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7.12.25

Teatro Estable de Maracay: Huellas, sudores y candores, por Rubén Joya

 Teatro Estable de Maracay: Huellas, sudores y candores.

 

Por Rubén Joya

Nada los detiene. La historia de las artes creativas lo sabe.

Aragua, Venezuela y otras fronteras, también. Van y vienen de un lugar a otro con los sueños escénicos a cuestas. Pasa mucho y poco. Mucho, porque dan más de lo que tienen, y poco porque la realidad no necesita decir menos de lo que reciben.

Incierto e impreciso por las tormentas que lo acechen, el TEM llega a dónde quiere por sus propios medios dentro del marco de las circunstancias que sean.  La creación es un murmullo imposible de silenciar. Eso es aplaudible, celebrable.

Concebir el sentido de su propia existencia durante cincuenta y ocho (58) años no se puede razonar con lógicas habituales, pero la convicción propia, la reinvención y divinidad creativa nos da razones de sobra que enaltecen la cultura en el estado, de su gente y de tantos artistas que han dejado su huella indeleble por esa “Caja Negra” de vaivenes migratorios: infortunio sin comparación en su historia.

Aunque Homero haya dicho que “el genio se descubre en la fortuna adversa”, el Teatro Estable de Maracay debe tener por dicha, valía y mérito una sede digna, propia de una institución representante del teatro, la más importante sobreviviente en tiempos dónde la vida no sabe qué coño hacer con su vida.

El Teatro Estable de Maracay, es un modo de sabernos memoriosos. No es una obra de Beckett, ni son un grupo de cómicos obligados a representar una obra sin saber por qué, ni esperan que en la nada más absoluta siempre quede algo. No. Pero a la señora “Winni” (la institución) parece que le basta con saber que están ahí, que siguen vivos, y ya.

El TEM, señores, es un grupo de pocos que, en vez de tenderse, de dejarse abatir, siguen de pie, trabajando, soñando, imaginando y ovacionados por el público de todo el país.

¿Qué otra cosa falta para que se den cuenta?

El arte contradice todo hecho nefasto del mundo…

Perdón, El Secretario, Francisco Xavier de Dios, va a proceder a declarar un intermedio.

FRANCISCO XAVIER: (Tras una pausa) Se declara un intermedio.

Aplausos, TEM.

Rubén Joya

6.12.25

Teoría y teatro: Cuerpo, cerebro, cultura, por Freddy Antonio Torres González

 Cuerpo, cerebro, cultura.


Por Freddy Antonio Torres González

En el libro de Turner, Cuerpo, cerebro, cultura (1993), el autor intentó integrar en su teoría socio- antropológica del ritual, los datos y las instancias de la etología y la neurobiología, intentando poner a punto una aproximación globalizante, "bio-antropológica" que trata de conciliar necesidades culturales y necesidades biológicas, determinismo genético y aprendizaje

Turner también en su libro Antropología del performance, aclara que la complejidad del fenómeno ritual más allá de los paradigmas y de los cliché socio-antropológicos dice: los rituales no asumen solamente funciones sociales y culturales en tanto dramas sociales, es decir, dramatizando los conflictos y poniendo así a las comunidades en condiciones de superarlos dinámicamente, con la reintegración o con el caos o el cisma, y gracias a esto, "transformarse"; los rituales asumen también funciones biológicas y por lo tanto "transculturales" respondiendo a necesidades genéticamente determinadas y, por ejemplo, tiene que ver con los orígenes, la estructura de nuestro cerebro superior.

Los procesos creativos, los que generan nuevos conocimientos culturales podrían resultar de una coadaptación, quizás en el proceso ritual mismo de información genética y cultural.

En las teorías de la lateralización o del cerebro, bicameral, Turner hipotiza otra función biológica del ritual, consiste en permitir pasar del habitual sub utilización del hemisferio derecho del cerebro a una fuerte estimulación simultánea de ambos , con el llamado fenómeno rebote, el primer hemisferio es iluminado y luego apagado, para permitir que el segundo se ilumina y luego apagado.

La actividad rítmica del rito, con el estímulo sonoro, visuales, luminosos, pueden llevar al máximo estímulo simultáneo de ambos sistemas, haciendo que los participantes del rito sientan lo que los autores llaman "efecto positivo inefable" : (experiencia escénica: Freud); o éxtasis yoguica, o unión mística, (Cristiana); Satori (iluminación Zen); Luz interna (Cuáqueros); la conciencia trascendental (Tomas Merton) y el Samadi Yoga (Turner, 1993).

La función creativa y subversiva del ritual enfatizada para los para- chamanes del teatro como Grotowski, y Barba y también de la danza como Baush y otros , conciben y practican la estética para provocar efectos iniciaticos permanentes Schechner, 1999) en desventaja de su naturaleza de "medio para conocer el saber cultural y de los modelos individuales de comportamiento".

Animalidad y prácticas performativas.
Las prácticas performativas no podrán nacer de la combinatoria de retazos de viejos modelos sino del planteamiento de nuevos paradigmas epistemológicos.

La etnoescenologia.
Es una corriente nueva de ciencias del espectáculo propuesto por JM Pradier. Se ocupa primordialmente del "árbol del ritual" ideado por el director antropólogo, Schechner, es una visión evolucionista que simplifica la representación del entramado entre los distintos factores en juego tendiendo a desvalorizar todo en cuanto en el hombre y en sus rituales y performance hay de genéticamente determinado y de animalidad ligada a reacciones arcaicas y a necesidades biológicas primarias.

En las ritualizaciones humanas no hay solo comportamientos aprendidos sino también comportamiento genéticamente determinado movido por necesidades biológicas.

Pradier se esfuerza por demostrar la teoría biológica de la relación teatral actor-espectador:
a) existe una espectacularidad humana, en el mundo animal sustancialmente hecha de las relaciones de organismos vivientes en presencia de otros organismos como en las "danzas de cotejo".
b) La espectacularidad humana participa también de esta espectacularidad, de sus bases biológicas y de sus determinaciones genéticos.
c) por lo tanto los actores como los Espectadores envisten en la relación teatral, necesidades biológicas antes que culturales (sociales, estéticas, espirituales) elaborando determinismos biológicos.

En síntesis:
En el teatro, antes que los seres humanos pensantes dotados de neocorteza, somos también animales, o mejor organismos vivientes y, como tales, nos comportamos.

Cuando como espectadores se nos pone en presencia de otros organismos vivientes, se desata en nosotros reacciones físicas y cognitivas típicas, ausentes en otras situaciones: la Kinesterio o empatía muscular es una de éstas, en la medida en que es producida solamente por movimientos biológicos y reconocibles por los espectadores.

