Alberto de Paz y Mateo:
Un hombre del hecho teatral venezolano.
Por: Eduardo J. Bravo G.
En el
bullicioso corazón de Caracas, donde la cultura se entrelaza con la vida
cotidiana en un abrazo vibrante, donde el teatro va en una búsqueda de forma y
hechos relevantes, va irrumpir a mediados de la década de los cuarenta del
siglo XX, Alberto de Paz y Mateo enérgico como una figura singular en el teatro.
El eco de su voz vendría a retumbar en esta nueva tierra, consiguiendo un nuevo
hogar, del cual no se desprendería jamás,
Esta
nueva vida vendría a darle un nuevo escenario donde cumpliría todo lo que había
dejado en su tierra natal. Con miras a cambiar esa realidad. Alberto decidió
llevar a cabo su proyecto, que con el correr del tiempo pasó a hacer su gran
proyecto de vida. Donde con el tiempo fusionaría las influencias de sus grandes
maestros europeos, en este caso España, con una rica cultura arraigada en su
ser, lo cual va a trasmitir a esta nueva tierra que le abría los brazos con
mucha humildad. Sumergido en las enseñanzas, el espectáculo, al tiempo que
recopilaba anécdotas de su nuevo entorno. Buscaba esa forma de un teatro
venezolano, que comenzaba a ver otros horizontes de la realidad escénica.
El eco de su voz se convirtió en un símbolo de
lo que el teatro podía ser: un espejo donde la sociedad se viera reflejada, un espacio
de diálogo y transformación, de una forma que ya él traía aprendida, pero que
de la misma manera reforzaría, con sus enseñanzas, experiencias,
experimentaciones, que lo harían crecer junto a los otros hombres y mujeres del
teatro, también, venidos de otras tierras. Y así, la mayor contribución de
Alberto de Paz y Mateos al teatro venezolano no fueron solo su talento, sino su
capacidad de escuchar esas voces y convertirlas en arte. Con cada puesta en
escena, un nuevo eco surgía, resonando en los corazones de todos, recordando
que las historias valiosas siempre tienen un lugar en el escenario de la vida.
Alberto
había dedicado su vida al estudio del teatro; un viajero incansable, había
recorrido Europa y América, empapándose de las técnicas y enseñanzas de los
grandes maestros. Sin embargo, su verdadero talento, y lo que lo diferenciaba
de otros, era su capacidad para conectar las complejidades de esos métodos con
la esencia vibrante de la cultura venezolana. Durante su tiempo en Caracas,
viene a formar parte de ese grupo destacado, llegados de otras tierras, como
Juana Sujo, Gómez Obregón, Francisco Petrone, Horacio Peterson. Es esa la forma donde se va a renovar la tradición del teatro en Venezuela.
Ese gran aporte queda plasmado en la creación del Grupo de Teatro Experimental,
del Colegio Fermín Toro del Silencio; convirtiéndose,
para la época en una escuela esencial, para una gran cantidad de personas que
van a formarse como dramaturgos, actores, directores, y gente del hecho teatral
en así. Lo cual van a dejar un legado de mucha importancia en nuestra historia
del teatro venezolano contemporáneo. Dando ese empuje importante Alberto, de la
formación de estas personas, que darían mucho de qué hablar, tanto en el cine,
la televisión, la radio y por ende en el teatro.
Todo va a trascender en la
obra de Alberto de Paz y Mateo, una influencia que va a traspasar fronteras,
con una visión reflexiva en lo social y político de la cultura y el teatro en Venezuela.
Para ese momento va a estar en la vanguardia del hecho teatral que va a
resguardar y consolidarse como una figura imprescindible en la historia del
arte escénico.
En tanto, la forma que germina un ser
hacia el mundo es el hecho de ver la luz que presenta el mundo, es el hecho del
nacimiento y con ella comienza una carrera de vida que va transformando su
existencia. En los albores del 29 de septiembre de 1547, las campanas de la
iglesia resonaban al unísono en Alcalá de Henares. En ese día consagrado a San
Miguel Arcángel, la vida comenzaba con un llanto estridente que rompía la
tranquilidad de un hogar humilde. En esa casa nació Miguel, de Cervantes
Saavedra, un niño que sería llevado por el viento de los sueños y las letras.
