11.9.25

Los cuatro de Copenhague, por David Ortega

 Los cuatro de Copenhague


David Ortega

Hoy 10 de septiembre de 2025, tuvimos la oportunidad de asistir a la presentación del preestreno de la obra teatral Los cuatro de Copenhague de la distinguida dramaturga de Maracaibo Lolimar Suárez Ayala, realizada en la sala Román Chalbaud del Teatro Alberto de Paz y Mateos, en Caracas.


Se trata de una puesta en escena dirigida por Luis Domingo González, asistido por Alejandro Capote y producida por Carla Báez, e interpretada por Luis Enrique Torres, en el papel de Jesús Iván, exmilitar que es mencionado en la obra con el apodo de García Márquez, quien le escribe cartas a su amor imposible de la juventud con la esperanza de reencontrarse; Gerardo Luongo, quien asume el personaje Giuseppe, un italiano que ha perdido a sus amigos que se han ido;  Andersson Figueroa, actuando el personaje Popeye, un  pescador jubilado que no deja de recordar a su madre y la mar; César Castillo, representa a Mauricio, un “malandro viejo” y expresidiario jugador de carreras de caballo; y cuatro actores secundarios representan conjuntamente el personaje de Vladimir (el cuidador de los viejos que moran en la casa). Además, se incorpora un personaje referencial (Rosa María Calderón de Vargas) que se le aparece a Jesús Iván en sus sueños, interpretado por Irmary Mota.

Estos personajes de avanzada edad, creados por la autora con un lenguaje literario y del habla propio de cada personaje, viven en la casa de Giuseppe, que la ha convertido en el “Ancianato Copenhague”, para compartir sueños y esperanzas en los últimos momentos de vida terrenal, y como corolario final la ensoñación mayor: la vida eterna para seguir estando juntos. Así que, cada escena transcurre en recuerdos del pasado que marcan momentos significativos en la vida de los personajes.

En algunas escenas se dejan escuchar piezas musicales latinoamericanas que traen a la mente recuerdos memorables, y fondos polifónicos que sirven de transición entre una escena y otra. La iluminación bien lograda en cenital y laterales en combinación con la utilería utilizada, producen una atmósfera de alucinación a los ojos de los espectadores. Sobre el escenario nos deslumbran admirablemente los cuatro largos cubos de tela blanca transparente que hacen las veces de dormitorios separados, una mesa de juego de dominó con tres sillas, y cuatro pipotes de agua que sirven para el baño de los personajes desnudos al inicio de la obra.

Esta obra está en temporada del 11 al 28 de septiembre en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, sede de la Compañía Nacional de Teatro. En verdad merece ser disfrutada. 


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