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30.11.25

Ciudad Ojeda: Piso verde llegó al municipio Lagunillas con Sudor y lágrimas, por Argenis Mendoza

 Agrupación teatral «Piso verde» llegó
al municipio Lagunillas con Sudor y lágrimas


por Argenis Mendoza

En una obra cargada de humor, misterio y reflexión, la agrupación teatral marabina Piso Verde se presentó en Ciudad Ojeda, estado Zulia, con todo su talento y capacidad a través del drama “Sudor y lágrimas: La Radionovela”.

Sudor y Lágrimas es una narrativa de Ary Rall y Keila Sanabria, cuyos hechos se desarrollan en la llamada “época dorada de la radio venezolana”, donde un detective inicia la búsqueda de un delincuente y termina siendo la víctima.

El elenco estuvo conformado por: Keiluvin Álvarez, Ronaldo Blanco, Isabel Faría, Carla Marina Matos, Carlos Alberto Matos, José Armando Navarro, Laura Navarro, Verónica Olarte y Keila Sanabria, con el staff de Gaudy Alarcón, Merlín Taborda y Michael Avariano, bajo la dirección general de Gaudy Alarcón.

Cabe destacar que este colectivo artístico zuliano – iniciativa gestada desde 2010 y concretado en 2020 con su primera obra, Leyendas Venezolanas – tiene en su haber la producción y ejecución de 19 montajes teatrales hasta el momento, destacando en ellos el trabajo no figurativo y “el menos es más”, donde la principal protagonista de sus obras es la interpretación de sus actores, dejando en un mínimo de expresión la escenografía, utilería e iluminación, refiere su dossier.

Este documento además señala: “La Compañía de Teatro de Sombras Piso Verde, dedicada principalmente al teatro de oscuridad, tiene como visión ser la primera compañía de Venezuela en llevar este tipo de teatro a cada escenario del país”, propuesta que fue aclamada y reconocida por el público lagunillense asistente a la obra “Sudor y lágrimas” en la Fundación “Alas de Luz” ubicada en Ciudad Ojeda, estado Zulia, el sábado 29 de noviembre.

Tras las reiteradas ovaciones al grupo actoral y directivo, miembros de la Compañía de Teatro Tejedores de Sueños de Ciudad Ojeda y anfitriones de esta actividad artístico-cultural, entregaron una rosa roja a cada integrante de Piso Verde, como símbolo de una alianza creativa que comienza y muestra del agradecimiento por traer a esta población de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, una obra de gran contenido dramatúrgico y muy cuidada en cada uno de sus detalles.

Al final de la representación, Gaudy Alarcón en nombre de Piso Verde agradeció al profesor Jonathan Camacaro por la receptividad mostrada, tanto por el colectivo Tejedores de Sueños como por el público que asistió a la función, expresando su interés en continuar presentándose próximamente en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo.

 

(Tomado de COL Primera Edición, 30 de noviembre, 2025).

El Tigre, Anzoátegui: El Juego, por Miguel Flores

Sobre El Juego, de Mariela Romero


Miguel Flores reflexiona sobre su montaje de El Juego 
que se presenta el sábado 6 y domingo 7 de diciembre en el Ateneo de El Tigre.

Miguel Flores, director*

Nosotros como colectivo escénico estamos ubicados al sur del estado Anzoátegui, Venezuela.  Teatro 3 A.C. es una asociación civil sin fines de lucro que nace por la expectativa de construir un teatro austero, para nada simplista, donde el actor sea el eje fundamental de la experiencia escénica.

Somos una institución que nace 1993 durante el III Festival Municipal de Teatro de Caracas organizado por Fundarte. iniciamos los ensayos de El Juego, de Mariela Romero, en noviembre el año pasado.  Esta pieza me gusta desde hace muchísimo tiempo, desde que era niño. Además, es un clásico del teatro venezolano escrita magistralmente por Mariela Romero.

Me acompañan en esta experiencia Edgardys García y Verónica García.  El viaje se inicia a través de la investigación y culmina una puesta en escena simple.  La construcción del proyecto se da paso a paso para llegar al teatro circular que incluye el espectador al que colocamos a un metro de distancia.  Él está allí con la sudoración, con nuestros olores, nuestros sentimientos, con nuestra organicidad.

