13.8.25

PERFILES: Marisol Ferrari conversa sobre su oficio

 Marisol Ferrari conversa sobre su oficio

“Una forma de sembrar paz es danzar”, Marisol Ferrari. 

 

Por Alexis Blanco

He aquí la más importante entrevista que quizás haya hecho en mi carrera. Había olvidado que tenía pendiente esta conversación con la maestra Marisol Ferrari, quizás por circunstancias aciagas y muy tristes para mí. Pero entonces sucedió que ella envió, por sus redes sociales, este video donde, glamorosa y vestida con una malla roja, realiza un hermoso, a la vez que exhaustivo, despliegue o revisión de su propio cuerpo, digo, su extraordinaria herramienta de trabajo. Magistral, como todas las obras de arte que nos lega.

Verla, una y otra vez, instigó la necesidad de escribirle: “El rojo hace que levite mejor. Dominio y control absoluto de su instrumento artístico: usted misma. Vientre de diamante sosteniendo tiempos y movimientos. Sencilla y prodigiosa, en y con su arte. Es para emocionarse de verdad”.

Todo lo de Marisol Ferrari emociona: su llegada a Maracaibo, en plena ebullición y efervescencia planetaria, a consecuencia de los incidentes históricos, políticos, ideológicos y culturales generados durante eventos como los denominados, Mayo Francés; la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, México o la secuencia de dictaduras militares que desoló al continente y que también hicieron eco en su natal Uruguay.

Con su hijo Gabriel, de tres años de edad, aterrizó en Grano de Oro para encendernos la mirada. Mientras intento escribir sobre y desde ella, me viene a la mente algún aforismo del muralista y crítico de arte, Lincoln Perry: “El arte es una meditación visual de la vida, abierta a todo el mundo”. El arte de Marisol Ferrari siempre ha sido eso: una meditación pública.

Y entonces caigo en cuenta que mi proceso creador, como periodista cultural de esta ciudad, está indisolublemente vinculado con el trabajo artístico, ético y muy humano de la Noble Dama “Uruguayo-Maracucha”: desde su vinculación con el movimiento teatral de la ciudad; su visión de la danza como estética realizada como una liberación de la conciencia social y del alma histórica; su pasión por enseñar y formar dentro de una disciplina militante; la traída a Venezuela, a Maracaibo, de insignes artistas como Alicia Alonso, Ernesto Cardenal o Los Cuatro de Chile; la transformación del antiguo aeropuerto por donde ella misma llegó, en un centro cultural de extraordinaria trascendencia y proyección internacional para la propia Universidad del Zulia; la ingente cantidad de folletos, revistas, libros y documentos para sustentar la acción creadora atinente a la danza. Ahora pinta, muy fino y bien, con sentido útil de la vida sustentable.

También cubrí sus decisiones clave: dejar LUZ para para montar tienda aparte, digo, el nacimiento de la Asociación Zuliana para el Arte de la Danza, Azudanza y la construcción de ese espacio propio, maravilloso y pleno de éxitos y de gloriosas nostalgias, ahí en Isla Dorada, donde ahora ha cedido el testigo a su hijo Gabriel Torres, quien junto con Venus Ledezma gerencia el auspicioso y ya consagrado centro llamado La Orilla Cultural. Gerencia y estilo. Adoro seguir aquí, aprendiendo a caminar y bailar sobre las aguas.

Y cuando creía que tenía lista esta introducción, emergió una faceta artística distinta al mundo de la danza, donde ella reina y se extiende: Marisol siempre ha sido una artista visual de muy bien macerados principios técnicos y así lo demuestra este compendio de objetos y figuras de uso cotidiano. Un proceso madurado y hermoso que agrega una nueva dimensión noticiosa a esta entrevista, realizada en sus formidables espacios de ensueño.

Todas las citas incluidas en las preguntas provienen de conversaciones y de lecturas comunes. Para bailar bien hay que pensar mejor. Ello sintetiza su fructífero trabajo creador. (Alejo Carpentier susurra al oído a la Maestra Marisol y le agradece el tono, ese de “Nuestro acento vertido sobre nuevas técnicas, sin que por ello deje de ser nuestro acento”…). Es cuando ella gira en 360 grados sobre sí misma y responde nuestra pregunta:

.-Ese reciente e impresionante video suyo, donde muestra dominio, fuerza, poder, gracia y fortaleza. ¿Podría enfocarlo como una lección para quienes leen esta entrevista?


