30.6.25

Monólogo para un escritor. Daniel Herrera

 

José Manuel Suárez Ávila, @jose_m_srz

Monólogo para un escritor: Resistencia íntima y lucha silenciosa

Por Daniel Herrera.

Escribir es, para la dramaturga y el dramaturgo, un acto de fe. Es soñar con que un personaje, una frase o un momento escénico —sugerido únicamente con palabras— logre ser tan entrañable, preciso y contundente como para convencer a un director, una productora o un elenco de que esa historia no solo merece ser contada, sino llevada a escena y compartida (o confrontada) con el público.

En Venezuela, ese acto de fe es aún mayor. En nuestro país, existe un universo dramático dormido en el papel, esperando ser representado: obras publicadas o inéditas que nunca han llegado a los escenarios. Esta es una de las aristas que explora Monólogo para un escritor, escrita y dirigida por Sofía Romero, presentado por el grupo Ocaso Teatro los días 17 y 18 de mayo en la sala Metáfora Teatro de Los Teques. La obra sumerge al espectador en el dilema de un personaje atrapado entre su vocación y su supervivencia, entre la invisibilidad y la necesidad de ser visto.

Alanis Briceño, su intérprete, despliega un amplio registro emocional donde conviven la frustración, el drama, la ironía y la ternura. La puesta en escena del monólogo optó por una sencillez casi minimalista permitiendo que cada palabra, cada gesto de Briceño, adquiriera un peso dramático único. La obra rinde homenaje a creadores como Rodolfo Drago, Eliseo Naranjo, Tanya Díaz Reyes, Silder Briceño, Ricardo Martínez, Oswaldo González y Nelson Romero, figuras esenciales de nuestra memoria teatral. Dejando claro que las nuevas generaciones tienen un compromiso con el pasado y el presente del oficio. El proyecto obtuvo doble reconocimiento en el Primer Festival de Monólogos de Los Teques: segundo premio en dramaturgia y tercero en interpretación femenina. Distinciones que certifican su calidad artística actual y, a la vez, revelan su prometedor potencial de evolución.

Con elegancia, la pieza juega con la metateatralidad: en ocasiones, el personaje —una dramaturga— se dirige al público y parece escribir en vivo la misma obra que estamos viendo. Así, Monólogo para un escritor se convierte en una ventana a la cotidianidad del oficio dramático, exponiendo sus vulnerabilidades y, al mismo tiempo, reivindicando su poder.

Fotografía:  José Manuel Suárez Ávila, @jose_m_srz

1 comentario:

  1. Excelente crítica. Vi la Obra, en su estreno en el Teatro Lamas en el Festival de Monólogos Oswaldo González y es tal cual lo que se "retrata" en este texto.

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