La importancia, para el actor, de la recuperación de la animalidad existe una amplia literatura del siglo XX desde Meyerhold, Grotowski, Suzuki a Barba.

Finalmente para Pradier, el comportamiento performativo es una elaboración altamente especializada de facultades y necesidades determinadas que se basa en aprendizajes culturales (actores-espectadores).

Freddy Antonio Torres González. Mérida 2025.

Guarenas. Bajo la Estrella de Navidad: Un nacimiento entre lo clásico y lo urbano

 Bajo la Estrella de Navidad:
Un nacimiento entre lo clásico y lo urbano

                


Por Jesús Eduardo Espinoza

La dramaturga y poeta Marta Elena Crespo, profesora de reconocida trayectoria, vuelve a demostrar que su obra se sostiene en el rescate de la identidad literaria y espiritual, enlazando la tradición con la realidad contemporánea. Su texto, narrado con sensibilidad y hondura, se convierte en el eje de un musical que ilumina la escena con metáforas de amor y paz.

Bajo la Estrella de Navidad se presentó con rotundo éxito la obra teatral en el Auditorio de la Escuela Técnica Rubén González, en Los Naranjos, con sala llena y gran entusiasmo de los asistentes.

El actor y director teatral Agustín Vallenilla asumió la partitura escénica con audacia, logrando una puesta que dialoga entre lo clásico y lo urbano. Su visión, acompañada por la dirección artística y coreográfica del maestro Fernando Réquez, dio forma a un nacimiento que se despliega en imágenes poéticas, capaces de despertar en los espectadores un sentido renovado de esperanza.

La producción general de Roberto Robaina sostuvo con rigor y entusiasmo un espectáculo que, más allá de su colorido y alegría, se convirtió en un acto de comunión cultural para la ciudad de Guarenas. La sala llena del auditorio de la Escuela Técnica Rubén González fue testigo de un montaje que no solo celebra la Navidad, sino que reafirma el poder del teatro como espacio de encuentro y memoria.

La presencia de Andreina Sánchez, directora de Cultura de la Alcaldía de Plaza, añadió un gesto institucional de apoyo a las artes, recordando que el teatro florece cuando la comunidad y sus autoridades lo abrazan.

Bajo la Estrella de Navidad no es solo un musical: es un canto a la identidad, un puente entre lo sagrado y lo cotidiano, y una metáfora viva de que el arte puede ser luz en tiempos de incertidumbre.   

Sinopsis.

Una estrella desciende sobre el pesebre, no como un astro lejano, sino como una luz que se abre camino entre calles, voces y realidades urbanas.

Marta Elena Crespo convoca la memoria bíblica del nacimiento del Niño Jesús y la entrelaza con la vida cotidiana, con los ritmos de la ciudad, con la esperanza que aún late en los pueblos.

El musical, dirigido por Agustín Vallenilla y coreografiado por Fernando Réquez, se convierte en un puente entre lo clásico y lo contemporáneo: un nacimiento que vibra en metáforas, que despierta imágenes de amor y paz, que ilumina con colorido y alegría a la comunidad de Guarenas.

La estrella no solo guía a pastores y reyes, sino también a los espectadores, recordándoles que la Navidad es encuentro, es identidad, es poesía viva que se fragmenta en lo sagrado y lo humano, en lo eterno y lo presente.    

Una estrella desciende, cruzando cielos y ciudades, hasta posarse en un pesebre humilde, donde nace la esperanza.

Entre lo bíblico y lo urbano, la luz se fragmenta en poesía: metáforas de amor, símbolos de paz, imágenes que despiertan al corazón.

El teatro se convierte en camino, la música en plegaria, y la comunidad en testigo de que la Navidad aún ilumina con su resplandor eterno.

La estrella continuará en escena durante este diciembre, iluminando a la ciudad de Guarenas con una excelente planta actoral que le dan vida la historia.


5.12.25

Maracay: Elías Osorio ¡Es una orden! , por Orlando Conde y enviado por Nebai Varinia Zavala

 Elías Osorio ¡Es una orden!


Escrito por Orlando Conde.

Ni te imaginas lo feliz que me sentí cuando me enteré de la Orden César Rengifo para ti. ¡Para ti, Elías! O sea. Para ti que es lo mismo que decir Teatro en el cuerpo de todo un campeón al servicio de la escena, de la magia, de las artes. Para ti que eres toda una referencia para la creación, la contentura, la amistad, la energía inagotable. Para ti, el encanto y la magia del famoso Espantapájaros.


De sentirme aragüeño, desde hace tiempo, sobran razones. Y tú las sabes como debes saber también que una de esas es mi admiración, mi respeto, mi cariño y mi vinculación hacia tu humanidad, tan alegre por calles, telones, brindis y amigos comunes. Donde estás tú, no hace frío ni hace calor. Hace Elías.

Gracias por esa alegría. Para mí, para tu familia que también somos tus amigos, y para Aragua.

Me atrevo, en estas líneas, tan mías como las del Tío Pascuas, de recordar a tu hermano, el querido Jacob, estrella de la fotografía, entre otras osadías, muy 'Atircopy' del planeta Udon. Un abrazo inmenso para ambos.

Todos pertenecemos a la sabia locura de las artes escénicas y eso lo sabe muy bien Rengifo.

Aplausos de pie. Algún día entregarán la Orden Elías Osorio. Te acordarás de mí.

(Texto de Orlando Conde.  Enviado por Nebai Varinia Zavala)

Maracay: Monólogos, solos, por Bartolomé Cavallo

 Monólogos, solos


Asistí el jueves cuatro de diciembre de 2025 al nuevo espacio teatral de la ciudad denominado El Teatrico, bajo la jefatura de Daniel Vásquez, para presenciar cuatro monólogos por el grupo Escuela Teatrophia, denominado Monologueando. Esta agrupación ya cuenta con 20 años trabajando con niños, jóvenes y adultos, y ahora se estrena con sala propia.

En esta oportunidad les tocó a los estudiantes adultos. El primer monólogo, Toxixidades, actuado por Valeria Mundaraín, escrito y dirigido por el propio Vásquez es un trabajo disruptivo donde Valeria se muestra sincera, con fuerza dramática y con una mirada incisiva que permite la interconexión con el espectador. Es la historia de una mujer que se debate entre dos aguas o dos mundos paralelos; a veces justifica las tropelías de su marido y otras las rechaza. Estas actitudes van tejiendo un submundo lleno de fantasmas, donde la existencia siempre pende de un hilo muy sensible. La voz de esta joven actriz, aunque poquita, se nota que la matiza con estudio y pronto será una gran intérprete. Puede asumir diferentes roles y se desplaza con fluidez.

