El Festival Nacional de Teatro 2025 reflexiona sobre el arte escénico
Noticia Al Día participa activamente en las actividades de una fiesta que concita artífices y ciudadanos a través del hechizo y la magia de la poesía teatral. Un centenar de actores y actrices dan vida a una experiencia sobre la que se produjo una jornada de reflexión colectiva, la cual es reseñada, en exclusiva, por nuestro cronista y colaborador cultural, Alexis Blanco.
Por Alexis Blanco
TOPARQUÍA BENDITA…No recuerdo si fue Manuel Suzzarini,
o Aníbal Molina Blanchard, o Tito Córdova, tres de mis profesores de periodismo
más eruditos en ética e historia, quienes nos instigaron a indagar
profundamente dentro del pensamiento “Robinsoniano”, para explorar sus (para su
época) muy atrevidas y revolucionarias ideas acerca del poder constituido en el
seno del pueblo y para el pueblo.
De alguna manera, muy sutil y ajena, el dramaturgo Isaac Chocrón aludió la palabruja cuando escribió Simón, una obra de teatro que debería ser de obligatoria lectura en nuestras escuelas y liceos. Con los poetas, Blas Perozo Naveda, Ramón Elías Pérez, Tito Núñez y Antonio Pérez Esclarín, también hubo conversaciones donde la vida y obra de Simón Rodríguez, alias “Samuel Robinson”, generaba también inquietudes muy visionarias. En realidad, la palabra “Toparquía” no alborotó demasiado los pasillos de, digamos, el Instituto Pedagógico de Barquisimeto o los de las sendas escuelas de Educación de LUZ, la ULA o la UCV. Un tema tan utópico siempre será visto con reticencia por los “seres de ciencia”.
Imágenes de la Jornada sobre Teatro, jueves 28, en el MMAG. |
La carta del 2 de febrero de 1847, remitida a su amigo, Anselmo Pineda, puede ser vista como una experienciada reflexión de Simón Rodríguez sobre el poder y la periferia. Es el texto donde, tal vez por única vez en sus textos conservados, él inventa el “concepto americano, republicano y federalista de “Toparquía”: poder del lugar. Territorio con voluntad. No “señorío local” (como señala la acepción del término en el diccionario), sino célula social y colectiva de voluntad política integrada en un tejido general o nacional del poder”, según nos cita el historiador Juan Antonio Calzadilla Arreaza.
Pero he aquí que las utopías ceden impetuosas al paso
de la Humanidad in crescendo y así fue como encaramos esa categoría, Toparquía,
el jueves pasado, en el Museo Municipal de Artes Gráficas, donde se nos convocó
para un trascendente evento de interés nacional: La Primera Jornada de Reflexión y Cartografía Teatral. Un evento organizado por
el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la Compañía Nacional de
Teatro, como chispa inicial del Festival Nacional de Teatro Venezolano 2025, un
evento cultural de gran envergadura que “celebra y renueva las artes escénicas
en todo el país”, según refería Keyla González, directora del Gabinete Cultural
Zulia, donde el evento comenzará hoy viernes, en el Teatro Baralt, en homenaje
al maestro Romer Urdaneta, mientras que la versión nacional consagra un
homenaje al finado maestro Asdrúbal Meléndez.
Romer Urdaneta, artista homenajeado en Maracaibo. (Foto AB) |
Fue muy lindo y nutricio volver a vernos las caras, “reunidos en reunión y debatiendo”, para responder un conjunto de cinco largos cuestionarios donde se inquiere información atinente a todas las áreas y facetas vinculadas con el quehacer escénico criollo. Nadie necesitó ser un erudito en materia de Inteligencia Artificial para advertir ese cierto tono neutral que caracteriza a los contenidos solicitados al Chat GPT y sus sirenas afines. La IA es, por supuesto, una herramienta válida para concitar vuelos.
Y fue con Inteligencia Artificial que accesamos al concepto de TOPARQUÍA
TEATRAL. Dice, cómplice invisible, Géminis, el chat de Google: “La toparquía tiene dos acepciones principales: por un lado, es el señorío o
jurisdicción de un toparca, siendo que la RAE la define como “Dominio o señorío
muy reducido”. Por otro lado, en la filosofía de Simón Rodríguez, es un
concepto de autogobierno local y democracia directa donde las comunidades
organizadas se autogestionan y toman sus propias decisiones, formando una red
de voluntades que fortalece a la nación.”
