Elías Carrillo: participante en el I Festival de Teatro Venezolano
Por Oscar Acosta
Hablamos con Elías Carrillo, un hombre de la escena que participó en el I Festival de Teatro Venezolano. A su experiencia en la radio, el teatro y la televisión, suma el mérito de haber fundado hace 45 años el grupo de títeres del Instituto Pedagógico de Caracas, un referente en todo el país dentro de esta modalidad escénica. Después de siete décadas de labores en el arte dramático, hoy sigue señalando el camino como artista, director y formador de las nuevas generaciones de teatristas y docentes. Más que una entrevista, lo que sigue a continuación es una cátedra de historia contemporánea del teatro nacional.
¿Qué nos puede comentar del I Festival de Teatro Venezolano?
El I Festival de Teatro Venezolano, en 1959, marcó un hito importante para la escena venezolana. Primero, porque entre los grupos, aunque existían conexiones amistosas —vamos a llamarlas así—, no había una relación formal y permanente. Incluso, eran comunes las rencillas a causa de algunos egos. Se hablaba no de tendencias ni propuestas, sino del grupo de tal, de la gente de fulano o de perencejo…
El hecho de coincidir todos en el evento, de que todos los grupos acordaran programarse, y de contar con suficiente público gracias a una buena promoción, fue como un arranque de lo que vino posteriormente. Allí comenzó la lucha para que el Estado se ocupara de la cultura, lo que años después derivó en la creación del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (Inciba) y luego se amplió con el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC).
Recuerdo que en ese Festival, Cabrujas presentó su primera obra, creo que fue con el Teatro Universitario. Hubo otros grupos: el Compás, que dirigía Costea, un rumano que llegó de Europa. También estuvo Gilberto Pinto con el Duende. Podemos decir que este Festival sirvió para actualizarnos como movimiento teatral.
¿Y de la Federación Venezolana de Teatro, qué recuerda?
El I Festival surgió a raíz de la creación de la Federación Venezolana de Teatro. Siempre recuerdo que en una casita vieja que estaba en la esquina de Las Mercedes, donde había vivido Andrés Bello, se hicieron las reuniones para organizar la Federación Venezolana de Teatro. La gente se extrañaba del encuentro; hubo participantes del Ateneo, el Compás, el Duende, el Teatro Universitario… Pepe Pito, Peterson, Chalbaud… Los demás se sorprendieron de que hubiese un grupo tan organizado como el Máscaras, que hacía unas propuestas y la mayoría las apoyaba. En nuestro caso, llamar a uno a participar era llamar al otro, y que este llamara al otro, y así sucesivamente. Había mucha cohesión. Aunque el primer presidente de la Federación fue Horacio Peterson, buena parte de la directiva quedó a cargo del grupo Máscaras o de gente bajo su influencia.
¿Cómo eran las condiciones del trabajo teatral en esos días?
Nada fáciles. Hoy día, aunque no es sencillo, puedes conseguir espacios para presentarte. En aquel tiempo eran muy pocos los escenarios en Caracas. Imagínate que los del Máscaras debíamos alquilar la sala, lo que a veces no nos resultaba complicado. El pago salía de los integrantes que tenían algún dinero, que eran muy pocos. Luego veías a cuatro o cinco espectadores en la función, casi seguro familiares. No era como ahora que puedes hacer temporadas; preparabas la obra y te presentabas un sábado, un domingo… La actividad teatral interesaba a menos gente.
Y en el grupo Máscaras, ¿Cuál fue su participación? ¿Cómo era la dinámica colectiva?
El Máscaras participó en el Festival con Soga de Niebla, de César Rengifo, dirigida por Humberto Orsini. Yo interpreté un papel menor; hice de preso. También me encargué de la realización de la escenografía, cuyo diseño estuvo a cargo de Omar Granados, un artista plástico que formaba parte de los cursos que impartía Jacobo Borges. Mi papá fue carpintero y por eso aprendí algunas habilidades que apliqué en el teatro. Como anécdota del montaje, recuerdo que César asistía de vez en cuando a los ensayos y, en un momento, surgió no sé qué problema con el primer acto. Orsini le hizo algunas observaciones a César, quien reescribió el primer acto completo de la pieza. No conservo el libreto original, sino la versión final del libro, así que sería complicado darte más detalles. A diferencia de otros grupos, y quizá porque éramos gente de izquierda, estábamos muy organizados. Se emprendían las tareas entre todos.
Fueron años de mucho trabajo para el grupo, al cual me acerqué todavía en el 57 como espectador de sus montajes. Luego, en el 58, entré cuando abrieron unos talleres de formación elementales y me quedé. El grupo, además de teatro, hizo trabajo social en los barrios, las cárceles, las zonas campesinas… Me incorporé actuando en algunas obras cortas. Recuerdo una vez que Orsini invitó a Romeo Costea al grupo a dirigir, y este montó Sancho Panza en la ínsula Barataria, de Alejandro Casona. Esas obras cortas eran como nuestros caballitos de batalla.
La primera mitad de los años 60 fue una época muy dura para el Máscaras. El gobierno de AD desapareció al teatrero y dirigente popular César Burguillos, quien fue protagonista de Soga de Niebla y también de otra pieza de Rengifo que dirigió Alfonso López, presentadas en ese primer Festival. Era militante del Partido Comunista, un tipo sencillo, disciplinado en el trabajo y de muy buen trato. Asesinaron, luego de su captura, a Oswaldo Orsini, hermano de Humberto, quien actuó con el grupo y se había incorporado a la lucha guerrillera. En esa lucha también murió un hijo de María García, actriz del grupo.
Estuve hasta mediados de los sesenta en el grupo. Humberto decidió partir a Europa buscando otros rumbos, y así culminó la etapa.
Merecida entrevista.
ResponderEliminarGracias por difundir el testimonio del Prof. Elias Carrillo. Gran aporte para la historia del teatro venezolano.
ResponderEliminarMuy buena la entrevista al gran maestro Elías, anécdotas y recuerdos interesantes que deben de conocer las nuevas generaciones....👏☺️
ResponderEliminarMuy buena la entrevista del maestro Elías, anécdotas y recuerdos interesantes que deben de saber las nuevas generaciones ☺️👏.
ResponderEliminarUn gran Maestro venezolano que mantiene viva la memoria del quehacer teatral del país, orgullosa de ser una de sus discípulos en el teatro de títeres de ipc.
ResponderEliminarUn bocadillo de teatro venezolano
ResponderEliminarExtraordinario, con un excelente sentir...
ResponderEliminarExcelente entrevista. Estas publicaciones deben ser difundidas para que las nuevas generaciones conozcan el devenir histórico de nuestro teatro y cómo, desde siempre, ha sido un reto mantener el arte escénico en diferentes contextos y épocas políticas. Grande Elías Carrillo
ResponderEliminarBien amigo Óscar Acosta he pedido juiciosamente los tres artículos dedicados al tema del festivales son un aporte significativo para comprender parte de la historia de nuestro acontecer y ha de tomarse en cuenta para la proyección de esta nueva edición del festival y su continuidad, debería garantizar ese punto de encuentro evaluación y proyección del movimiento más que una grilla alocada que incorpora muchos espacios y mucha gente que a la hora de la verdad no actúan ni están en el movimiento
ResponderEliminarEntiendo, tu punto de vista. Ayer en la jornada nacional de reflexión, se hicieron aportes muy interesantes respecto a lo que dices.
EliminarSaludos y gracias por leerme.