Desde su nacimiento, la luz del mundo
parecía brillar de manera especial para él. Las historias de caballeros héroes
se entrelazaban con los susurros de su madre, quien le hablaba de fuerzas
celestiales y batallas épicas. Miguen creció entre libros desgastados,
absorbiendo la sabiduría de aquellos que habían dejado huellas en la historia.
Su corazón ardía como el fuego que lo llamaba a crear. Con el tiempo su pluma
se convirtió en su espada. Su obra “El Quijote de la Mancha”, surgió como una
lucha, no solo contra la locura del mundo, sino como un grito de libertad en un
tiempo de oscuridad. Se convirtió en el caballero de la tristeza y el anhelo,
guiado siempre por la imagen del arcángel que lo había celebrado en su llegada
del mundo. Desde su nacimiento, la luz del mundo parecía brillar de manera
especial.
Así marcaba su vida con la muerte,
justamente el día de la Celebración de San Miguel Arcángel el príncipe de la
milicia celestial, el arcángel que va a conducir las fuerzas del mal. Un hecho
icónico que la iglesia latina celebra. Ese ser acompañante de los ejércitos de
Dios contra los paganos y los ataques de los adversarios. Su Postulado lo
coloca como uno de los más importantes de los siete Arcángeles. Representado como un guerrero angelical que
viste una armadura y sostiene una espada, con sus alas que presenta la primacía
en el aire. Del mismo modo, alas son las que un avión necesita para estar en el
aire, por tal motivo el día 29 de septiembre se conmemora el día nacional
de la aviación civil de Venezuela en
honor al primer vuelo realizado por el
piloto Frank Boland en territorio venezolano.
Es
en esta fecha tan emblemática, del 29 de septiembre de 1967, que nuestro hombre
de teatro, Alberto de Paz y Mateo va a
dejar este mundo buscando otros horizontes en los umbrales del cielo.
Comprendiendo la muerte como algo más de la vida. En su arduo trabajo de los
escenarios. Alberto ha aprendido a mirar la vida como una obra de teatro, con
diferentes actos. Sabe que cada acto tiene su belleza, su esplendor y que cada
final es un nuevo principio. Tal vez, mientras observa las distancias entre el
cielo y la tierra, su mente vuela hacia lo desconocido.
Un viaje, que en primer momento, sería
hacia México en septiembre de 1967 para dirigir una obra de repertorio, para
luego seguir hacia Madrid a darle una visita a su madre. Pero justo al llegar al aeropuerto, se
regresa por complicaciones de salud. Mientras el médico lo observa, para saber
su mal. Se dice así mismo, “la muerte es un cambio de escenario”. Un dolor
inmenso en el pecho, lo coloca entre el abismo del proscenio y los umbrales del
cielo, donde se cerrará un capítulo. Los viajes hacia México y Madrid han
cambiado de rumbo, hacia el llamado viaje eterno. Entre ese dolor fuerte en el pecho. Quizá,
revuela en su mente recordando las noches
en que el teatro estaba lleno, el aplauso del público resonando en sus
oídos. Cada función es un pequeño viaje, pero siente que la vida le ofrece un
viaje mucho más grande. La muerte, que para muchos es un final, para él es un
nuevo comienzo. Al caer la tarde, Alberto de Paz y Mateo siente una paz
inmensa. U infarto fulminante cierra sus ojos de la vida, pero dejando un
legado que será eterno en los escenarios del mundo.
Hoy 29 de septiembre de 2025, a 478 del
nacimiento de Cervantes, se conmemoran 58 años de la muerte de este ilustre
hombre de teatro venido desde la querida España. La
luz de este insigne hombre del teatro venezolano se apagaría antes de viajar a
México y Madrid.
