Una Mirada al Teatro Pastiche.
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| Hamletmachine de Heiner Müller, dirigida por Bob Wilson, 2017 |
A partir de su participación en el Foro Desmontaje del teatro venezolano, durante el reciente Festival Nacional de Teatro,el crítico Eduardo Bravo analiza el concepto de Teatro Pastiche.
Lo expresivo del teatro nos lleva a esa manera artística que nos
conecta con el otro y hasta con nuestra propia realidad. En este sentido el
mismo teatro ha evolucionado a medida que pasa el tiempo, se adapta, se
comporta de esa forma que el mismo tiempo le va presentando, con diversas
corrientes y estilo que reflejan la realidad social y cultural de cada época. Así
como han surgidos varias corrientes, estilos, tendencias, técnicas en el
teatro, han surgido, nuevas formas. En este sentido se habla de un estilo que
ha marcado a muchos durante estos últimos cien años. Se habla en este contexto
al Pastiche, y en especial al Teatro Pastiche, donde lo vamos a encontrar como
una tendencia interesante en el teatro. Ello nos presenta una ventana, otra
visión de ver el arte a un mundo de posibilidades creativas.
En este artículo, se explorará esa forma de un Pastiche teatral,
de su origen, su relevancia en la dramaturgia, en la puesta en escena y en
nuevos lenguajes de construir historias, narrativas que conectan al público.
Desde que Marcel Proust irrumpió en el ámbito
literario con su obra “Pastiches et Mélanges” en 1919 este estilo comenzó su
largo recorrido en las artes: literarias, musicales, teatrales,
cinematográficas entre otras. El proceso
de Marcel ha sido una recopilación de textos, donde la editorial Novell Revue
Francaise (NRF) publica, por aquellos años. Es con este evento que el mismo Proust
toma en cuenta que imita el estilo de varios autores. Así nos damos cuenta de
que viene a ser uno de los pioneros de este estilo, donde las pinceladas de
cada uno de los autores, lo hace único de un estilo que comenzaba a dar vida,
ejemplos varían como los trazos que va a colocar de Michelet. El compendio de
cada uno de los textos no solo refleja la versatilidad del autor, sino que con
ello nos vamos a encontrar con un hecho transitivo, con una línea clara que se
presenta en su carrera como escritor. Por lo tanto, nos encontramos con esa línea
delgada que apunta hacia algo novedoso. Así lo notamos en la siguiente cita de:
Juan Guerrero Zamora en su libro Historia del Teatro Contemporáneo:
En
este sentido, nos damos cuenta que La obra “Pastiches et Mélanges” es
particularmente notable por su capacidad de imitar y parodiar los estilos de
autores célebres como Michelet, Renan y Balzac. Proust no se limitó a copiar,
sino que tomó estas “maneras” literarias para crear algo nuevo. En este trabajo
vino abordar la conocida “Affaire Lemoine”. Dado que nos presenta un escándalo
que giraba en torno a un estafador que afirmaba poder fabricar diamantes
sintéticos. Marcel vino a transfigurar un hecho real en una crítica literaria
profunda. Este acto de mimetismo, lo llevó a una reflexión que encontró, al
saber que más que un simple juego, se convirtió un ejercicio introspectivo que
le permite refinar su propia voz narrativa (p. 34).
Sobre
este aspecto, nos damos cuenta que la elección de Proust de narrar un escándalo
contemporáneo mediante el pastiche, fue de manera muy significativa y reveladora.
La misma crítica de los valores estuvo impregnada en esta modalidad literaria,
una forma que movió su época, poniendo de manifiesto, como la misma literatura,
viene a ser un espejo de la sociedad, espejo que asoma con esta narrativa tan
viva del estafador. El tratamiento del tema es cautivador dado que el autor
logra enlazar ficción y realidad. Esto genera en el espectador, expectativas
vivas, sobre todo cuando va notando lo inmerso del engaño, esa percepción pública
y la naturaleza del mismo. Proust experimenta, busca formas, presenta el
contenido, pero a su vez nos muestra el significado en un laboratorio literario
que deja su estela en el tiempo.