-Yo lo hice porque cuando uno da clase, no se ve de verdad como está, desde el punto de vista físico. En el salón no tengo espejo, porque no creo en los espejos. Porque ellos son sumamente perjudiciales para el bailarín, quien, al tener un espejo, nunca tiene plena conciencia corporal. Entonces yo no tengo espejo. Y me dije: bueno, me voy a hacer el video. Porque yo acabo de pasar unos 10 meses, aproximadamente, por una lesión, producto del viaje que hice, el año pasado, al Festival Internacional de Danza Contemporánea en Nicaragua. Ese viaje, como no había vuelo directo, me costó cinco aeropuertos de ida, cinco aeropuertos de regreso y once aviones. Se me lesionó lo que se llama el “manguito rotador”, debido al peso del bolso de mano.

Bueno, Alexis, quedé que no podía levantar los brazos, no me podía levantar de la cama, ni me podía vestir y yo pensé hasta aquí llegué yo, con esto ¿Cómo me recupero?. Visité el traumatólogo y me dijo “mire, profesora Marisol, eso es disciplina, constancia y paciencia”. Y yo de eso tengo mucho. Eso fue en octubre del año pasado, cuando empecé con el problema. Ya en enero, yo comencé dando clases, no me paré. Pero antes, 2024, tenía el espectáculo pedagógico en Bellas Artes, en noviembre pasado, con 10 horas parada. Después agarré 15 días de vacaciones y en enero, comencé nuevamente, ayudándome, y te puedo decir en este momento (¿Por qué tú lo viste, verdad?).

Como 10 meses después ya estaba 100% recuperada. 45 terapias. Entonces el video fue un poco para ver hasta dónde yo llegaba desde el punto de vista técnico y físico. Luego fui agregando yo misma movimientos de la danza, para ir solucionando el problema. Utilizo todo mi trabajo: la relajación, la atención, la concentración, la respiración, todo un método que yo he hecho durante 58 años, donde he formado un sinfín de generaciones de bailarinas y bailarines. Y para dar un ejemplo de lo que la danza puede hacer por cualquier persona, de cualquier edad o condición.

De nuevo Alejo Carpentier refrenda nuestra admiración por Marisol Ferrari: “La danza, en su sentido más profundo es una sintaxis de la dinámica humana, según la cual el movimiento, respondiendo a sus voliciones profundas, mantiene la arquitectura del cuerpo, del organismo, de la formación muscular del ser humano, sin modificar las líneas, pero, por el contrario, magnificándolas y dándoles un sentido expresivo que es el de Orfeo, alzando las murallas de una ciudad al sonido de un arpa. Baile, música y arquitectura son tres esencias que se integran en una totalidad”.

-Prevalece una tendencia global en cuanto a que el artista salga a la calle o a la plaza a hacer su trabajo de pública manera…¿Cómo lo visualiza usted?

-A mí me parece maravilloso, de verdad, que el artista vaya al aire y respire el mundo. Hay que ir a las comunidades, algo que ves en China, y en Oriente, donde observas gran cantidad de gente haciendo diferentes técnicas de la danza, al aire libre, y el maestro enseñando de forma masiva. Eso me parece maravilloso. Ahora, en mi caso, se hizo en Danzaluz, cientos de veces y eso tú lo sabes.

Después nos fuimos a las plazas, a las de los centros culturales, a todo lo que eran las comunidades, todo eso se hizo permanentemente en Danza Solidaria, un programa de Azudanza. Llevábamos los eventos a todo lo que eran los diferentes municipios, tanto a nivel nacional, regional e internacional. Y la gente asumiéndose a través de la danza, desde sus propios ritos, sus tradiciones. Incluso es importante porque sirve para rescatar lo que dice esa identidad, que muchas veces se ha perdido y se ha perdido de modo terrible. El artista nunca debe olvidar su origen.

Carpentier sigue oliendo a café recién colado: “El espíritu de la danza es inseparable de la condición humana, porque la danza es el alfabeto gestual de la forma humana, y como tal este alfabeto, se hace inteligible, significante, para los hombres y mujeres de cualquier raza o latitud. Es el idioma universal por excelencia y es evidente que, por ello, en una época como la nuestra que asiste a un proceso de universalización de la cultura y el arte, el ballet conozca, en todas partes, una suerte de Edad de Oro”.

-Otra tendencia clave tiene que ver con el creador ante la tecnología y la IA…En su caso, ¿Cuál en su reflexión prospectiva sobre el tema y cómo piensa que ha de influir en la danza?