El segundo monólogo, Troya con Azulejos actuado por René Castillo, es escrito por Daifra Blanco; se notó un buen actor, bastante introspectivo, con fuerza y presencia escénica, excelente control del espacio, aunque con una voz apretada y sobreactuada de garganta. Pero con ejercicio estos detalles se corrigen. Es el eterno macho que utiliza la fuerza física para imponerse, manejándose entre el amor y el poder. Su mujer también vive en este infierno y entre los dos se realimentan entre amor-odio.

El tercer monólogo, Un poco Medea, es escrito por Daifra Blanco y actuado por Roymer Bompart. Este actor interpreta a una mujer llena de distopía social –si se me acepta el término– con graves problemas de identidad sexual que decide emigrar a Europa para sanarse. Observé a un gran actor, con presencia actoral y con control del escenario; por momentos suelta el personaje, pero luego lo retoma. Buena voz y matiza muy bien. Le cuesta interactuar con el público, pero esto es cuestión de trabajo.

El cuarto monólogo, La Profe, es escenificado por Matissiel Cabral y escrito por Daniel Vásquez. La eterna profesora universitaria que se revela ante el poco salario, el exceso de trabajo y el pobre reconocimiento como mujer profesional, talentosa pero menospreciada por la universidad que solo la utiliza para dar clases. Al principio noté una voz aguda, sin matices y exageradamente artificial, pero después se notó una bien trabajada voz de teatro. Un poco atropellada entre acciones y desplantes, le cuesta cambiar de personajes. Desfachatada logra atrapar a la audiencia.

En términos generales, se percibe el trabajo de años de esta escuela, de donde han salido varios actores y actrices. El espacio es lo que se denomina “de bolsillo”, es decir, para unas 50-60 personas y un escenario para obras de pocos personajes. No obstante, Vásquez sabe jugar con la presencia de público y logra llenar siempre la sala.

Aúpo este nuevo espacio para el teatro aragüeño y que siga demostrando que el tesón da frutos.


Bartolomé Cavallo. Alumno de Ramón Lameda.

4.12.25

La Compañía Asdrúbal Hernández del estado Apure estuvo presente con su obra "A mí me lo contaron", por Eduardo J. Bravo G.

La Compañía Asdrúbal Hernández del estado Apure estuvo presente 
con su obra A mí me lo contaron


Por Eduardo J. Bravo G.

En Venezuela se acostumbra a decirles a las agrupaciones de teatro del interior, como “teatro de provincia”. No obstante, en este encuentro del Desmontaje del Teatro Venezolano, se fue muy reiterativo diciendo que solo existe un teatro y es “el venezolano”, desde cualquier rincón de Venezuela, dándole la mayor importancia a cada una de las agrupaciones que se hicieron presentes en Caracas, llenándonos de mucha emoción y ganas de seguir juntos en esta travesía que le llamamos teatro.  Sobre este aspecto, al revisar los libros de la historia del teatro venezolano, nos encontramos con algo que acuñó Alba Lía Barrios en el libro Dramaturgia Venezolana del siglo XX, junto a sus otros dos colaboradores: Carmen Mannarino y Enrique Izaguirre, indicando:

Quizás sea el teatro en Caracas (1924), de Juan José Churión donde se encuentre la versión más destacada del juicio negativo acerca del teatro venezolano que circula a todo lo largo de esta primera mitad de siglo: visión negativa de larga vida, cuya presencia puede retraerse sin dificultad, tanto en las crónicas decimonónicas, como en ciertos enjuiciamientos cercanos al momento actual. Sin llegar a la extremosa geopolítica de Churion, quien encuentra la razón de nuestra “penuria dramática” en el mestizaje “hibrido y por tanto infecundo como el mulo” (p. 34), la crítica de entonces y después se ha situado a menudo del lado del discurso desilusionado “Existe teatro venezolano” (p.21).

Bien, eso es lo que en el siglo pasado se indicaba y de lo que la brisa de ese pasado sigue razonando. Mas, en mi opinión, sigo indagando y diciendo que nuestro teatro venezolano se halla en una constante búsqueda. Ahora, nos falta encontrarnos nosotros mismos. Esto forma parte de ese espejo que nos refleja de la manera de cómo estamos hechos como sociedad, donde nuestro legado cultural se ve manifestado en cada rincón de nuestro país. Y eso es un teatro venezolano, pues forma parte de nuestro legado.  

Palpable se notó este ejemplo de tradiciones culturales y de un teatro muy venezolano con la Compañía Asdrúbal Hernández del estado Apure que tomó es escenario del Festival de Teatro Venezolano los días 18 y 19 de noviembre, en el Teatro San Martin con la presentación de su obra A mí me lo contaron. Las risas y encuentro con la tradición oral estuvieron muy presentes, así como esos elementos que nos conectaron con la memoria colectiva. Se notó como este elemento de la dramaturgia venezolana, como es el sainete sigue vivo en el teatro. Como lo apuntara en una oportunidad Alba Lía Barrios:

Entre 1924 y 1926, después de una larga y oscura tradición en corrales, plazas de mercado o en el mal iluminados teatrillos como El Conde y Madero, llega el sainete venezolano a su punto culminante en cuanto a número de temporadas, estrenos y éxitos de público. Se recuerda de manera especial la jornada de agosto del 26, pues se hicieron más de cincuenta funciones consecutivas con salas abarrotadas. En los años siguientes la producción nacional decae vertiginosamente, nunca más el sainete volverá a prosperar de la misma manera, a partir de entonces sus apariciones serán de forma aislada y esporádicas. (Alba Lía Barrios, Sainetes venezolanos. 2009, p 7).

Allí, nos cuenta que desde ese momento el teatro del género sainete no levantó más vuelo; sin embargo, en esta representación de la Compañía, se pudo notar, que a pesar de los años sigue vivo y con dramaturgia nueva, que del mismo modo, pone a vibrar, sonreír y hacer reflexionar al público.

Este sainete moderno hace un vivo rescate de una tradición que en un tiempo se le dijeron muchos epítetos, como lo explica Barrios “La crítica de siglo XIX anticipó los tópicos recurrentes en los comienzos del siglo XX: ramplonería y vulgaridad. Hoy la perspectiva otorgada por el tiempo nos permite otra forma de mirar aquellas chapucerías y atrevimientos, con el buen gusto de un género tildado de menor”. (Ob. Cit. p 9).  Es a esto a lo que deseo referirme, que el mismo tiempo le ha colado en el puesto que se merece un género que mueve y conmueve, que afronta nuestras realidades con su memoria colectiva que nos invitan al imaginario venezolano, es nuestro, es un teatro vivo. Apunta Barrios:

Desigualdad de condiciones entre el teatro importado y el criollo, dentro del cual el sainete representó el flanco más débil, mientras, por ejemplo, las piezas del labrado estilo neoclásico o de imitación de los maestros del Siglo de Oro Español de reconocidos escritores como Domingo Navas Spínola y Heraclio Martin de la Guardia fueron tratados con respeto. (Ob. Cit. p. 9).

