2.9.25

De críticos y críticas, Pablo García Gámez

 De críticos y críticas

 

Pablo García Gámez

Como principio, no participo en polémicas: la mayoría de las polémicas comienzan hablando sobre un tema para terminar en descalificativos ajenos al objeto en cuestión.  Sin embargo, hago una excepción ya que una de las personas que interviene en una discusión me escribió en mi carácter de editor de Miradas al Escenario y como tal debo responder.

El 30 de agosto este blog publica una nota -originalmente aparecida en Facebook- firmada por Bartolomé Cavallo: “Rengifo en Femenino: sin petróleo ni federación” en la que el teatrero comenta sobre una presentación realizada el día anterior en el Conservatorio de Música de Maracay.  En ese texto, Cavallo aclara no tener los créditos del espectáculo, razón por la que no transcribe los nombres del elenco y de la dirección.  En segundo lugar, se refiere al trabajo actoral como “lineal y simple” y señala la deficiencia acústica del espacio.  Por último, el autor, confiesa no tener información y especula que una de las obras presentadas en Maracay durante el festival en agosto representará a Aragua en la segunda etapa del Festival de Teatro Venezolano en Caracas.  Le parece que esta producción no es la más representativa del teatro aragüeño.

Las referidas son las partes controversiales del escrito que dan pie a la polémica en Facebook.  Una de las personas en desacuerdo con el crítico me envía un mensaje aconsejando revisar a los autores y notas que publican en el blog refiriéndose al escrito de Cavallo de “sesgado, personalista, sin argumentos, [con] descalificaciones e insultos”. 

La misma persona comenta que el público: “…se conmovió, disfrutó y aplaudió de pie en agradecimiento del montaje y sus actrices” lo que además de creer, celebro porque celebro que el ritual del teatro atraiga y cautive.  Sin embargo, el mensaje da para pensar cuán ausente ha estado la crítica teatral: es frecuente que un crítico -o critica- no comparta los mismos criterios que el resto de los espectadores.  ¿Por qué? Porque cada espectador interpreta lo que sucede en escena y en el caso del crítico, éste utiliza una serie de herramientas, dadas por la experiencia, para su interpretación del acto escénico.  La persona aconseja “…no dar por sentado que lo que ese individuo escribe sea la verdad”.  Y le doy la razón: en “Rengifo en Femenino” hay una verdad por cada espectador.

Considero necesario refrescar los principios del oficio crítico.  Mark Fisher en How to Write about Theatre señala que “Un crítico es un pensador, alguien que presenta reflexiones sobre la producción en un contexto más amplio, menos preocupado con sus fortalezas y debilidades que con lo que significa dentro del gran esquema de las cosas, brindando historia, filosofía, estética, política, sociología y cualquier otro saber que ilumine el trabajo”.

Reviso el artículo y encuentro que Cavallo responde, a su manera, las tres preguntas de Manzoni adjudicadas a Goethe esenciales en el ejercicio crítico:

1-¿Qué intentaron hacer los teatreros?

2-¿Cuán bien lo hicieron?

3-¿Valió la pena? (Fisher, 20).

“Rengifo en Femenino: sin petróleo ni federación” responde a los tres cuestionamientos.  El autor, el mismo con alrededor de cinco décadas como teatrero, el mismo de “¿Hay una dramaturgia de la Revolución en Aragua?” (disponible en este blog) no comparte el mismo criterio adjudicado al resto de los espectadores y está en su derecho. 

Y efectivamente, para el crecimiento de nuestro teatro es necesario a veces polemizar teniendo siempre presente el objeto de la discusión. Lo ajeno a esa función teatral es innecesario.  

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