Isidro Morillo, en el Baralt. |
Alguien extrañó al inolvidable filologista experto en teatro, Godsuno Chela Flores, quien habría sonreído al escucharme leyendo: “La palabra proviene del griego topos (lugar) y arkhe (principio, poder), más el sufijo -ia (cualidad).”
También nos elevamos (en la mesa de debate que nos
correspondió estábamos, casi como que jugando a la arqueología del ser, gente
como el propio homenajeado, Romer Urdaneta, Nicanor Cifuentes Gómez, Freddy
Marín, Adelfa Giovanny, Arnaldo Pirela Paredes (a quien vaticiné que sería
elegido como el Delegado del Zulia ante esa suerte de congreso nacional que se
efectuará en Caracas, en noviembre próximo), el joven Jonathan Camacaro, Álvaro
Silva, Blanca Basabe, Mary Franco y otras compañeros y compañeras cuyos nombres
escapan a una memoria fragmentada ahora. Yazmina Jiménez, Juana Inciarte,
Álvaro Barros, Ilya Izaguirre, Stefany Bohórquez, Juliett de la Cruz, Leonardo
Isea, Roxana Portillo, José Davalillo, Rafael Contreras, Reinaldo Sánchez,
entre otros no menos clave.
Todos con una vasta experiencia confrontando ese rigor
del oficio. El que, en su Hamlet, William Shakespeare perfila: “Ser o no ser,
ésa es la cuestión. ¿Qué es más digno para el espíritu, sufrir los golpes y
dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra océanos de calamidades y,
haciéndoles frente, acabar con ellas?”.
Así
enfocado, el espíritu de Simón Rodríguez deja a su magistral alumno en pleno
Delirio sobre el Chimborazo para asumir con lúcido brío esta nueva Cátedra:
“Poder del Pueblo: La toparquía significa el "poder de la gente de cada
lugar" para resolver sus problemas concretos usando sus propios recursos. Democracia directa: Es una forma de democracia directa donde
pequeñas comunidades o conglomerados toman decisiones sobre asuntos de su
interés.
Descentralización y autogobierno: Se centra en la
organización territorial y la transferencia de poder a las comunidades locales,
promoviendo su autogobierno. Comunas:
La
toparquía se concreta en el siglo XXI a través de las comunas, consideradas
como células fundamentales de una sociedad que busca la participación
ciudadana. Confederación de voluntades: La reunión de varias toparquías a
través de una confederación formaría un gobierno "perfecto" y
constituiría una nación fortalecida…”. La Inteligencia Artificial podría ser el
arma de los que tienen razón.
El imprescindible maestro brasileño, Augusto Boal, nos
encaminaba: “Puede ser que el teatro no sea revolucionario en sí mismo, pero no
tengan dudas: ¡Es un ensayo de la revolución!”. ¡Todos a una…!
Porque estoy convencido que es un error esa imagen de los artistas del teatro
“yendo a las comunidades, a la comuna”. ¿A hacer qué? Cada conglomerado humano
sabe y reconoce mejor que nadie lo que significan y representan sus propios
mitos y secretos. El teatro es eso.
Recordaba yo al enorme Juan de Dios Martínez Suárez y
su teoría del sancocho comunitario. Según nuestro “negrito de nación”, nada
mejor que hacer en grupo una gran sopa, cocinarla justos, prepararla y
comérsela juntos, bebiendo grato y conversando de problemas comunes y como
resolverlos. Cada comunidad posee su propia teatralidad per se. Es menester
dejarla fluir, ser, enriquecer…También recuerdo a aquel grupo teatral español
llamado Noviembre, que se inventó una película para decirnos: “Quiero hacer teatro
porque quiero hacer algo por mí y por los demás. Quiero hacer teatro porque
creo que sirve para comunicarse entre los seres humanos, porque creo que puede
ser un camino hacia el entendimiento y hacia la comprensión. Por eso…”.