Además
de las imitaciones estilísticas, “Pastiches et Mélanges” incluye una variedad
de ensayos y artículos. Los textos misceláneos ofrecen una visión más amplia
del pensamiento de Proust y su relación con otros escritores, como John Ruskin.
En estos prefacios y ensayos, el autor despliega su admiración y crítica hacia
sus contemporáneos, enriqueciendo aún más su legado literario. Esta diversidad
temática no solo muestra su profunda comprensión del arte, sino que también
establece un puente entre diferentes formas de expresión.
Guerrero,
estipula que la obra “Pastiches et Mélanges” se considera un punto de
transición crucial en la evolución de éste como escritor. “Esa exploración del
pastiche y de su habilidad para utilizar las maneras literarias. Marcel traza
los contornos de su estilo único”. En este caso, Guerrero nos muestra que este
proceso de experimentación es esencial en la construcción de su voz literaria,
donde Proust fue preparando el terreno para sus futuras obras. (p.34).
Por
tal motivo, la misma crítica va a reconocer este trabajo fundamental, en los
detalles profundiza lo destacado de la manera del autor del “Pastiches et
Mélanges”, que se destaca como un innovador en la literatura.
Si
hacemos un estudio riguroso, nos damos cuenta que esta obra invita a la
reflexión, pero a la reflexión sobre esa naturaleza de la creación y el papel
que va a jugar el autor en el mundo y constante cambio. En definitiva, con esta obra
Proust no solo dejó una huella en su tiempo, sino que su legado, hasta el
momento, sigue inspirando a muchos artistas en el mundo, tanto: escritores,
dramaturgos, directores de cine, creadores teatrales, dejando una estela en la
forma de una puesta en escena, o una técnica, así como en el cine y el teatro,
pero también en los géneros musicales, poniendo al lector y espectador en una
forma de ver el arte.
Con lo ya antes expuesto, se puede indicar que el término “pastiche” proviene del ámbito literario, aunque ciertamente en el teatro no comienza con esta forma, si se toma su acepción, en los años posteriores, luego de que Marcel lo aplicara con el nombre de su obra. Entendiendo que es una obra que combina o imita estilo y técnicas. Guerrero afirma que en lo presente se hace para rendir homenajes o celebraciones. En otros casos para parodiar un hecho histórico, contexto, o un escritor en específico. Ahora bien, en el caso del teatro, el pastiche no viene a limitarse a una simple imitación; él nos presenta una amalgama de estilos, de técnicas, de formas, de movimientos y de creaciones que generan nuevas miradas escénicas y dramatúrgicas. Por esa forma, se nota que puede servir para rendir tributo, o también se encuentra para criticar situaciones y realidades, pero son realidades contemporáneas. En este sentido, nos damos cuenta que el mismo teatro nos presenta fragmentos, pero también técnicas, con referencias de obras previas que da como punto de partida para crear algo nuevo. Y esto es algo muy importante, dado que da una vida nueva a los elementos que emula.
Recientemente, la discusión sobre el uso del
término "pastiche" en el Festival de Teatro Venezolano el día 16 de
noviembre en el Foro crítico Desmontaje del teatro venezolano, suscitó
opiniones encontradas. Algunos creadores y agrupaciones se sintieron ofendidos,
interpretando el término como despectivo. Sin embargo, es crucial entender que
el pastiche, lejos de ser un ataque a la originalidad de las obras, es un
reconocimiento de la influencia que otras obras y estilos tienen en la creación
artística actual. Este malentendido revela en algunas personas impericia sobre
el concepto, lo que llevó a diálogos fructíferos entre artistas y críticos
sobre el significado y el impacto del pastiche en algunas obras.
Claro está, que esta disputa generó en mí cierta
suspicacia y forma de comprender lo que estaba viendo en el festival, dado que
hablo del término de manera muy tranquila, pensando que era del conocimiento de
todos los hombres y mujeres que hacen teatro. Pero no fue así. Ahora bien, la
posmodernidad nos brinda esas oportunidades: las corrientes como el teatro
pastiche, fractal, donde también se comparte la fragmentación, la desconstrucción,
la metateatralidad y la ruptura de convecciones que nos muestran lo posmoderno.