-Fíjate que, desde el año 1968, realizo mi primer trabajo coreográfico, con dos canciones del nordeste de Brasil, que son: Funeral del Labrador y Carcará, y lo hago con la música en vivo, con Federico Brito tocando el violín y, cantando, la gran actriz uruguaya, Dahd Sfeir. Ahí utilicé la parte audiovisual, con imágenes que se proyectaban, sobre las grandes masas del campesinado de Brasil. Yo toda mi vida he trabajado, y me parece fabuloso, con todos los recursos de la vanguardia contemporánea. Siempre he creído en esto. Tú recuerdas, del año 1972, nuestra Cantata de Santa María de Iquique, en el Gimnasio Cubierto, donde integraba la música de Quilapayún con un video narrado por el maestro actor, Héctor Duvachelle. Eran imágenes de la huelga chilena de los obreros del salitre. El trabajo audiovisual ha sido implícito en esta casa.

Otro ejemplo: Vino la pandemia y nos cierran, de un domingo para un lunes, todas las actividades. No podíamos dar más clase presencial. Me pregunté ¿qué hago? Yo nunca en mi vida había trabajado por computadora. Entonces, las alumnas que quedaron, se sintieron mal. Yo no tenía computadora, no tenía laptop y con el telefonito me empecé pues a poner en la onda audiovisual y virtual. Empecé a dar las clases en línea. Durante toda la pandemia, yo di clase. 6 horas diarias de clase. Con La Universidad de Panamá, con la Escuela Nacional de Formación Artística de Uruguay, que me contrató por un semestre para dar composición coreográfica. Con gente e instituciones de Chile, Estados Unidos, México, República Dominicana.

Ahora mismo, perfectamente, manejo mi computadora y creo que soy la única maestra que sigo con las clases que manejo en línea, mi herramienta perfecta para poner videos, para poner fotos, poner todo. Yo dejé los miércoles y sábados para trabajar en forma virtual. Y me encanta, me gusta mucho y realmente, bueno, en el salón, con la barra, la instalo, muestro el ejercicio, me voy a la computadora, las alumnas hacen, corrijo, vuelvo a la barra y así. Es el nuevo mundo. Danzaremos en él.

“La danza tiene la virtud de inscribir su dinámica en el espacio, llenándolo de signos, de movimientos, que comunican un sentido a su vacío aparente (…) con el gusto, el impulso —individual o colectivo— de la danza, el espacio se magnifica, llenándose de mensajes, de significados agónicos, de contingencias gestuales, de arranques, de levitaciones, voliciones, comunes a todos los seres humanos, aunque en su gran mayoría estén privados de las facultades necesarias a su exteriorización”. Es una bendición danzar con Marisol Ferrari, cuyas seis décadas ameritarían un gran libro…



-¿Cómo siente que ha evolucionado la danza, desde sus primeros maestros, hasta este tiempo donde la pasión parece estar siendo desplazada por los celulares y la frivolidad como esquema?

-Vivimos en la época de los años 70, 80, 90, todo un desarrollo muy importante de la danza contemporánea, que tiene lugar en esos años. Todos aquellos grandes maestros tenían su actividad, y con gran respaldo, a nivel de subsidios, y en diferentes áreas de la danza, en general, tanto del ballet, como la danza contemporánea, de un altísimo nivel. Aquí hay algo que me parece terrible: La única maestra que queda, de esa generación, a nivel nacional, en actividad, soy yo. Otros han partido o retirado.

Es triste, sí… ¿Qué quiero decir con eso de una “Técnica Ferrari”? Lo que podría quizás diferenciar mi proyecto con respecto al de otras Academias sería mi suerte como aprendiz. Yo llego a Venezuela con una formación profesional, no me vengo a formar acá, yo vengo formada de Uruguay y Chile y ahí entonces yo tengo el contacto directo con la Técnica Graham, a través de mi maestra (Hebe Rosa) y tengo el contacto directo con la escuela del expresionismo alemán, en la universidad de Chile, con el maestro Sigur Leeder, quien fue mano derecha de Rudolph Laban, quien es el gran investigador de la danza, el que creó el sistema de anotación y fue quien hizo todo el estudio científico del espacio, desde la escuela alemana, que es fundamental en el arte de la danza, en su desarrollo desde el siglo veinte hasta ahora.

Entonces, claro, yo vengo con esa formación y también de integrar una compañía oficial de ballet, El Ballet Nacional de Uruguay, de línea clásica. Así mismo, mi trabajo con la danza contemporánea lo inicio, paralelo con mi trabajo en ballet, con el grupo independiente que fundo en el teatro La Máscara, en Montevideo. Aquí no había absolutamente nada de danza contemporánea. Eso me satisface.