También porque pienso que estamos viviendo una
revolución. Una revolución muy asediada, vilipendiada, menospreciada, vuelta
nada. En una nación increíblemente rica y hermosa a la que el imperialismo
neoliberal quiere echarle garra a cualquier costo. Una doble guerra,
económico-política e ideológica, donde solo el arte, en general, y el teatro,
en particular pueden continuar siendo bastión y búnker de resistencia a
ultranza. También porque además de pensar, milito y actúo como un artista de
nuestro tiempo y en una patria que cada día más me exige ser constante. Sigo:
La hermosa Keyla González determinó aspectos
fundamentales de toda esta gran fiesta que se gesta y realiza como una integral
performance en torno a la PAZ: "El Festival Nacional de Teatro Venezolano
no sólo es una oportunidad para que el público zuliano disfrute del talento de
nuestros artistas y para que los creadores compartan sus propuestas, sino que
nos arrojará datos sobre las condiciones actuales del quehacer escénico: qué
tenemos, qué se está haciendo, dónde y con qué", añadiendo otras claves:
"Estamos muy contentos con la respuesta, ya que se han inscrito más de 200
personas, representando a 97 agrupaciones de teatro, incluyendo grupos
escolares, profesionales y emergentes".
La fiesta está en función. En escenarios importantes
como el mencionado Teatro Baralt; el Instituto Municipal de Cultura de San
Francisco "Juan de Dios Martínez"; el Centro Cultural y Recreativo
Palmarejo; el Centro de Arte de Maracaibo "Lía Bermúdez" y el
magnífico Parque Monumental Ana María Campos. "Tendremos obras de calidad como: Un Hombre se Prepara, Claroscuro,
Teatro a la Carta, El Retador del Lago, Evasión en el Espejo,
¿Y Dónde Están los Libros?, La Flor de las Ilusiones y 5to
Piso”, detalló Keyla González.
Desde otros reinos, la bienamada cómplice actriz
dramaturga, María Elena Villasmil Suárez, me hace recordar a nuestra maestra,
la francesa Ariane Mnouchkine, en un homenaje agregado para Romer Urdaneta: "En las grandes ciudades como París o Buenos Aires es increíble que la
gente vaya al teatro, porque las personas salen del trabajo cansadas y en vez
de ir a ver tonterías a la televisión, vienen a vernos y pagan. Creo que el
teatro es una especie de milagro. En ese momento compartido con nosotros, los
actores se ponen la máscara y los espectadores se la sacan. Compartir la comida
es un signo de amistad, de ternura, tenemos ganas de que estén bien
alimentados, de que no tengan hambre durante el espectáculo.
De que tengan tiempo de calmarse y de olvidarse de las
situaciones conflictivas del día o de su trabajo. Creo que el teatro es,
durante algunas horas, una utopía. 600 personas que respiran juntas, que no se
matan, que no se pelean todo el tiempo, que se miran, que se hablan. El teatro
es un reflejo de lo que el mundo podría ser". Luego leeremos todos ese
poema de Ariane:
¡Auxilio!
Teatro, socórreme.
Duermo. Despiértame.
Estoy perdido en la oscuridad, guíame, al menos, hacia una luz.
Soy perezosa, avergüénzame.
Estoy cansado, estoy fatigado, levántame.
Soy indiferente, golpéame.
Sigo siendo indiferente, golpéame en el rostro.
Tengo miedo, dame coraje.
Soy ignorante, edúcame.
Soy monstruosa, humanízame.
Soy pretencioso, hazme morir de risa.
Soy cínica, desármame.
Soy tonto, transfórmame.
Soy mala, castígame.
Soy dominante y cruel, combáteme.
Soy pedante, búrlate de mí.
Soy vulgar, elévame.
Soy muda, desamordázame.
Ya no sueño, trátame de cobarde o de imbécil.
He olvidado, arroja sobre mí la memoria.
Me siento vieja y rancia, haz surgir la niñez.
Soy pesado, dame la música.
Soy triste, busca la alegría.
Soy sorda, haz aullar el dolor como una tempestad.
Me siento agitado, haz surgir la sabiduría.
Soy débil, enciende la amistad.
Soy ciega, convoca a todas las luces.
Estoy sometida por la fealdad, haz entrar la belleza conquistadora.
Fui arrastrado por el odio, haz surgir todas las fuerzas del amor.
Sí. La nueva era del Teatro Venezolano podría comenzar (“La tierra giró para
acercarnos”, nos sopla Montejo) bajo el signo de esta palabra bendita:
TOPARQUÍA.
Al fondo, Romer Urdaneta, en escena con Luis Carrero y Alexis Blanco en Severa Vigilancia, de Jean Genet, en la sala baja del Bellas Artes, año 1976. |
¡Salud!
(Alexis Blanco. Comuna de La Pastora. Maracaibo,
28 de agosto de 2025)
Tomado de Noticia
Al Día. 29 de agosto, 2025
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