El mismo caso nos encontramos con el teatro posdramático, ese que se va a
difuminar entre el actor y el público. Los usos tecnológicos, también nos
colocan dentro de un teatro posmoderno, o como otros lo acuñan la transmodernidad
y transvarguardia.
Si analizamos sus formas, lo posdramático viene
a romper esa estructura, enfocándose en esas convecciones del teatro clásico,
pero también difumina las líneas entre la escena y el espectador. Por
consiguiente, en la llamada narrativa fragmentada, va a rechazar las líneas y
estructuras, donde nos encontramos con historias fragmentadas, con un elemento
fundamental que es la multiplicidad de historias y sus momentos dramáticos itinerantes.
Cuando los creadores realizan estas formas en sus trabajos, se encuentran con
estos lineamientos. La metateatralidad, busca la autorreflexión y esa ruptura
de la cuarta pared. El mismo teatro se halla inmersivo en una convención
artificial. Pero también, el teatro de la posmodernidad nos empuja a la
desconstrucción, al cuestionamiento del significado, ya que la verdad en este
tipo de teatro va a desafiar las nociones de verdad y significados únicos.
La ambigüedad y las múltiples interpretaciones
se nos presentan como algo verídico de este tipo de teatro. Todo ello conjuga
en la fusión de medios y estilos. Es aquí donde nos encontramos con la combinación
de elementos del teatro clásico, la misma vanguardia, la cultura popular. En
ellos se incorporan una gran cantidad de elementos que los hace suyo, como
videos, proyecciones, música, danza, multimedia, donde el teatro hibrido o
collage se hacen presente, o en mucho de los casos se le indica como un teatro
ecléctico. La dramaturgia está jugando mucho con el eclecticismo en su
narrativa. La postmodernidad teatral, busca esa subversión del lenguaje, donde
la ironía, el juego de palabras y hasta el mismo absurdo, subvierten el
lenguaje y ese significado tradicional. La intertextualidad interrelación con
el público lo hace vivo como un teatro de transvanguardia.
Esa posmodernidad da para mucho, el mismo
bioarte, que no es un género teatral como tal, nos presenta lo performático del
arte biológico, donde la biotecnología y métodos científicos se realizan dentro
del contexto teatral, con una actuación que afina hacia ese hecho específico.
Pues la exploración de los sistemas vivos lo muestra en su mayor expresión.
Cuando este tipo de teatro toma prestado conceptos y herramientas de la
ciencia, con un claro objetivo que es el uso del organismo humano estamos
hablando de bioart. Comprendiendo desde ese punto y no confundirlo por nada del
mundo con el Biodrama, un género diferente, que mantiene en hecho exploratorio
la directora argentina Vivi Tellas, donde su concepto se centra en el teatro de
la vida.
Estas tendencias, que juegan con la estructura
y la forma, han permitido la incorporación del pastiche como estilo central en
muchas obras. Al mezclar elementos del teatro del absurdo, el realismo mágico y
otras corrientes. Los dramaturgos pueden abordar temas complejos de manera
innovadora y accesible. Esta fusión se convierte en una manera de comunicarse
con el público moderno, que busca experiencias ricas y multifacéticas.
En lo tocante, cuando se aborda esta técnica o
estilo, puede aplicarse a cualquier tipo de arte. El arte se siente vivo, como
si nuevos caminos lo revitalizaran, no es ofensivo ni peyorativo acuñar el término,
más bien nos invita a su exploración y forma de cómo realizarla. Así pues, se
incluye a su dramaturgia, puesta en escena. Y es allí donde se vislumbra entre
ese homenaje vs parodia. Pero ya queda a cargo del creador.
