia puede ser teatro… si tienes el valor de
investigarla.
VOZ CRÍTICA: (desde
la penumbra) Rodolfo Santana
convirtió el fracaso en estética. Sus personajes no son héroes: son
sobrevivientes. Su teatro no es consuelo. Es confrontación.
RODOLFO: Primero la sinopsis. La premisa. El principio, el
nudo, el desenlace. Luego la segunda sinopsis. Y después… la escaleta. Pero si
no investigas, no hay obra. El personaje tiene un objetivo. Pero también
obstáculos. Y tú, como autor, debes amarlos… incluso cuando se destruyen.
DISCÍPULO: ¿Y si el conflicto es demasiado grande? ¿Si el país
se cae a pedazos?
RODOLFO: Entonces escribe más rápido. Porque el teatro no
espera. El teatro es el lugar donde el país se explica.
VOZ DEL PUEBLO: (como eco
coral) Rodolfo nació en Guarenas. Y allí sembró dramaturgos. Nos enseñó que
el teatro no es lujo. Es necesidad.
VOZ CRÍTICA: Edgard Moreno Uribe lo dijo: “Su teatro traduce el
dolor social en estructuras escénicas de alto impacto.” Y Leonardo Azparren lo
confirmó: “Sus personajes están marginados, pero no vencidos.”
RODOLFO: (mirando al discípulo)
Escribe. Pero no para agradar. Escribe para que duela. Para que sane. Para que
el teatro sea memoria… y no olvido.
Me ha gustado mucho este profundo análisis sobre el maestro Rodolfo Santana. Es un homenaje muy merecido a su legado y a la influencia que ha tenido en el teatro venezolano. El artículo capta perfectamente la esencia de su dramaturgia, que va más allá de la simple narrativa para convertirse en un espejo de la sociedad y una conciencia viva. Me parece particularmente interesante la mención de su metodología de enseñanza, que integraba la síntesis escénica y el compromiso ético, porque demuestra que su labor no solo se centraba en la escritura, sino también en la formación de nuevas generaciones de artistas. Sin duda, un dramaturgo y un pedagogo que dejó una marca imborrable. ¡Gracias por compartirlo profe 🙌🏻!
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