La acción de actuar en cercanos al público es toda una experiencia desde el punto de vista actoral, aspecto que siempre es el más relevante dentro de los procesos creativos: porque el trabajo de los intérpretes desde un punto de vista humanista es la búsqueda interminable por traducir del texto al cuerpo del actor la intención, la acción y la oralidad sugeridas.  Es un gratificante proceso volver a empezar para corregirnos como equipo y pensar juntos como un cerebro explorador.  Es maravilloso cuando esto ocurre durante el proceso de ensayos.            

Hacer teatro en el interior del país es una entelequia.  Hacer teatro en un pueblo tan pequeño y tan particular como El Tigre, donde cualquiera puede resultar ser un gran actor, es un reto. Y más desafiante aún es hacer teatro donde no eres nadie porque las personas preparadas para actuar de manera consciente y como oficio no viven en la ciudad.  Es complicado, pero no imposible.

Encontrase con personas que entreguen tiempo, calidad y pasión, que entiendan lo que es el proceso teatral desde la construcción escénica hasta la necesaria reflexión sobre lo creativo es, simplemente, una lotería. El Tigre es un lugar muy pintoresco y esto podría parecer un meme, pero hay estadísticas de mil grupos de teatro; claro, grupos de teatro escolar lo que es válido. Hay muy pocos grupos de teatro que indagan en lo amateur y mucho menos en el área profesional.  Nosotros no sabemos en qué lugar estamos porque por ejemplo, no cobramos, ni nos mantenemos de la taquilla ni de subvenciones. 

Lo anterior significa que no somos profesionales en estos momentos, pero tampoco somos un grupo meme que cree que el público espectador que va al teatro circunstancialmente es nuestro y absolutamente nuestro. 

Sobre el montaje de El Juego quiero decir que es un proyecto austero, para nada simplista donde las actrices son fundamentales dentro de la experiencia escénica. El Juego tiene lugar en un espacio reducido, reflejo de la mente atrapada en sus propios límites.  La puesta en escena es circular colocando al espectador alrededor de las dos actrices que se convierten en prisioneras de sus propios juegos interminables.  El círculo es luminoso desde el exterior mientras que el resto permanece en sombras creando una atmósfera poética y densa.  Las actrices recitan sus textos una y otra vez inmersas en el ciclo sin fin de la obra con la forma y el cuerpo utilizando la circularidad como método de posibilidad de escapar.  Cada elemento de la escena y de los movimientos es parte de una construcción simbólica universal de lucha y desesperanza que en el texto desafía los límites de la teatralidad y la expresión humana.

Nosotros logramos estrenar esta pieza después de mucho trabajo.  No le quiero decir “sacrificio” porque siempre es un placer hacer teatro, pero sí cuesta mucho terminar las labores de producción cuando no tienes los recursos económicos para comprar el vestuario, la utilería, la iluminación.  Cuesta terminar porque a veces no hay, por ejemplo, en esta ciudad un teatro o institución que nos pueda sostener como grupo de artes escénicas que busca lo profesional; por el contrario, hay auditorios y otros espacios que no permiten experimentos en la puesta en escena.  Entonces, cuando logramos completar el proyecto y después que el público se conmueve por nuestro trabajo, sentimos en Teatro 3 A.C que el esfuerzo ha valido la pena.

Por eso, están cordialmente invitados a nuestras próximas funciones este sábado 6 y el domingo 7 de diciembre, a las 5:30pm en el Ateneo de El Tigre, Anzoátegui.  Podrán ver la calidad de un grupo de teatro dedicado a trabajar por la comunidad de El Tigre.

*Miguel Flores: Lic. En Gerencia y Producción Teatral. Actor, director, productor y docente Teatral. Director de la agrupación Teatro 3, A.C. Fundada en el año 1993. Creyente de que el Desarrollo Humano fundamental se debe a la práctica de saber lo que quieres, formación y constancia. 