Sin embargo, en mucho de los casos se utiliza
como un homenaje respetuoso. Y, ¿Por qué?, bueno, porque viene a entablar esa exploración
de las fuentes entre diferentes expresiones artísticas, creativas,
exploradoras, algo que les permita verlo de manera distinta. Cuando el pastiche
lo vemos como un arte creador nos vamos a encontrar con esa mezcla de
elementos, con la fusión de diferentes estilos, géneros, tendencias que nos
permite crear una obra nueva. Y es allí donde encontramos la intertextualidad,
el extratexto y fusión de contextos de épocas antiguas con lo contemporáneo. Nos
damos cuenta que en nuestro interior se busca esa forma de dialogar con el
pasado, con otros estilos, con lo clásico, que aun creo que necesita contarme
algo, pero que se busca mostrarla de otra manera.
El mismo teatro pastiche se nos presenta en esa
dramaturgia, tanto en el texto, (dramaturgia) como en la representación visual
y sonora (puesta en escena). Es como si estuviésemos viendo esa forma
dramatúrgica del dramaturgo, de lo que compone y de lo que eso se va a
transformar, pues al momento de escribir adaptamos la sintaxis, el vocabulario,
la estructura del dialogo o la temática de un autor clásico o de un periodo
especifico. Nos comunica, nos hace presente y transformando todo su contenido,
buscando esa forma estilística, donde la obra moderna se conecta con lo
antiguo, lo clásico, la moda, el movimiento o tendencia, con los géneros y
estilo de lo que se haya podido concebir dentro de la obra, con su lenguaje
poético, la estructura. Por ejemplo, una obra de Shakespeare, de Esquilo, de Sófocles,
de Racine, entre muchos.
Es allí donde nos encontramos con esa fusión
que está presente en el Teatro Pastiche, con una mezcla de elementos
propios de lo que se ha dicho palabras arriba: Teatro del Absurdo con
las convenciones del melodrama clásico. Una tragedia griega, con una música de
salsa, con música clásica y bolero, entre otras.
Y sí ahondamos más, nos encontramos con la
inserción de fragmentos de diálogos, tramas o personajes icónicos de otras
obras de teatro a un nuevo contexto. Por tal motivo, se encuentra que el teatro
pastiche en la puesta en escena, también se suma con mucha fuerza, dado que los
directores y diseñadores lo utilizan visualmente. Busquemos ejemplos que nos
acerquen esto. Si utilizamos una obra de Henry Ibsen, que es un realismo del
siglo XIX y en él le colocamos un vestuario futurista de los años 60, o años
80, el mismo siglo XXI, ya nos está dando un acercamiento al Teatro Pastiche.
Se encuentra en los actores que realizan diferentes estilos de actuación, y
“vaya que lo he visto por cada obra que veo” e incluso muchos actores y
actrices, por hablar de Venezuela, se jactan en decir, “yo utilizo varias técnicas
y eso me arrojó mi propia técnica”. Eso por la sencilla razón de buscar nuevas
maneras de actuar en la escena. Ahora bien, ejemplos teatrales hay muchos y
este Festival de Teatro Venezolano, al igual que el Festival de Teatro
Progresista, se dejó colar con los grupos representantes, tanto de Venezuela,
como del extranjero en el caso del Progresista. Ahora en este escrito, no voy a
nombrar a ninguno, que sean los mismos hombres y mujeres del teatro que lo
hagan y realicen sus propias reflexiones, para que de esta manera lleguen a una
conclusión.
Por consiguiente, en La estética del
pastiche postmoderno. Una lectura crítica de la teoría de Fredric Jamenson,
Inmaculada Murcia Serrano, (2009) nos expone que: si se sigue buscando en todo
este proceso, nos vamos a encontrar con directores como Robert Wilson o Calixto
Bieito, que a menudo utilizaban el pastiche visual, donde combinan estéticas chocantes
e inesperadas al reinterpretar óperas o textos clásicos. “En resumen, el ‘teatro
pastiche’ es un enfoque estético que celebra y reconfigura la historia del arte
y la dramaturgia, permitiendo una rica conversación entre el presente y las
tradiciones pasadas” (p. 16).