“De ahí que cuando la danza alcanza las cimas de sus posibilidades de expresión en el arte de una Alicia Alonso, sus logros cobran un alcance universal, rebasando las insuficiencias de las palabras y las fronteras de los idiomas. Obsérvese que nada resulta tan difícil como describir un gesto. Y es que el gesto se acompaña de un significado específico, que desafía las limitaciones descriptivas del lenguaje. Pero, en la danza, no valen mensajes a medias. El gesto ha de magnificarse dentro de un estilo predeterminado, para llegar a su máximo poder de suscitar la emoción colectiva, de exaltar o de manifestarse en término de una belleza absoluta”. Marisol Ferrari mueve los brazos, ángel elevado: Nada en la danza me es ajeno.

-En la misma tónica…¿Realmente pueden la cultura y el arte rescatar a la humanidad en estos tiempos tan difíciles y complejos?

Alí Primera y Marisol Ferrari

-Si. Recuerdo haber conversado, muchas veces, con Alí Primera, muy cercano a mi trabajo creador, todos estos temas. Y te digo más: mis maestros me formaron de una forma disciplinada, muchas veces rígida, en lo que se refiere a las técnicas de la danza. Mi padre, Héctor Ferrari, educador, fue quien tuvo gran influencia en mi forma de pensar acerca de lo que la vida y el arte deben proporcionar al ser humano. Pero realmente al conocer a Alí, a su canto, su conciencia, su compromiso, ello resultó fundamental para mí, para sentirme más latinoamericana y, sobre todo, más venezolana. Y dando a mi danza ese sentido de conciencia y de reflexión. Me parece esencial ejercer el arte con conciencia.

Fíjate mi contacto con artistas de la talla de Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti e intelectuales de la dimensión de César Rengifo, Aquiles Nazoa, Ernesto Cardenal, Nicolás Guillén o también la inmensa fortuna de haber tenido el contacto con seres como Alicia Alonso o Antonio Gades. En tiempo presente, me resulta importante mencionar el apoyo a la danza que durante estos últimos años ha garantizado el gobierno nacional, lo cual ha garantizado el desarrollo y la creación de instituciones consagradas a las bellas artes y en este caso a la danza. Eso es una forma de sembrar la paz.

Antes de marcharse, Alejo Carpentier estampa un aforismo de Los Pasos Perdidos a su admirada artista maestra: “Nada hay más hermoso que la danza de un macizo de bambúes en la brisa”
-Hable un poco de este hermoso espacio, frente al lago, La Orilla Cultural…

-Muy linda, La Orilla Cultural, bello proyecto de mi hijo Gabriel Torres, y su compañera, Venus Ledezma. Estos espacios son ahora de ellos. Para hacer toda esta actividad que ha ido creciendo de manera progresiva. Se ha transformado en un espacio a la orilla de nuestro querido Lago de Maracaibo. Por aquí ya han traído su arte, artistas plásticos, fotógrafos, bailarines, actores, músicos, escritores, poetas, etcétera que han dado vida a un proyecto que deviene en muy importante para toda esta zona del norte de la ciudad.

En 2001 tuve la suerte de conseguir este terreno. Tenía tres años esperando que LUZ me cancelara mis prestaciones sociales, luego de tres décadas de trabajo. Tuve suerte. Luego contacté a mi amigo, el arquitecto Guido Negrón, quien se encargó de erigir esta infraestructura, con el sentido de cuerpo apto para albergar nuestro sueño de una danza solidaria.

Al principio, yo quería una estructura circular, pero habría sido muy costoso realizarlo y entonces optamos por esta concepción de espacio que igualmente conserva propiedades de calidez y armonía, visual y ecológica. Desde el 2004, por acá has desfilado artistas y maestros de toda América Latina y el Caribe. Vienen cosas mejores.

Entre las hojas de su jardín o dentro de los muy bien cuidados vestuarios de sus producciones coreográficas, la maestra Marisol entrecierra sus ojos y cree escuchar la voz bienamada de su camarada, Alicia Alonso: “La danza no es la palabra, sino la esencia de las palabras.

Por ejemplo, cuando dos bailarines interpretan un pas de deux de amor, no están hablando, sin embargo están expresando cosas esenciales: cariño, alegría, nostalgia… Uno las siente, sin necesidad de las palabras. Por eso siempre digo que cuando una persona está muy presionada, tensa por el trabajo o por los problemas familiares, es bueno que asista a una función de ballet.

Puede sonar muy trivial, pero cuando lo hacemos hay tantas cosas hermosas que recibir: el movimiento, el color, la música… Son cosas que pueden llevarte a otro mundo. Y uno descansa. Uno se siente hasta libre de los problemas que tiene. ¿Usted no lo cree?”. Pero es este Cronista Barroco quien le pregunta…

-¿Qué le interesaría más que fuese siempre su legado, su sello magistral, el súmmum de su obra artística?