Por tal motivo, este
recuento de su historia legado, al
momento de llegar a Venezuela. Entendiendo que, el hecho teatral venezolano
está lleno de hombres y mujeres que llegaron a esta tierra en busca de un
futuro, de un mejor bienestar para su desarrollo profesional. Este fue el caso
de Alberto de Paz y Mateo, un hombre aguerrido que cruzó el océano en busca de
una nueva oportunidad para realizar su vida y su mundo artístico. Es importante
saber que Alberto de Paz y Mateo fue abogado de profesión. Este hombre nació en
Ponferrada, León, el 17 de enero de 1915. En sus inicios, Alberto de Paz y
Mateo tuvo una vida ligada al ámbito administrativo, por el trabajo que
desempeñaba su padre, quien fue Fiscal de la Audiencia de A Coruña y, tiempo
después, Fiscal General de la República; lo cual contribuyó a su rigurosa
formación. Paz y Mateo comenzó sus estudios de bachillerato en A Coruña, en el
colegio de los Hermanos Maristas y también en el colegio francés.
Luego de un proceso
muy intenso de estudio, Paz y Mateo, se trasladó a Madrid, donde cursó Derecho
en la Universidad Complutense. Este evento tuvo lugar en 1931. Allí, tras mucha
dedicación, obtuvo la licenciatura en 1936. Todo esto sucedió en los albores
del gran estallido de la Guerra Civil Española, provocada por la rebelión
militar del general Franco. Paz y Mateo participó en la compañía teatral
estatal “La Barraca” de Federico García Lorca. Un hombre que comenzaba su
carrera artística con uno de los grandes dramaturgos y hombres de teatro de la
España de aquella época. Aunque era abogado de profesión, desde muy temprano
mostró inclinación por el arte y, en especial, por el teatro. Su padre era
Alberto de Paz y Mateo y su madre, Guadalupe de Paz.
Dentro de aquel país
convulsionado por las muertes, destierros, torturas, desolación y hambre, se ve
obligado a exiliarse. Luego de una intensa proeza, Alberto emprende el camino
del exilio. Primero llega a Francia, donde estuvo internado en el campo de concentración
de Argelès-sur-Mer, hasta que pudo establecerse en París. Después de una fuerte
reflexión, emprende su camino, cruzando el mar hacia América, a un joven país
latinoamericano como República Dominicana, llegando en noviembre de 1939. Allí
consigue trabajo en Radio Dominicana, medio que para la época gozaba de mucha
preferencia entre los dominicanos. A la par, trabajaba como visitador médico.
Su estadía en la
República Dominicana le llevó a teatralizar varios escritos. Publicó un libro
de poemas, “Canto en cinco variaciones”, efectivamente de tema saudosista. Esto
contrasta con la sociabilidad del autor y su buen humor, dado que Alberto de Paz
y Mateo tenía ese humor visceral, una manera de ver la sociedad que le permitía
hacer sonreír y también sufrir mediante el humor que cotidianamente llevaba
consigo. Hasta 1945, Alberto de Paz y Mateo estuvo en República Dominicana.
Vicente Lloréns lo presenta así al publicar “Memorias de un emigrante” (Santo
Domingo, 1939-1945). En Santo Domingo publicó una obra breve, “El marinero
ciego”, con cartel anunciador y decoraciones de otros exiliados, en una
editorial imaginaria que él llamaba la editorial de “Saudade”. Tuvo el gran
apoyo de Eugenio Fernández Granell. Su pasión por el arte de la escritura y la
representación lo llevó a buscar nuevos amigos y contactos en esta isla.
Colaboró con una revista de Santo Domingo, “La Poesía Sorprendida”, entre 1943 y
1945. Pero esta colaboración no la realizó solo; también colaboraron otros
compatriotas de su querida España, exiliados como él: Jorge Guillén y Juan
Ramón Jiménez. También colaboraron con Cuadernos Dominicanos de Cultura (1943).
Su estadía en la República Dominicana va a dar un giro cuando conoce a un
diplomático venezolano que lo invita al país. Invitación que no se hizo
esperar, y ese mismo año, en febrero de 1945, arriba a La Guaira,
posteriormente designado director del Grupo de Teatro Experimental del Liceo
Fermín Toro.
