14.10.25

Rodolfo Santana: El dramaturgo que convirtió el teatro en conciencia viva, por Jesús Eduardo Espinoza

 Rodolfo Santana: El dramaturgo que convirtió 
el teatro en conciencia viva.

La población de Guarenas celebra el legado del maestro Rodolfo Santana, a través del Centro de Investigación y Formación de Arte Teatral que dirige la dramaturga Elimara Navarro, con el Festival Tributo a Rodolfo Santana que en su quinta edición se realiza del 16 al 26 de octubre, 2025. A continuación, 
nuestro homenaje a Santana.

Jesús Eduardo Espinoza*

Rodolfo Santana (Guarenas, 25 de octubre de 1944 – 21 de octubre de 2012) es una de las voces más persistentes, montadas y transformadoras del teatro contemporáneo venezolano. Su dramaturgia no solo se inscribe en la historia escénica del país: la interpela, la sacude y la reescribe desde los márgenes, desde lo popular, desde lo humano.

Una estética del desamparo y la resistencia.

Santana desarrolla lo que pocos dramaturgos logran: una estética propia, profundamente arraigada en los conflictos sociales, lingüísticos y culturales de Venezuela y América Latina. Sus personajes —marginales, fracasados, obstruidos por los sistemas de poder— no son solo figuras dramáticas: son espejos de una sociedad que busca redención y dignidad.

Más allá de sus más de ochenta obras —muchas traducidas y representadas en Europa y América Latina— Santana es un formador incansable. Desde el grupo teatral Cobre, el Teatro Universitario del Zulia y sus talleres en Caracas y Guarenas, sembró una generación de escritores que hoy continúan su legado. Su metodología, basada en la síntesis escénica, el lenguaje referencial y el compromiso ético, sigue viva en cada obra que nace de sus discípulos.

Guarenas: raíz y retorno.

Santana nunca olvidó su origen. En Guarenas, su pueblo natal, dedicó sus últimos años a formar dramaturgos, a compartir su saber sin reservas, a convertir el teatro en acto comunitario. Allí dejó un legado que no se mide en premios —aunque los tuvo, y muchos— sino en voces que hoy escriben desde la memoria, la justicia y la espiritualidad.

Rodolfo Santana, el dramaturgo que siembra teatro desde la herida y la esperanza, no solo escribe teatro: lo vive, lo enseña, lo comparte. Desde Guarenas hasta los escenarios de Europa y América Latina, su dramaturgia se convierte en espejo de los pueblos, en grito de los marginados, en método de creación para generaciones enteras.

La obra.

Entre su vasta producción destacan: La muerte de Alfredo Gris (1968), una obra que inauguró su estética del desamparo, Premio Universidad del Zulia. Barbarroja (1970) sátira épica que expone la dependencia política y cultural. Premio Nacional de Teatro. El sitio (1970), retrato de la opresión cotidiana, Premio Juana Sujo.

Otro grupo de textos de Santana lo integran Baño de damas, La farra, El animador, Mirando el tendido, Nunca entregues tu corazón a una muñeca sueca, Cómo dormir el público, Juego de bolas, Los ancianos, Nuestro Padre Drácula, Santa Isabel Porno, El Gran Circo del Sur, piezas que desafían la moral, el poder y las convenciones escénicas.

Un ángel caído en una ciudad hostil (2002): Premio Casa de las Américas, fue llevada a escena por la Compañía Nacional de Teatro. Cada obra es una herida abierta, una denuncia, pero también una posibilidad de redención. Todas son ejemplos de la capacidad de Santana para fusionar lo grotesco, lo épico y lo absurdo en una crítica feroz pero poética del devenir histórico latinoamericano.

Además, nuestro dramaturgo tiene en su haber guiones llevados al cine como La empresa perdona un momento de locura, Los criminales, El abismo, El Caracazo, Rock para una abuela virgen, entre otras.  A propósito de su relación con el cine, Santana declara: “Soy un voraz devorador de películas…El cine ha modificado muchos de mis instrumentos de escritura…cambió modelos rítmicos, sentido del tiempo, modelado de personajes y formas estructurales…”

Jesús Eduardo Espinoza y Rodolfo Santana

La dramaturgia como investigación del alma.

Santana enseñaba que el teatro no nace del capricho, sino de la observación profunda. En sus talleres, repetía con firmeza: “No escriban de lo que no conocen. Lean el periódico. De una noticia puede nacer una historia conmovedora.”

Su proceso incluía:

-Imagen e idea o el punto de partida emocional y visual.

-Primera sinopsis que contempla la premisa, el principio, el nudo y el desenlace.

-Segunda sinopsis, desarrollo del argumento o “echar el cuento”.