Y es a lo que se debe apuntar con nuestro teatro venezolano, que la historia no vuelva a repetirse, con eso de los de provincia y los de la capital, pero también; “el teatro extranjero y el teatro de aquí”. Los nuevos tiempos nos invitan a reflexionar. Pues bien, al momento de ver este sainete nos damos cuenta que, desde su nacimiento en Venezuela a finales del siglo XIX hasta ahora, nos sigue diciendo de qué estamos hecho y qué es lo que somos, porque el teatro habla de miles maneras y no importa el género, él busca los mecanismos para comunicarse.

La obra A mí me lo contaron es una comedia romántica que se asienta en la tradición del sainete, un género popular que ha caracterizado al teatro venezolano a lo largo de los años. Esta representación gira en torno a un médico que actúa como un receptor de chismes y murmuraciones del pueblo, haciendo eco de la cotidianidad de muchas comunidades en Apure. A través de un relato escénico vibrante, los actores logran capturar la esencia de las relaciones humanas en su forma más genuina. La teatralidad jocosa y el enredo se convierten en el hilo conductor que mantiene al público riendo y reflexionando sobre las dinámicas sociales de su entorno. Los mismos recuerdos se colocan a flor de piel, porque es como en muchos casos: quisiéramos esconder lo que de verdad queremos decir, en este aspecto como hombres y mujeres de teatro. Pero allí está latente, resonando con una voz propia que se mueve por las líneas del tiempo hasta llegar a este Festival de Teatro Venezolano. Y en eso se hizo vivo, la Compañía Asdrúbal Hernández, donde con su vivaz montaje, deslumbró con uno de sus aspectos más cautivadores de la obra, que fue su capacidad para romper la cuarta pared. Los actores, en su papel de narradores, establecen una conexión directa con el público, invitándolos a sumergirse en las vivencias apureñas. Esta interacción no solo enriquece la experiencia teatral, sino que también hace que cada presentación se sienta única. La atmósfera creada por la compañía permite que los espectadores se identifiquen con los personajes y las situaciones, transformando la función en una experiencia memorable.

Ya el sainete venezolano es parte de un Patrimonio Cultural de la Escena, con más de 130 años de existencia. Cuando los corrales caraqueños abrieron sus puertas para dar paso, para entonces al llamado género menor, se comenzaba con un desarrollo histórico de un teatro de sainete que también nos pertenece. Donde su periodo más álgido se consolidó entre 1914 hasta 1930. Desde esa publicación de 1873 de la obra A falta de pan buenas son tortas de Nicanor Bollet Peraza, como lo afirma Alba Lía Barrios, hasta nuestros días sigue siendo un género muy querido por los venezolanos.  Es esa parte de la herencia teatral venezolana. Tal vez en este momento no goce de esa popularidad de sus años de oro, pero hoy esta agrupación apureña nos demuestra que sigue vivo, que muta y se transforma para presentarnos algo nuevo, pero con el buen gusto del sainete.

La Compañía Asdrúbal Hernández no solo se propuso entretener; sino que su trabajo tiene un fuerte componente cultural. Al presentar A mí me lo contaron, se busca preservar las raíces culturales del estado Apure, un lugar lleno de tradiciones que vale la pena transmitir de generación en generación. Este enfoque en la preservación del patrimonio inmaterial es vital, sobre todo en un mundo que cambia rápidamente y donde las costumbres locales pueden perderse. Cada acto en el escenario se convierte en un homenaje a las costumbres llaneras, recordando al público la riqueza de su herencia cultural.

A manera de conclusión, se puede indicar que es un teatro que enamora, que conecta con el pasado, con lo nuestro y hasta con la forma. La Compañía Asdrúbal Hernández, con su presentación de A mí me lo contaron, demuestra que el teatro en el interior de Venezuela está vivo y vibrante. Su habilidad para rescatar el sainete, combinando la comedia romántica con la tradición oral, proporciona una experiencia artística enriquecedora. No es solo un espectáculo, sino una manera de ver el tiempo que nos une con sus líneas, desde el nacimiento de este género en el país, hasta lo que hoy se pueden presentar para las nuevas generaciones. Son las raíces culturales de Apure, llevando risas y reflexiones a todos los que tienen la oportunidad de disfrutarlo. Así, el teatro se erige como un medio poderoso para contar historias, conectar generaciones y celebrar la identidad venezolana en todas sus formas.

 

Fuentes Bibliográficas.

Barrios, Alba Lía. Sainetes Venezolanos. Editorial. Fundación Editorial El perro y la raza. Caracas. Venezuela, 2009.

Barrios, Alba Lía, Carmen Mannarino, Enrique Izaguirre. Dramaturgia Venezolana del siglo XX. Editorial. Ediciones Centro Venezolano del ITI-UNESCO. Caracas. Venezuela, 1997.

Caracas, 03 de noviembre de 2025


2.12.25

Anzoátegui: Muestra de Teatro de Cantaura, por Teatro Moriche

 Muestra de Teatro de Cantaura
Municipio Freites del Estado Anzoátegui – Venezuela

Recientemente se realizó la edición 41 de la Muestra.
Sus organizadores brindan un balance de estas cuatro décadas.

Cantaura, no solo es fértil para el agro, el petróleo y las bondades de la belleza natural que caracteriza a esta tierra. También es un espacio fértil para el arte, específicamente el teatro. Además, esta ciudad, para muchos, es conocida por su historia y sus tradiciones, pero para quienes aman las artes escénicas, Cantaura es sinónimo de pasión y resistencia.

Hace más de cuatro décadas, un grupo de jóvenes soñadores y visionarios, decidieron dar el impulso necesario para la creación de la Muestra de Teatro de Cantaura.

La Muestra de Teatro de Cantaura nació en noviembre del año 1985, por iniciativa de un grupo de jóvenes visionarios con profunda vocación por el arte escénico y bajo la batuta del Grupo de Teatro Moriche. Este evento no fue un festival más; se consolidó rápidamente como un espacio vital para la promoción, difusión y encuentro del teatro venezolano, especialmente el que se gestaba fuera de los grandes centros urbanos.

Los inicios.  La creación de la Muestra en 1985, un año recordado en Venezuela por la efervescencia cultural y social, respondió a la necesidad de ampliar la actividad teatral y llevarla directamente al corazón del pueblo de Cantaura y sus alrededores.

Fundación y espíritu.  Desde sus inicios, el evento logró transformar la conciencia cultural de la región, haciendo del teatro una actividad accesible y cotidiana para los habitantes. Creó una generación de espectadores y promotores culturales que crecieron junto con la Muestra.