En 1945 viaja a Venezuela, convirtiéndose junto a Jesús Gómez Obregón
(1947), Juana Sujo, Horacio Peterson (1949) y Francisco Petrone (1952), en un
agente clave de la nueva realidad y los cambios de modernización del montaje y
la formación teatral, la iluminación y la escenografía. Cada uno va a nutrirse
de las nuevas técnicas, conjuntamente con las tendencias plásticas. En sus
conocimientos traen el método de Konstantin Stanislavski. Esto dio forma al
cambio en la manera en que actores y directores venían realizando sus montajes
teatrales, en cuanto a la actuación y el movimiento escénico. Cabe destacar que
la dirección escénica en Venezuela comienza a verse desde adentro, método que
era muy poco conocido en el país. Alberto de Paz y Mateo da una visión, para la
época, de magia escénica. Toda la estética de la composición plástica va a dar
un nuevo giro, nuevos conceptos, así como el concepto del cuerpo humano en la
escena y la organicidad de la estructura en la actuación. Estos cuatro
personajes, venidos del extranjero, van a dar un giro muy significativo al
hecho teatral venezolano.
Los conocimientos de
estas personas van a alimentar la escena teatral, generando un movimiento que
daría lugar a los cambios que necesitaba el teatro, tanto en formación como en
actuación, dramaturgia y, muy significativamente, en el arte de la puesta en
escena. Es el momento en que se comienza a conocer a grandes teóricos y
metodólogos del arte de la actuación, la dramaturgia y la dirección. Alberto de
Paz y Mateo realiza un estudio exhaustivo referido al teatro venezolano, sus
avances y manera de ver este arte al momento de su llegada. Es cuando decide
dar fundamento a la agrupación teatral que le fue asignada, con miras al hecho
experimental, a dar forma, de manera rigurosa, a los estudios, la formación y
la práctica escénica que ya había conocido en España junto a Federico García
Lorca. Su reflexión profundiza el trabajo del grupo de Teatro Experimental en
el Liceo Fermín Toro. Allí se halla una gran cantidad de jóvenes dispuestos a
escuchar y conocer nuevas formas del hecho escénico. Entre esos muchachos se
encuentran Román Chalbaud y Nicolás Curiel; hombres que más tarde darían mucho
que hablar de las enseñanzas y formación de Alberto de Paz y Mateo.
Al recorrer cuatro años de arduo trabajo escénico en
el Fermín Toro. Con estos lleva a las tablas montajes de los entremeses de
Miguel Cervantes Los Dos Habladores, El retablo de las Maravillas
y Las Cuevas de Salamanca. De García Lorca (La casa de Bernarda
Alba, Yerma, La zapatera prodigiosa, Amor de don
Perlimplín con Belisa en su jardín, Doña Rosita la soltera, protagonizada
por la joven actriz Lupita Ferrer), Eugene O'Neill, Ramón del Valle-Inclán,
Lope de Rueda, Lope de Vega con La dama boba. Así como algunas
obras de teatro que se escribían en Venezuela en la época, de la pluma de
Nicolás Curiel, Román Chalbaud, Luis Peraza e Ida Gramcko. Esto la va a situar
dentro de la vanguardia del teatro venezolano. Su llegada al país genera un vuelco
muy significativo para las artes escénicas en Venezuela. Da a conocer autores
realistas y es el iniciador del teatro como espectáculo.
Se debe destacar, entre sus montajes iniciales, el
montaje de Electra de Sófocles, obra que fue escenificada en el Aula Magna de
la Universidad Central de Venezuela, lo cual proporciona una excelente
comprensión del montaje de una obra clásica con este estilo. Esta
representación tuvo lugar en 1955. También llevó a escena la obra de Jean
Cocteau, “El bello indiferente”, de la cual hizo la traducción. En ella
participó como actriz principal Juana Sujo. Posteriormente se enfrentó al texto
de Eugene O'Neill, titulado Todos los hijos de Dios tienen alas.
Su incansable trabajo lo convirtió en un referente del
arte teatral venezolano, gracias a su gran cantidad de puestas en escena que
dejaron huellas con montajes muy importantes. Los nuevos estudiantes
compartieron con Alberto de Paz y Mateo este crecimiento en la escena del arte
dramático, que supuso un cambio de rumbo en la forma de representar el hecho
teatral en Venezuela.