-He formado muchas generaciones. Y ha sido fundamental darles una gran conciencia de lo que significa este arte para la vida. Tanto para quien se vaya a dedicar a vivir de este oficio, como para aquellas que, aunque elijan otra carrera, hayan recibido una disciplina de vida que les servirá para su desarrollo humano y cognitivo.

No solamente les he enseñado las técnicas, sino que ha sido mi objetivo fundamental, desde mi carrera como artista e investigadora, la publicación de libros de texto, que son muy escasos en nuestro continente y, sobre todo, en idioma español. Un material documental que incluye revistas y videos especializadas en la danza, medio centenar de publicaciones de largo aliento didáctico, abordando desde temas como historia, composición coreográfica y herramientas y soportes de carácter técnico, en distintas áreas y facetas de este oficio.

Aprendí, de mis grandes maestros, a aprender y a enseñar. Es así el proceso. Todo maestro aspira a que sus alumnos se superen y lo superen.

La esencia de la legendaria maestra Martha Graham llega con el viento, a Isla Dorada: “Los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su pasión.”. Marisol Ferrari es genial desde todo punto de vista. Lo certifico:

-Siempre quise hacerle esta pregunta: ¿Todo el mundo puede bailar y danzar?

-Puede estudiar danza hasta la edad que sea. Lo que le permita su físico y su mente. Todo el mundo puede y debe porque la danza te da vida y salud. Yo soy el mejor ejemplo. Desde niños, jóvenes, adultos, gente de la tercera edad, todos, deberían buscar y encontrar en la danza sus términos de sanación y salud. Y la danza es ideal para eso. Adaptándola a las diferentes posibilidades. Fíjate en lo que te respondí en tu primera pregunta. La del video. Lo hice para probarme que mi hombro está listo para continuar ayudándome. Todo el cuerpo ayuda.

Octavio Paz perfila la bondad de un poema que de alguna manera honre y testimonie la trayectoria de nuestra Maestra: “Inmóvil en la luz, pero danzante, tu movimiento a la quietud que cría en la cima del vértigo se alía deteniendo, no al vuelo, sí al instante. Luz que no se derrama, ya diamante, fija en la rotación del mediodía, sol que no se consume ni se enfría de cenizas y llama equidistante.

Tu salto es un segundo congelado que ni apresura el tiempo ni lo mata: preso en su movimiento ensimismado tu cuerpo de sí mismo se desata y cae y se dispersa tu blancura y vuelves a ser agua y tierra oscura.”.

Marisol Ferrari recibiendo en La Chinita a Alicia Alonso. En la fotografía del archivo de Azudanza también aparece el maestro novelista, César Chirinos y el talentoso poeta Nicanor Cifuentes.

-Cuál ha sido su mayor logro como bailarina?; ¿Cuál ha sido el mayor desafío que ha enfrentado en su carrera de danza?; ¿Qué consejos le daría a alguien que quiere empezar a bailar?

-Bueno, el mayor logro como como bailarina fue que empecé no muy temprano, a los 10 años de edad. Me costó mucho que yo pudiera estudiar danza, por la situación económica de mi madre. Mi maestra de danza contemporánea, Hebe Rosa, no me cobraba y mi maestro de ballet, Maxim Koch, sólo me cobraba la mitad, ya que en Uruguay no había una escuela nacional para artistas. Fue un logro muy importante para mí haber ganado un concurso de oposición, para irme a estudiar a la Facultad de Artes y Ciencias Musicales de la Universidad de Chile.

Nunca olvidaré la malla verde, haciendo clases con nosotros, del gran cantautor Víctor Jara, cuya esposa, Joan Turner, era una de mis maestras. Luego, al regresar a Montevideo, gano otro concurso de oposición e ingreso como bailarina del Ballet Nacional del SODRE. En 1968, recibo una invitación desde Maracaibo, firmada por la Academia Sonja Koster. El 31 de octubre de 1968, día del cumpleaños de Alí Primera, llegué a Grano de Oro, con mi hijito de tres años. Acá no existía la danza contemporánea.

Fue con la gente de teatro, con mi hermano Homero Montes, con quien emprendí este viaje. Él habló con el poeta César David Rincón, director de cultura de LUZ, a quien le presenté un proyecto que transcurrió durante las siguientes tres décadas. Este espació ha sido mi mayor desafío. Fundé Azudanza, en 1997. Desde cero hasta este instante en que continúo luchando por la vida noble.

 

(Tomado de Noticia al Día, 12-08-35)

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