Consolidación y permanencia.  A lo largo de sus de cuatro décadas de existencia, la Muestra de Teatro de Cantaura ha demostrado una noble resiliencia y constancia, logrando mantenerse activa a pesar de los desafíos económicos.

Infraestructura y formación.  La Muestra ha contribuido a la consolidación del Teatro Municipal Isaías Medina Angarita, el cual funge como sede principal del evento, sirviendo este espacio como eje principal para la actividad teatral local, así como plazas, bulevares, calles, canchas deportivas, entre otros.

Teatro Medina Angarita

Resaltando que el Teatro Municipal Isaías Medina Angarita es uno de los principales centros de actividad cultural y escénica de Cantaura, y es un punto de referencia para las artes en el estado Anzoátegui. Este teatro, ha sido el corazón cultural que ha permitido la longevidad y el éxito de movimientos artísticos locales como la Muestra de Teatro de Cantaura.

En cuanto a la formación, se le da una especial importancia a la realización de talleres, conversatorios, seminarios durante el desarrollo de la programación del evento; con el fin de seguir formando a las nuevas generaciones que hacen vida en las agrupaciones que han emergido en la ciudad de Cantaura a través de estas cuatro décadas.

Visión y misión.

La visión y misión son el motor que ha mantenido ininterrumpidamente a la Muestra de Teatro de Cantaura a través de estos años.

Visión: (el sueño a largo plazo). La visión de la Muestra se centra en la trascendencia de las artes y su capacidad para forjar un ser humano más reflexivo y consciente.

· Ser un faro cultural: Posicionar a Cantaura como un centro neurálgico del teatro venezolano, demostrando que la producción y el consumo cultural de alta calidad, puedan florecer en cualquier rincón donde se ejecute sus actividades.

· Transformación social a través del arte: Lograr que el teatro sea reconocido y utilizado como herramienta de cambio social y educativo, fundamentalmente; que promueva el pensamiento crítico, la identidad y el debate de las ideas.

· Sostenibilidad y trascendencia: Asegurar la permanencia del movimiento teatral de Cantaura, garantizando que la generación de relevo continúe la labor de formación, producción y difusión.

Misión: (El propósito y cómo se logra). La Muestra de Teatro de Cantaura describe una serie de acciones concretas para alcanzar el buen desempeño de la visión:

· Creación de un espacio de encuentro nacional: Convocar anualmente a grupos teatrales, con el objeto de ofrecer una plataforma de intercambio, exhibición y confrontación estética, promoviendo la diversidad de propuestas de lenguajes y temáticas escénicas.

· Formación de espectadores y nuevos talentos: Fomentar la sensibilización cultural de los ciudadanos, formando nuevas audiencias con pensamiento crítico. A la vez impulsar la formación teatral de nuevos artistas, técnicos y promotores culturales.

· Garantizar el acceso al teatro: Llevar el arte escénico a todos los sectores que hacen vida en las diferentes comunas de la ciudad de Cantaura, donde se puedan utilizar espacios convencionales o no convencionales, brindando así un mayor carácter popular y accesible.

· Resistencia y gestión cultural: Mantener el evento activo y de calidad, promoviendo un modelo de organización y gestión cultural.

En la década de los 90, la Muestra comenzó a adquirir nuevas dimensiones, lo que implicó una apertura gradual. Es el período en el que se comenzó a invitar a agrupaciones nacionales. Ya para los años del 2010 en adelante, la Muestra es considerada uno de los festivales más importantes de Venezuela. El festival consolida su alcance, al invita a agrupaciones internacionales, destacando la participación de países como Colombia, Costa Rica, Cuba, Argentina, Uruguay, Perú, Chile, Ecuador, México, entre otros. Un gran salto desde sus inicios. Para la década del 2020, la Muestra demostró una gran resiliencia, al mantener su realización ininterrumpida, incluso frente a la pandemia del COVID-19. La edición del 2020 (Edición 36) se realizó con un formato híbrido que incluyó la participación en línea de (43 agrupaciones: 23 nacionales y 20 internacionales), así como presentaciones en la Sala Diego Sadot del Teatro Municipal Isaías Medina Angarita, con estrictas medidas de bioseguridad.

Legado: El legado de la Muestra de Teatro de Cantaura va más allá de la presentación de creaciones artísticas. Es un testimonio de cómo la pasión por el arte y la constancia pueden sostener este proyecto cultural de gran envergadura por décadas. Enriqueciendo la vida de la ciudadanía y dejando una huella indeleble en la historia teatral de Anzoátegui y de Venezuela, convirtiéndose en uno de los festivales más importantes y longevos del oriente del país.

Desde 1985, la Muestra de Teatro de Cantaura, nos ha enseñado que las tablas son una escuela, las butacas son un espacio de reflexión y que cada obra presentada es un espejo donde el público y la comunidad pueden verse a sí mismas.

Hoy celebramos un sueño que se convierte en tradición, un proyecto que hizo del pueblo, su eterno protagonista.

Director General: Will Meza

Coordinadora General: Betty Ruíz

Un tal Don Juan Tenorio.  Teatro Moriche.

Para este año 2025, se realizó la 41 edición de la Muestra de Teatro de Cantaura.  Su programación se centró en la Sala Diego Sadot del Teatro Municipal Isaías Medina Angarita (sede) la cual se desarrolló desde el 21 hasta el 29 de noviembre. Se pudo evidenciar una calidad artística de las propuestas escénicas que se presentaron, demostrando una vez más que el teatro venezolano sigue consolidando la calidad creativa para el disfrute de los espectadores que plenaron la sala durante 9 días. Las agrupaciones participantes fueron: Compañía de Teatro de Portuguesa en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro (Lírica), Compañía de Teatro Santa Lucía de Nueva Esparta (Al papá de mi hija, ya lo superé), Fundación La Cocuyera de Bolívar (Encuentro en el parque peligroso), Fundación Arte Sano de Miranda (Nazoa), EJED Producciones de Puerto La Cruz/Anzoátegui (Capullito de Alelí), Teatro Noel Llovera de El Tigrito/Anzoátegui (Manumisas), Puertoteatro de Puerto La Cruz /Anzoátegui (Tiempo de Guerra) y Grupo de Teatro Moriche de Cantaura/Anzoátegui (Un tal Don Juan Tenorio).

Cabe resaltar que inicialmente la programación de la Muestra de Teatro tenía planteado desarrollar una amplia programación en escuelas, plaza, bulevares, comunidades indígenas, entre otros espacios, donde más de 40 agrupaciones se presentarían para llegar a un total de 80 funciones, pero lamentablemente se tuvo que hacer una reducción por motivos relacionados con el factor económico.