Alberto de Paz y Mateo, había descubierto su gusto por
lo caribeño tras llegar a República Dominicana, donde se quedó y experimentó
nuevas formas. Al llegar a Venezuela, sintió la necesidad de contribuir. Se
inspiró y allí comenzó su gran labor artística en este país. El gusto por
Venezuela lo había cautivado. Entre 1950 y 1957 se dedicó como director
artístico, convirtiéndose en el primero de la recién estrenada Televisora
Nacional.
Televisora que tuvo su estreno oficial el 22 de marzo
de 1952, inaugurada por el dictador Marcos Pérez Jiménez bajo la frecuencia del
canal 5. Cabe destacar que el mismo día de la inauguración los equipos fallaron
y tuvieron que posponerla; su apertura se dio el 1 de enero de 1953. También se
estrenaron dos canales más, pero con fines comerciales: una de ellas fue la
televisora TeleVisa (que no tiene nada que ver con la cadena de televisión
mexicana), la cual ocupó el canal 4, y luego, el 15 de noviembre, Radio Caracas
Televisión (RCTV), primero en el canal 7 y posteriormente cambió al canal 2.
Alberto de Paz y Mateo llegó a ser reconocido como un
excelente director de televisión, dado que sus aprendizajes y prácticas
teatrales le permitieron incursionar en esta nueva narrativa televisiva. No
obstante, José Luis Zarzalejo fue el primer director puesto en el aire. También
Román Chalbaud formó parte de la televisión como asistente de dirección de
Alberto de Paz y Mateo; a su vez, llegó Juan Lamata, quien culminó siendo
directivo de RCTV. César Bolívar, discípulo de Román Chalbaud, es considerado
uno de los mejores, con Sangre Azul y luego Estefanía. Este trabajo excepcional
dio a las autoridades un visto bueno para nuestro hombre de teatro, colocándolo
como director artístico de la TV Nacional en 1952, un medio que comenzaba a dar
sus grandes frutos en Venezuela.
Ciertamente, se debe indicar que el paso por la
televisión fue fundamental para el desarrollo de esta nueva forma escénica de
la televisión venezolana.
La visión modernizadora que imprimió Alberto de Paz y
Mateo a la escena venezolana, tanto en el teatro como en la televisión, va a
ser de mucha relevancia, dado que apostaba a la unión de estas dos artes con el
público.
Ahora bien, es importante mencionar un área en la que
Alberto va a incursionar de manera muy breve, pero que dio sus pasos en este
género artístico: la danza. Una evidencia de ello se nota desde sus inicios en
este país, dado que el Club del Ballet, proyecto artístico que levantó revuelo
a mediados de los años cuarenta, coincide con la llegada de Alberto de Paz y
Mateo. En él participaron los bailarines Henry y Luz Thomson, quienes habían
venido del Ballet Ruso del Coronel de Brasil. Estos habían actuado en
Venezuela, se quedaron y fueron quienes crearon la cátedra de Ballet del Liceo
Andrés Bello.
Ahora, en este grupo había tomado parte el joven
bailarín Vicente Nebreda. Allí intervino Alberto de Paz y Mateo, realizando la
dirección escénica; también estuvo a cargo del diseño de escenografía y
vestuario. Por esos mismos años se encargó de la dirección de los primeros
programas del Retablo de Maravillas, donde también actuó la talentosa Yolanda
Moreno, así como en el Teatro de Danza que dirige Grishka Holguín. Al hecho le
había quedado el gusto por la danza. Luego de la presentación realizada por el
grupo mencionado anteriormente en el Teatro Municipal.
Con Alberto de Paz y Mateo, el público venezolano
comenzaba a sentir y a ver una nueva manera y forma de las puestas en escena
que se venían presentando desde las décadas anteriores. Esto dio un realce a la
escena nacional, lo cual contribuyó a que una gran cantidad de estudiantes comenzarán
a frecuentar e investigar este hecho teatral que ya venía avanzado en la escena
nacional.