-Escaleta de situaciones: en esta etapa se desarrolla la estructura dramática clara, la manera de llevar adelante la obra.

-Investigación rigurosa ya que sin ella no hay obra posible. Hay que escriobir obras que sean buscadas ´por los directores teatrales.

-Conflicto y objetivo: Cada personaje debe tener un deseo y obstáculos que lo tensen.

Metodología de Enseñanza de Rodolfo Santana.

Rodolfo Santana concibe la dramaturgia como un acto de investigación, de inmersión en los paisajes que conforman la vida. En sus talleres, especialmente los que dicta a distancia y en la Compañía Nacional de Teatro, propone una estructura que parte de cuatro paisajes fundamentales:

-Paisaje humano: El alma de los personajes. Aquí se exploran sus contradicciones, deseos, heridas, ideologías y silencios. Santana insiste en que el dramaturgo debe conocer profundamente a sus criaturas antes de ponerlas en conflicto.

-Paisaje geográfico: No como simple escenografía, sino como territorio simbólico. El barrio, la montaña, la casa, el hospital… cada espacio debe resonar con la historia y aportar sentido dramático.

-Paisaje temático: se refiere al eje ético y filosófico de la obra: ¿Qué se quiere decir? ¿Qué se denuncia, se celebra, se transforma? Santana guía a sus alumnos a identificar el núcleo temático que justifica la existencia del texto.

-Paisaje experiencial: La vivencia del autor. Rodolfo cree que el dramaturgo debe implicarse emocionalmente, que el texto debe nacer de una urgencia, de una necesidad de decir. No se trata de escribir por escribir, sino de escribir para sanar, para resistir, para iluminar.

Investigación y Conflicto.

Santana era riguroso con la investigación. Antes de escribir, sus alumnos debían sumergirse en el contexto: entrevistar, leer, observar, vivir. El texto dramático no puede ser una invención superficial, sino una construcción informada y sensible.

El conflicto, para él, es el corazón del teatro. Pero no cualquier conflicto: debía ser humano, ideológico, ético. No basta con que dos personajes se peleen; deben representar fuerzas en tensión, visiones del mundo que chocan y revelan algo profundo.

Este método no es solo técnico: también es ético. El teatro debe ser verdad, aunque duela.

Rodolfo Santana

Legado en Guarenas y más allá.

En su pueblo natal, Santana funda el Centro de Dramaturgia venezolano Armando Urbina. Algunos de sus alumnos se mantienen con él durante de 10 años. En clase manifiesta: “Vengo a quedarme en mi pueblo Guarenas, a morir y ser sepultado donde nací.” Allí forma escritores que hoy son premiados algunos de ellos como César Rojas, Elio Palencia, Gustavo Ott, Néstor Caballero, Roberto Azuaje, José Gregorio Cabello, Marco Purroy, Loida Pérez, Ligia Álvarez, Héctor “Bongó” Castro, Pablo García Gámez, Eduardo Bravo, Noreida Flores, Marina López, Gregorio José Milano, Fernando Nieves, Maria González y el autor de este homenaje, entre otros. Su legado no está solo en los libros, sino en las voces que siguen escribiendo desde la calle, desde la fe, desde el conflicto.

Testimonios.

Néstor Caballero, dramaturgo y amigo entrañable de Santana, dijo: “Él desarrolló lo que pocos logran: una estética del marginal, del que siempre ha sido obstruido. Nunca se guardó sus conocimientos. Cada taller era una siembra.”

Guillermo Schmidhuber, colega mexicano, recuerda: “Rodolfo tenía el pelo ensortijado y hablaba con todos. Su obra me dolió porque ambos habíamos leído a Brecht. Nos unía el dolor social. Él ideó el formato de talleres por correspondencia para dramaturgos emergentes. Era generoso, humilde, aunque la vida se le hacía nudo.”

Edgard Antonio Moreno Uribe, Rodolfo como es Santana: apuntes para la historia del teatro en Venezuela.  En este libro publicado por Kairos Producciones (1995), Moreno Uribe, crítico teatral y periodista cultural. ofrece una mirada íntima y rigurosa sobre Santana. Allí afirma: “Rodolfo Santana es el dramaturgo que mejor ha sabido traducir el dolor social venezolano en estructuras escénicas de alto impacto. Su teatro no es solo denuncia: es método, es ética, es poesía del conflicto.” Moreno Uribe destaca cómo Santana convirtió la marginalidad en estética, y cómo su obra se nutre de una profunda investigación sobre el lenguaje popular, la historia política y la psicología del oprimido.