Notas:

1. Grupo de Teatro Moriche (fundado en 1980) Creadores y organizadores de la Muestra.

2. Teatro Municipal Isaías Medina Angarita (Fundado en 1990) Sede de la Muestra. Cabe reseñar que esta infraestructura fue construida en 1945 durante el gobierno del General Medina Angarita, la cual fue utilizada como Mercado Público. Y luego, fue acondicionado como sala de teatro por el Grupo de Teatro Moriche junto a otras organizaciones culturales de Cantaura.

Una Mirada al Teatro Pastiche, por Eduardo J. Bravo

 Una Mirada al Teatro Pastiche.


Hamletmachine de Heiner Müller, dirigida por Bob Wilson, 2017

A partir de su participación en el Foro Desmontaje del teatro venezolano, durante el reciente Festival Nacional de Teatro,el crítico Eduardo Bravo analiza el concepto de Teatro Pastiche.

 Por Eduardo J. Bravo G.

Lo expresivo del teatro nos lleva a esa manera artística que nos conecta con el otro y hasta con nuestra propia realidad. En este sentido el mismo teatro ha evolucionado a medida que pasa el tiempo, se adapta, se comporta de esa forma que el mismo tiempo le va presentando, con diversas corrientes y estilo que reflejan la realidad social y cultural de cada época. Así como han surgidos varias corrientes, estilos, tendencias, técnicas en el teatro, han surgido, nuevas formas. En este sentido se habla de un estilo que ha marcado a muchos durante estos últimos cien años. Se habla en este contexto al Pastiche, y en especial al Teatro Pastiche, donde lo vamos a encontrar como una tendencia interesante en el teatro. Ello nos presenta una ventana, otra visión de ver el arte a un mundo de posibilidades creativas.

En este artículo, se explorará esa forma de un Pastiche teatral, de su origen, su relevancia en la dramaturgia, en la puesta en escena y en nuevos lenguajes de construir historias, narrativas que conectan al público.

Desde que Marcel Proust irrumpió en el ámbito literario con su obra “Pastiches et Mélanges” en 1919 este estilo comenzó su largo recorrido en las artes: literarias, musicales, teatrales, cinematográficas entre otras.  El proceso de Marcel ha sido una recopilación de textos, donde la editorial Novell Revue Francaise (NRF) publica, por aquellos años. Es con este evento que el mismo Proust toma en cuenta que imita el estilo de varios autores. Así nos damos cuenta de que viene a ser uno de los pioneros de este estilo, donde las pinceladas de cada uno de los autores, lo hace único de un estilo que comenzaba a dar vida, ejemplos varían como los trazos que va a colocar de Michelet. El compendio de cada uno de los textos no solo refleja la versatilidad del autor, sino que con ello nos vamos a encontrar con un hecho transitivo, con una línea clara que se presenta en su carrera como escritor.  Por lo tanto, nos encontramos con esa línea delgada que apunta hacia algo novedoso. Así lo notamos en la siguiente cita de: Juan Guerrero Zamora en su libro Historia del Teatro Contemporáneo:

En este sentido, nos damos cuenta que La obra “Pastiches et Mélanges” es particularmente notable por su capacidad de imitar y parodiar los estilos de autores célebres como Michelet, Renan y Balzac. Proust no se limitó a copiar, sino que tomó estas “maneras” literarias para crear algo nuevo. En este trabajo vino abordar la conocida “Affaire Lemoine”. Dado que nos presenta un escándalo que giraba en torno a un estafador que afirmaba poder fabricar diamantes sintéticos. Marcel vino a transfigurar un hecho real en una crítica literaria profunda. Este acto de mimetismo, lo llevó a una reflexión que encontró, al saber que más que un simple juego, se convirtió un ejercicio introspectivo que le permite refinar su propia voz narrativa (p. 34).

Sobre este aspecto, nos damos cuenta que la elección de Proust de narrar un escándalo contemporáneo mediante el pastiche, fue de manera muy significativa y reveladora. La misma crítica de los valores estuvo impregnada en esta modalidad literaria, una forma que movió su época, poniendo de manifiesto, como la misma literatura, viene a ser un espejo de la sociedad, espejo que asoma con esta narrativa tan viva del estafador. El tratamiento del tema es cautivador dado que el autor logra enlazar ficción y realidad. Esto genera en el espectador, expectativas vivas, sobre todo cuando va notando lo inmerso del engaño, esa percepción pública y la naturaleza del mismo. Proust experimenta, busca formas, presenta el contenido, pero a su vez nos muestra el significado en un laboratorio literario que deja su estela en el tiempo.

Además de las imitaciones estilísticas, “Pastiches et Mélanges” incluye una variedad de ensayos y artículos. Los textos misceláneos ofrecen una visión más amplia del pensamiento de Proust y su relación con otros escritores, como John Ruskin. En estos prefacios y ensayos, el autor despliega su admiración y crítica hacia sus contemporáneos, enriqueciendo aún más su legado literario. Esta diversidad temática no solo muestra su profunda comprensión del arte, sino que también establece un puente entre diferentes formas de expresión.

Guerrero, estipula que la obra “Pastiches et Mélanges” se considera un punto de transición crucial en la evolución de éste como escritor. “Esa exploración del pastiche y de su habilidad para utilizar las maneras literarias. Marcel traza los contornos de su estilo único”. En este caso, Guerrero nos muestra que este proceso de experimentación es esencial en la construcción de su voz literaria, donde Proust fue preparando el terreno para sus futuras obras. (p.34).

Por tal motivo, la misma crítica va a reconocer este trabajo fundamental, en los detalles profundiza lo destacado de la manera del autor del “Pastiches et Mélanges”, que se destaca como un innovador en la literatura.

Si hacemos un estudio riguroso, nos damos cuenta que esta obra invita a la reflexión, pero a la reflexión sobre esa naturaleza de la creación y el papel que va a jugar el autor en el mundo y   constante cambio. En definitiva, con esta obra Proust no solo dejó una huella en su tiempo, sino que su legado, hasta el momento, sigue inspirando a muchos artistas en el mundo, tanto: escritores, dramaturgos, directores de cine, creadores teatrales, dejando una estela en la forma de una puesta en escena, o una técnica, así como en el cine y el teatro, pero también en los géneros musicales, poniendo al lector y espectador en una forma de ver el arte.

