Sigue la ilusión sobre las tablas
Foto: Efrén Barazarte
Ayer, pese a todo: el silencio en las salas, la
telaraña en proscenio, sin tramoya y un desagradable clima donde abundan las
botas y el verde oliva, se “celebró” en el país el Día Nacional de Teatro.
Entonces hubo teatro, tan silencioso que hubo
que buscar espectadores para hacerle ruido a la ausencia. El teatro es sólo una
palabra en nuestra ciudad.
Hace unos años, pocos para recorrer algunos
atajos, hubo teatro en Aragua, en Maracay sobre todo. Y allí estaba Héctor
Rodríguez Vásquez, quien dirigió en un liceo una agrupación que aún tiene
sonoridad en medio del silencio del que hablamos. Y también estuvo con nosotros
en el TUP (Teatro Universitario Pedagógico) donde –en medio de su curiosa
manera de hablar y respirar- actuó en La farsa de Maese Patelin, así
como en Santa Juana de América.
Pero Héctor viene de hacerlo desde el Teatro
Universitario, desde hace muchas décadas.
Hoy, cuando la tragedia lo ha tocado, el telón
sigue cerrado para todos.
Desde estas palabras yo quiero celebrarlo. Yo
quiero recordarlo con Anita Molina, su esposa, quien también hizo teatro y fue
directora de corales. Y quien acaba de cerrar su capítulo vital.
Ellos dos forman parte de esa ilusión que se
desplaza sobre las tablas y dice el todo de la existencia.
(Enviado por Nebai Varinia Zavala)

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