Nuestro hombre de teatro, Alberto de Paz y Mateo,
también cruzó las fronteras hacia Norteamérica en 1958, donde pasó un periodo
muy corto. Allí fue nombrado asistente de la cátedra de Literatura de la
Universidad de Wyoming, Laramie, Estados Unidos. En este país dictó cursos de
literatura dramática y también cursos sobre narrativa contemporánea,
especialmente en el género de la novela. Asimismo, tuvo la oportunidad de
viajar a Hollywood. Su actividad radial y televisiva lo llevó a encontrarse en
este país con un arduo trabajo en la National Broadcasting Company,
Incorporated (NBC), una de las cadenas de mayor rango para la época, con varias
cadenas de radio y televisión. Trabajó en el departamento de traducción,
adaptaciones y diálogos de la empresa cinematográfica Warner Bros. Este hombre
era un eminente dialoguista, poniendo sus servicios al conocimiento del cine,
la narrativa y el arte dramático.
Decide volver para, con nuevas experiencias y una
nueva forma de ver el arte de la literatura, el cine y la narrativa, presentar
esas experiencias en la escena venezolana.
Después de su retiro de la Televisora Nacional, se
dedicará a fondo al teatro: a formar actores, hombres críticos y directores, y
a dar clases en la universidad, así como a la representación de obras
teatrales. En 1959, tras su regreso de Estados Unidos, durante la celebración
del I Festival de Teatro de Caracas, llevó a escena dos obras con distintos
grupos: la Federación Venezolana de Teatro, que presentó Abigail de
Andrés Eloy Blanco, y el teatro Los Caobos, que representó Chuo Gil de
Arturo Uslar Pietri.
Cabe destacar que, para el 4 de junio de 1962, estrenó
en el Teatro Municipal de Caracas su obra “El acordeón”, un monólogo escrito
para un actor capaz de satisfacer las exigencias de dicho texto dramático. El
hecho teatral estaba muy imbuido en Alberto de Paz y Mateo, razón por la cual
decidió abandonar su cargo de director artístico para dedicarse plenamente al
proceso y crecimiento del hecho teatral venezolano y su puesta en escena.
Su gran actividad teatral
y televisiva lo llevó a crear su grupo, fundando la compañía de teatro Nuevo
Grupo; esto tuvo lugar el 27 de septiembre de 1967, sin saber él que este
evento coincidiría días más tarde con su muerte. Carmelo Castro argumenta que:
El 14 de
septiembre del mismo año, Lourdes Canales, Administradora del Teatro de
México, le invita a dirigir una obra del repertorio clásico español sobre
el escenario del viejo convento de Alcoma, edificado en el siglo XVI.
Iría a México pero primero pensaba trasladarse a Madrid a visitar a su
madre pero todos sus planes dan al traste cuando el día 27 tiene que
regresar del aeropuerto al no poder salir de viaje por sentirse mal. Dos
días, después, el jueves 29, en el preciso instante en que es que examinado
por un médico, le sobreviene un devastador infarto al miocardio que acaba
con la vida del gran artista. (p, 2).
La luz de este insigne
hombre del teatro venezolano se apagaría antes de viajar a Madrid. Viaje que
tenía previsto realizar para algunos asuntos personales, pero también para
encontrarse con su patria y, de esta forma, traer esos nuevos acontecimientos que
se estaban dando en España. Se anunció la muerte de Alberto de Paz y
Mateo. Sus restos fueron velados en un salón de ensayos del entonces Teatro de
Cámara de Caracas, el cual más tarde se bautizó con su nombre, tal como lo
conocemos hoy en día, como un merecido homenaje. Veintidós años dedicó este
hombre, venido de España, al arte escénico venezolano, tanto en el teatro, la
televisión y la danza, dejando un gran número de hombres y mujeres que
siguieron su legado, dando hasta hoy frutos de una formación rigurosa, asertiva
y significativa para el desarrollo del arte en Venezuela. Es importante mencionar
que Alberto de Paz y Mateo se va sin poder culminar dos grandes proyectos, que
no se pudieron efectuar por no contar con la producción del INCIBA. Eran La
Celestina de Fernando Rojas y una versión de su autoría del Quijote de
la Mancha de Miguel de Cervantes, que tituló, El Caballero de la Triste
Figura.