Con lo ya antes expuesto, se puede indicar que el término “pastiche” proviene del ámbito literario, aunque ciertamente en el teatro no comienza con esta forma, si se toma su acepción, en los años posteriores, luego de que Marcel lo aplicara con el nombre de su obra.  Entendiendo que es una obra que combina o imita estilo y técnicas. Guerrero afirma que en lo presente se hace para rendir homenajes o celebraciones. En otros casos para parodiar un hecho histórico, contexto, o un escritor en específico. Ahora bien, en el caso del teatro, el pastiche no viene a limitarse a una simple imitación; él nos presenta una amalgama de estilos, de técnicas, de formas, de movimientos y de creaciones que generan nuevas miradas escénicas y dramatúrgicas. Por esa forma, se nota que puede servir para rendir tributo, o también se encuentra para criticar situaciones y realidades, pero son realidades contemporáneas. En este sentido, nos damos cuenta que el mismo teatro nos presenta fragmentos, pero también técnicas, con referencias de obras previas que da como punto de partida para crear algo nuevo. Y esto es algo muy importante, dado que da una vida nueva a los elementos que emula.

Recientemente, la discusión sobre el uso del término "pastiche" en el Festival de Teatro Venezolano el día 16 de noviembre en el Foro crítico Desmontaje del teatro venezolano, suscitó opiniones encontradas. Algunos creadores y agrupaciones se sintieron ofendidos, interpretando el término como despectivo. Sin embargo, es crucial entender que el pastiche, lejos de ser un ataque a la originalidad de las obras, es un reconocimiento de la influencia que otras obras y estilos tienen en la creación artística actual. Este malentendido revela en algunas personas impericia sobre el concepto, lo que llevó a diálogos fructíferos entre artistas y críticos sobre el significado y el impacto del pastiche en algunas obras.

Claro está, que esta disputa generó en mí cierta suspicacia y forma de comprender lo que estaba viendo en el festival, dado que hablo del término de manera muy tranquila, pensando que era del conocimiento de todos los hombres y mujeres que hacen teatro. Pero no fue así. Ahora bien, la posmodernidad nos brinda esas oportunidades: las corrientes como el teatro pastiche, fractal, donde también se comparte la fragmentación, la desconstrucción, la metateatralidad y la ruptura de convecciones que nos muestran lo posmoderno. El mismo caso nos encontramos con el teatro posdramático, ese que se va a difuminar entre el actor y el público. Los usos tecnológicos, también nos colocan dentro de un teatro posmoderno, o como otros lo acuñan la transmodernidad y transvarguardia.

Si analizamos sus formas, lo posdramático viene a romper esa estructura, enfocándose en esas convecciones del teatro clásico, pero también difumina las líneas entre la escena y el espectador. Por consiguiente, en la llamada narrativa fragmentada, va a rechazar las líneas y estructuras, donde nos encontramos con historias fragmentadas, con un elemento fundamental que es la multiplicidad de historias y sus momentos dramáticos itinerantes. Cuando los creadores realizan estas formas en sus trabajos, se encuentran con estos lineamientos. La metateatralidad, busca la autorreflexión y esa ruptura de la cuarta pared. El mismo teatro se halla inmersivo en una convención artificial. Pero también, el teatro de la posmodernidad nos empuja a la desconstrucción, al cuestionamiento del significado, ya que la verdad en este tipo de teatro va a desafiar las nociones de verdad y significados únicos.

La ambigüedad y las múltiples interpretaciones se nos presentan como algo verídico de este tipo de teatro. Todo ello conjuga en la fusión de medios y estilos. Es aquí donde nos encontramos con la combinación de elementos del teatro clásico, la misma vanguardia, la cultura popular. En ellos se incorporan una gran cantidad de elementos que los hace suyo, como videos, proyecciones, música, danza, multimedia, donde el teatro hibrido o collage se hacen presente, o en mucho de los casos se le indica como un teatro ecléctico. La dramaturgia está jugando mucho con el eclecticismo en su narrativa. La postmodernidad teatral, busca esa subversión del lenguaje, donde la ironía, el juego de palabras y hasta el mismo absurdo, subvierten el lenguaje y ese significado tradicional. La intertextualidad interrelación con el público lo hace vivo como un teatro de transvanguardia.

Esa posmodernidad da para mucho, el mismo bioarte, que no es un género teatral como tal, nos presenta lo performático del arte biológico, donde la biotecnología y métodos científicos se realizan dentro del contexto teatral, con una actuación que afina hacia ese hecho específico. Pues la exploración de los sistemas vivos lo muestra en su mayor expresión. Cuando este tipo de teatro toma prestado conceptos y herramientas de la ciencia, con un claro objetivo que es el uso del organismo humano estamos hablando de bioart. Comprendiendo desde ese punto y no confundirlo por nada del mundo con el Biodrama, un género diferente, que mantiene en hecho exploratorio la directora argentina Vivi Tellas, donde su concepto se centra en el teatro de la vida.  

Estas tendencias, que juegan con la estructura y la forma, han permitido la incorporación del pastiche como estilo central en muchas obras. Al mezclar elementos del teatro del absurdo, el realismo mágico y otras corrientes. Los dramaturgos pueden abordar temas complejos de manera innovadora y accesible. Esta fusión se convierte en una manera de comunicarse con el público moderno, que busca experiencias ricas y multifacéticas.

En lo tocante, cuando se aborda esta técnica o estilo, puede aplicarse a cualquier tipo de arte. El arte se siente vivo, como si nuevos caminos lo revitalizaran, no es ofensivo ni peyorativo acuñar el término, más bien nos invita a su exploración y forma de cómo realizarla. Así pues, se incluye a su dramaturgia, puesta en escena. Y es allí donde se vislumbra entre ese homenaje vs parodia. Pero ya queda a cargo del creador.

Sin embargo, en mucho de los casos se utiliza como un homenaje respetuoso. Y, ¿Por qué?, bueno, porque viene a entablar esa exploración de las fuentes entre diferentes expresiones artísticas, creativas, exploradoras, algo que les permita verlo de manera distinta. Cuando el pastiche lo vemos como un arte creador nos vamos a encontrar con esa mezcla de elementos, con la fusión de diferentes estilos, géneros, tendencias que nos permite crear una obra nueva. Y es allí donde encontramos la intertextualidad, el extratexto y fusión de contextos de épocas antiguas con lo contemporáneo. Nos damos cuenta que en nuestro interior se busca esa forma de dialogar con el pasado, con otros estilos, con lo clásico, que aun creo que necesita contarme algo, pero que se busca mostrarla de otra manera.  

El mismo teatro pastiche se nos presenta en esa dramaturgia, tanto en el texto, (dramaturgia) como en la representación visual y sonora (puesta en escena). Es como si estuviésemos viendo esa forma dramatúrgica del dramaturgo, de lo que compone y de lo que eso se va a transformar, pues al momento de escribir adaptamos la sintaxis, el vocabulario, la estructura del dialogo o la temática de un autor clásico o de un periodo especifico. Nos comunica, nos hace presente y transformando todo su contenido, buscando esa forma estilística, donde la obra moderna se conecta con lo antiguo, lo clásico, la moda, el movimiento o tendencia, con los géneros y estilo de lo que se haya podido concebir dentro de la obra, con su lenguaje poético, la estructura. Por ejemplo, una obra de Shakespeare, de Esquilo, de Sófocles, de Racine, entre muchos.