Leonardo Azparren Giménez, —uno de los más respetados teóricos del teatro venezolano— en “Rodolfo Santana: rebelde y anárquico”, ensayo publicado en Trópico Absoluto (2024), escribe: “Santana desarrolló una dramaturgia que encarna la crisis del sujeto latinoamericano. Sus personajes están siempre obstruidos, marginados, pero no vencidos. Su teatro es el lugar donde el fracaso se convierte en resistencia.” Azparren lo vincula con los movimientos de 1968 (Mayo francés, Primavera de Praga) y lo considera el dramaturgo que mejor encarnó la rebelión estética y política en Venezuela. También lo reconoce como el creador de una metodología que dignifica el proceso de escritura teatral desde la investigación y el compromiso.

Para el dramaturgo Tomás Jurado Zabala: “Rodolfo no enseñaba desde el pedestal, sino desde la calle. Desde el periódico arrugado, desde la imagen que dolía. Él me enseñó que el teatro no se escribe con tinta, sino con sangre. Que cada personaje debe tener un objetivo, sí, pero también un abismo. Cuando llegué a su taller en Guanare Estado Portuguesa, yo solo tenía preguntas. Él me dio método, pero también coraje. Me dijo: ‘No escribas para agradar. Escribe para que el público se incomode, se reconozca, se transforme.’ Rodolfo no era solo dramaturgo. Era sembrador. Y yo soy parte de esa cosecha. Cada vez que escribo una escena, escucho su voz: ‘¿Dónde está el conflicto? ¿Dónde está la verdad?’ Su teatro no fue cómodo. Fue necesario. Y su legado vive en cada obra que nace desde la herida, pero también desde la esperanza.”

***

Ejercicio dramatúrgico de J.E. Espinoza.  Escena “La imagen y la herida”.

Personajes:

RODOLFO, maestro dramaturgo.

DISCÍPULO, joven escritor.

VOZ CRÍTICA, espíritu de la crítica teatral.

VOZ DEL PUEBLO, eco de Guarenas.

Escena I

Espacio: Un aula vacía. En el fondo, una silla, un periódico viejo, una vela encendida.

DISCÍPULO: Maestro, ¿cómo se empieza una obra? ¿Desde el dolor, desde la rabia, desde el sueño?

RODOLFO: Se empieza desde una imagen. Una idea. Pero que duela. No escribas de lo que no conoces. Lee el periódico. Allí está la tragedia que nadie ve. Una noticia puede ser teatro… si tienes el valor de investigarla.

VOZ CRÍTICA: (desde la penumbra) Rodolfo Santana convirtió el fracaso en estética. Sus personajes no son héroes: son sobrevivientes. Su teatro no es consuelo. Es confrontación.

RODOLFO: Primero la sinopsis. La premisa. El principio, el nudo, el desenlace. Luego la segunda sinopsis. Y después… la escaleta. Pero si no investigas, no hay obra. El personaje tiene un objetivo. Pero también obstáculos. Y tú, como autor, debes amarlos… incluso cuando se destruyen.

DISCÍPULO: ¿Y si el conflicto es demasiado grande? ¿Si el país se cae a pedazos?

RODOLFO: Entonces escribe más rápido. Porque el teatro no espera. El teatro es el lugar donde el país se explica.

VOZ DEL PUEBLO: (como eco coral) Rodolfo nació en Guarenas. Y allí sembró dramaturgos. Nos enseñó que el teatro no es lujo. Es necesidad.

VOZ CRÍTICA: Edgard Moreno Uribe lo dijo: “Su teatro traduce el dolor social en estructuras escénicas de alto impacto.” Y Leonardo Azparren lo confirmó: “Sus personajes están marginados, pero no vencidos.”

RODOLFO: (mirando al discípulo) Escribe. Pero no para agradar. Escribe para que duela. Para que sane. Para que el teatro sea memoria… y no olvido.

          

*Jesús Eduardo Espinoza es profesor de análisis del texto dramático 
de la Escuela de Teatro Inés Laredo de Maracaibo.

 

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este profundo análisis sobre el maestro Rodolfo Santana. Es un homenaje muy merecido a su legado y a la influencia que ha tenido en el teatro venezolano. El artículo capta perfectamente la esencia de su dramaturgia, que va más allá de la simple narrativa para convertirse en un espejo de la sociedad y una conciencia viva. Me parece particularmente interesante la mención de su metodología de enseñanza, que integraba la síntesis escénica y el compromiso ético, porque demuestra que su labor no solo se centraba en la escritura, sino también en la formación de nuevas generaciones de artistas. Sin duda, un dramaturgo y un pedagogo que dejó una marca imborrable. ¡Gracias por compartirlo profe 🙌🏻!

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