No obstante, mucho antes
de su nombramiento en honor a Alberto de Paz y Mateo, cabe señalar que dicho
teatro fue diseñado el 7 de septiembre de 1967 se realizó la inauguración del
Teatro de Cámara de Caracas, nombre inicial del recinto, con una actuación del
Ballet Nacional. Hacia finales de ese mismo año cambió su nombre por el de
Teatro Alberto de Paz y Mateo en memoria del director recién fallecido.
El diseño de esta
edificación, especialmente concebida para las exigencias de la formación en
danza, fue realizado por Ramón González Almeida, arquitecto de origen
paraguayo. El Teatro Alberto de Paz y Mateos posee también, dentro de su
historia, una originaria vinculación con la danza. Fue construido durante los
primeros años sesenta por iniciativa personal de Margot Contreras, fundadora y
directora de la Academia Interamericana de Ballet, centro de estudios
determinante en la profesionalización del ballet clásico en el país.
En conclusión, así avanza
la historia de este hombre insigne venido desde España para enarbolar su mundo
creador en el arte, dejando una trayectoria que daría lugar a los avances en el
arte escénico representado, luego en los hombres y mujeres que formó en su paso
por Venezuela. Por tal motivo, algunos estudiosos del arte teatral venezolano
lo consideran como un hombre de cambio, un hombre transformador y pujante que
se abrió paso ante cada reto que se le presentaba, pero que jamás dejó de lado
el cumplimiento de lo que él sabía hacer muy bien: la sustancia del arte
escénico, su dirección, formación y mundo creador.
Hoy, Alberto de
Paz y Mateo, sigue su legado, tanto por lo aportado en materia de enseñanza de
una gran cantidad de hombres y mujeres que han dejado su huella en este arte
escénico, televisivo, radial, cinematográfico, apuntando también a la danza.
Sino que el nombre de un teatro lleva su nombre. Y bajo ese cálido sol de Caracas, el Teatro Alberto de Paz y
Mateos se levanta como un faro cultural, un espacio donde las sombras del
pasado se entrelazaban con las luces del presente. Pero, es aquí donde debe
estar presente su legado, que un teatro no debe ser tomado por las elites
culturales y artísticas, sino que debe abrirse al ciudadano común, a aquellos
artista que de una u otra manera realizan trabajos artístico para su
crecimiento, y, en mucho de los casos, ven a éste teatro como una forma que
pueda tenderle una , mano para su desarrollo creciendo y así formar parte de
ese legado, que de muchas formas debe dejar las huellas de los nuevos artistas
del hecho escénico venezolano. A medida
que los aplausos retumban, todos debemos comprender que el verdadero legado de
Alberto de Paz y Mateo no era solo su obra, sino el impulso inquebrantable que
debe brindar a cada artista para encontrar su voz única. Así, el teatro renace
una, y otra vez más, como un hecho escénico, vibrante y eterno.
Fuentes Bibliográficas
Venezolana del siglo XX. Editorial Melvin. Caracas, 1997.
Deporte. Editorial. Líderes Editores, s.a. Caracas, 1997.
Editorial. Instituto Municipal de Publicaciones.
Caracas, 2011.
1945 a 1955. Editorial. CONAC. Caracas, 1999.
Fuentes Electrónicas
Arias Solís, Francisco. Alberto
de Paz y Mateo. Publicado: 20
de marzo del
2010. Disponible en:
"franciscoarias.obolog.com". Consultado: 23 de abril de 2025.
Castro, Carmelo. Alberto
de Paz y Mateo, 40 años de ausencia. Publicado: 2
de octubre de 2007. Disponible en:
"tinternet.blogia.com". Consultado: 23 de abril 2025.
Datos biográficos: Alberto
de Paz y Mateo. Disponible en:
"www.venezuelatuya.com". Consultado: 23 de
abril de 2025.
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