Es allí donde nos encontramos con esa fusión que está presente en el Teatro Pastiche, con una mezcla de elementos propios de lo que se ha dicho palabras arriba: Teatro del Absurdo con las convenciones del melodrama clásico. Una tragedia griega, con una música de salsa, con música clásica y bolero, entre otras.

Y sí ahondamos más, nos encontramos con la inserción de fragmentos de diálogos, tramas o personajes icónicos de otras obras de teatro a un nuevo contexto. Por tal motivo, se encuentra que el teatro pastiche en la puesta en escena, también se suma con mucha fuerza, dado que los directores y diseñadores lo utilizan visualmente. Busquemos ejemplos que nos acerquen esto. Si utilizamos una obra de Henry Ibsen, que es un realismo del siglo XIX y en él le colocamos un vestuario futurista de los años 60, o años 80, el mismo siglo XXI, ya nos está dando un acercamiento al Teatro Pastiche. Se encuentra en los actores que realizan diferentes estilos de actuación, y “vaya que lo he visto por cada obra que veo” e incluso muchos actores y actrices, por hablar de Venezuela, se jactan en decir, “yo utilizo varias técnicas y eso me arrojó mi propia técnica”. Eso por la sencilla razón de buscar nuevas maneras de actuar en la escena. Ahora bien, ejemplos teatrales hay muchos y este Festival de Teatro Venezolano, al igual que el Festival de Teatro Progresista, se dejó colar con los grupos representantes, tanto de Venezuela, como del extranjero en el caso del Progresista. Ahora en este escrito, no voy a nombrar a ninguno, que sean los mismos hombres y mujeres del teatro que lo hagan y realicen sus propias reflexiones, para que de esta manera lleguen a una conclusión.

Por consiguiente, en La estética del pastiche postmoderno. Una lectura crítica de la teoría de Fredric Jamenson, Inmaculada Murcia Serrano, (2009) nos expone que: si se sigue buscando en todo este proceso, nos vamos a encontrar con directores como Robert Wilson o Calixto Bieito, que a menudo utilizaban el pastiche visual, donde combinan estéticas chocantes e inesperadas al reinterpretar óperas o textos clásicos.  “En resumen, el ‘teatro pastiche’ es un enfoque estético que celebra y reconfigura la historia del arte y la dramaturgia, permitiendo una rica conversación entre el presente y las tradiciones pasadas” (p. 16).

Considerando lo hondo del tema, nos muestra Serrano lo referido por Jamenson donde:

Considera el pastiche como la principal consecuencia que se derriba del derrumbe de la “ideología”, la fuente esencial de invención e innovación artística durante la modernidad. El autor asocia este fenómeno con la desaparición o descentramiento postmoderno del sujeto, que habría provocado la ruina de aquella otra estética de la expresión que incentivaba la búsqueda de un estilo personal e identificable: “La desaparición del sujeto individual, y su consecuencia formal de la creciente disipación del estilo, engendrando la práctica casi universal de lo que se puede llamar “pastiche”. Este se ha de caracterizar entonces, no por abrir nuevas sendas estilísticamente innovadoras, sino por volver la mirada hacia “las voces almacenadas en el museo imaginario” (p 2).

Ahora en mi carácter como hombre de teatro, no pretendo cambiar la visión de ninguno, simplemente mostrar lo que la experiencia me ha arrojado en estos años en el teatro venezolano. No veamos al término como un obstáculo, sino como una oportunidad para el diálogo y la reflexión en el mundo del teatro venezolano.

La exploración nos permite eso, comprender, indagar, reflexionar sobre lo que estamos haciendo y por supuesto, luego seguir creando bajo bases sólidas. Pues experimentar nuestras obras nos hace mucho mejor. Pues bien, es esencial celebrar la diversidad de las formas teatrales y el proceso creativo que cada uno aporta.

 Comprender en este caso, que la imitación y la mezcla de estilos no son un indicativo de falta de originalidad, más bien se nos presenta como un testimonio lleno de riquezas de nuestra tradición teatral, recordando que somos venezolanos y nuestro teatro venezolano, también busca su identidad, su forma, el hecho de existir como tal, adaptándonos a nuevas realidades. Los hombres y mujeres del teatro venezolano tienen mucho que aportar y como es un arte colectivo, las agrupaciones en su conjunto también, dejando secuelas de lo ya realizado, para que el escenario mundial conozca esa forma y el pastiche se erija como un vehículo poderoso para expresar las complejidades de nuestra cultura. Así, invito a todos los amantes del teatro a seguir indagando en esta fascinante tendencia y a reflexionar sobre lo que significa ser parte de un arte en constante transformación.

A manera de conclusión, para no cerrar la conversación, cabe destacar, que en ningún momento se quiso ofender a dichas agrupaciones. Era la dinámica del foro de crítica teatral, de un desmontaje para las agrupaciones. En este caso siempre se debe llegar a una reflexión, conclusiones. Por tal motivo, lo referido al arte, pero también de todos aquellos que estamos imbuidos en el hecho crítico y de transformación teatral. Dado que es un festival el que nos hace el llamado y a él mostramos la mejor de las formas para que todo brille y sea fructífero para todos. La posmodernidad o transmodernidad nos llama. En los encuentros subsiguientes, se siguió comentando entre telones lo referido al termino Pastiche como estilo. Unos comprendiéndolo y luego buscando su manera y forma de asociarlo al arte teatral que efectúan en este momento. En este caso, llamo a la reflexión del hecho artístico que estamos realizando y que en ningún momento se refiere a algo peyorativo, sino más bien un estilo que se encuentra en boga en nuestra América Latina. Por lo tanto, pido excusas, por si alguna agrupación se ha sentido ofendida, en mi caso no ha sido con esta intensión, sino más bien, el hecho de comprendernos, como hombres y mujeres de teatro, al momento de realizar montajes teatrales para un festival de teatro de esta magnitud.

Vaya mis felicitaciones para todos los grupos participantes y sus organizadores.

Fuentes Bibliográficas.

Guerrero Zambrano. Juan. Historia del Teatro Contemporáneo. Editorial Juan Flores. Barcelona, España (1961).

Murcia Serrano, Inmaculada. La estética del pastiche postmoderno: una lectura crítica de la teoría de Fredric Jameson. (2009). Libro en línea, disponible en: File:///C:/Users/PC/Downloads/Dialnet-LaEsteticaDelPastichePostmoderno-3282990.pdf.Consultado 28 de noviembre de 2025. 

Caracas, 29 de noviembre de 2025

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