Considerando lo hondo del tema, nos muestra Serrano lo referido por
Jamenson donde:
Considera el pastiche como la principal consecuencia que se derriba del derrumbe de la “ideología”, la fuente esencial de invención e innovación artística durante la modernidad. El autor asocia este fenómeno con la desaparición o descentramiento postmoderno del sujeto, que habría provocado la ruina de aquella otra estética de la expresión que incentivaba la búsqueda de un estilo personal e identificable: “La desaparición del sujeto individual, y su consecuencia formal de la creciente disipación del estilo, engendrando la práctica casi universal de lo que se puede llamar “pastiche”. Este se ha de caracterizar entonces, no por abrir nuevas sendas estilísticamente innovadoras, sino por volver la mirada hacia “las voces almacenadas en el museo imaginario” (p 2).
Ahora en mi carácter como hombre de teatro, no
pretendo cambiar la visión de ninguno, simplemente mostrar lo que la
experiencia me ha arrojado en estos años en el teatro venezolano. No veamos al
término como un obstáculo, sino como una oportunidad para el diálogo y la
reflexión en el mundo del teatro venezolano.
La exploración nos permite eso, comprender,
indagar, reflexionar sobre lo que estamos haciendo y por supuesto, luego seguir
creando bajo bases sólidas. Pues experimentar nuestras obras nos hace mucho
mejor. Pues bien, es esencial celebrar la diversidad de las formas teatrales y
el proceso creativo que cada uno aporta.
Comprender en este caso, que la imitación y la
mezcla de estilos no son un indicativo de falta de originalidad, más bien se
nos presenta como un testimonio lleno de riquezas de nuestra tradición teatral,
recordando que somos venezolanos y nuestro teatro venezolano, también busca su
identidad, su forma, el hecho de existir como tal, adaptándonos a nuevas
realidades. Los hombres y mujeres del teatro venezolano tienen mucho que
aportar y como es un arte colectivo, las agrupaciones en su conjunto también,
dejando secuelas de lo ya realizado, para que el escenario mundial conozca esa
forma y el pastiche se erija como un vehículo poderoso para expresar las
complejidades de nuestra cultura. Así, invito a todos los amantes del teatro a
seguir indagando en esta fascinante tendencia y a reflexionar sobre lo que
significa ser parte de un arte en constante transformación.
A manera de conclusión, para no cerrar la
conversación, cabe destacar, que en ningún momento se quiso ofender a dichas
agrupaciones. Era la dinámica del foro de crítica teatral, de un desmontaje
para las agrupaciones. En este caso siempre se debe llegar a una reflexión,
conclusiones. Por tal motivo, lo referido al arte, pero también de todos
aquellos que estamos imbuidos en el hecho crítico y de transformación teatral.
Dado que es un festival el que nos hace el llamado y a él mostramos la mejor de
las formas para que todo brille y sea fructífero para todos. La posmodernidad o
transmodernidad nos llama. En los encuentros subsiguientes, se siguió comentando entre telones lo referido al
termino Pastiche como estilo. Unos comprendiéndolo y luego buscando su manera y
forma de asociarlo al arte teatral que efectúan en este momento. En este caso,
llamo a la reflexión del hecho artístico que estamos realizando y que en ningún
momento se refiere a algo peyorativo, sino más bien un estilo que se encuentra
en boga en nuestra América Latina. Por lo tanto, pido excusas, por si alguna
agrupación se ha sentido ofendida, en mi caso no ha sido con esta intensión,
sino más bien, el hecho de comprendernos, como hombres y mujeres de teatro, al
momento de realizar montajes teatrales para un festival de teatro de esta
magnitud.
Vaya
mis felicitaciones para todos los grupos participantes y sus organizadores.
Fuentes Bibliográficas.
Guerrero
Zambrano. Juan. Historia del Teatro Contemporáneo. Editorial Juan
Flores. Barcelona, España (1961).
Murcia Serrano, Inmaculada. La estética del
pastiche postmoderno: una lectura crítica de la teoría de Fredric Jameson. (2009).
Libro en línea, disponible en: File:///C:/Users/PC/Downloads/Dialnet-LaEsteticaDelPastichePostmoderno-3282990.pdf.Consultado 28 de noviembre de 2025.
Caracas, 29 de noviembre de 2025

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