Un sueño sobre las tablas en Así que pasen cinco años, por Daniel Herrera Malaver

Un sueño sobre las tablas en Así que pasen cinco años

 


Por: Daniel Herrera Malaver

El tiempo como protagonista y las sombras dobles que de él se desprenden. Que el trabajo final de la primera cohorte de egresados del Estudio de Artes Escénicas de Chacao sea una obra del ciclo de "teatro imposible" de Federico García Lorca resulta poético. En pocos meses, los estudiantes comprendieron desde la práctica distintos registros escénicos y maneras de abordar la construcción de personajes, teniendo como profesores a actores de trayectoria que son referencia en el medio y abordando grandes clásicos de la dramaturgia occidental. Finalizaron su formación con un taller montaje dirigido por el afamado actor y director Javier Vidal.

Los días 14, 15 y 16 de noviembre presentaron Así que pasen cinco años en el Centro Cultural Chacao. Una obra que nace como ejercicio onírico y filosófico, concluida por Lorca en 1931, pero que no pretendía ser llevada a escena. Muy influenciada por el surrealismo, la ambigüedad de sus espacios oníricos permite desdibujar las fronteras sociales y culturales impuestas por una época de represión generalizada; recordemos el auge del fascismo en sus distintas expresiones en los países occidentales durante aquel entonces. El sueño es el espacio perfecto para hablar de misterios, deseos, miedos y frustraciones; al contar los sueños, podemos decir lo indecible.

En esta relectura de la obra, el acento se encuentra en la generación de sensaciones para el espectador. El director y el elenco lograron representar imágenes que en la lectura pueden parecer irrepresentables: el eco que suena con la voz de otras personas, el espejo que devuelve otro rostro y habla con tu propia voz —símbolo de un universo onírico—, el maniquí como eco de un cuerpo que pudo llevar una vida diferente; esferas que flotan junto a pompas de jabón acompañan a personajes que se desvanecen y aparecen cantando con un aire andaluz. Todo lo que está en la escena y lo que ocurre allí es un símbolo poético y significa. El luminoso corazón del sueño que requiere del tiempo para germinar.

Y si el Sueño finge muros

en la llanura del Tiempo,

el Tiempo le hace creer

que nace en aquel momento.

Nosotros, como el Sueño, creamos una realidad con "muros" (identidad, historia, proyectos, roles sociales), y el Tiempo nos hace creer que esa realidad es verdadera y tiene un comienzo. Pero el tiempo es un continuo, como una llanura infinita. Todo inicio hereda una historia; sentirnos parte de un inicio es una ilusión necesaria para existir.

La puesta en escena de Vidal permite a todo el elenco desplegar sus dotes interpretativos de una manera bastante equilibrada. Pese a que hay actores y actrices de distintas edades y, por tanto, con experiencias vitales diferentes, Vidal logra generar un estilo interpretativo común. Es decir, todos brillan por igual en pro de la obra teatral, lo que evidencia la importancia de la humildad y el trabajo en equipo en los procesos artísticos. Esta sinergia es siempre agradecida por el espectador, que celebra el valor artístico y pedagógico de esta importante iniciativa.

Así que pasen cinco años de Federico García Lorca y dirigida por Javier Vidal Pradas


Elenco:
Alejandra Venegas
Ander Navas
Ander Olivares Muñoz
Andrés Villanueva
Aragorn León
Dores Rodrigues
Fabián Betancourt
Jean Carlos Araque
Johangel Blanco
Katty De La Rosa
Kieffer Pire
Kleiver Pestana
María Valentina Pérez
Elizabeth Blandín
Mattie Sánchez Quintero
Michelle Ordóñez
Rafael Toaldo Pedrique
Santiago Martin
Stephanny Valera López
Verónica Rodríguez
Rosa Margarita Lugo

Producción: Williams Blanco
Producción de campo: Christian Ricci
Coreografía: Angélica Escalona
Asesor actoral: Antonio Delli
Manejo de la voz: Nelson Lehmann
Canto: Roberto Ojeda 

Brasil: Amazonas Dramaturgia– Volume 4, por Pablo García Gámez

Amazonas Dramaturgia– Volume 4


Por Pablo García Gámez

Recientemente Miradas al Escenario recibió la versión electrónica del libro Amazonas Dramaturgia – Volume 4, publicado por Editora Sorian de Brasil. El volumen reúne piezas de seis autores que desarrollan su trabajo escritural en el Amazonas brasileño: Dimas Mendonça, Lenine Charles, Mariellen Kuman, Narda Telles, Paulo Queiroz y Paul Martins.  Para la Federación de Teatro del Amazonas, la publicación: “…desempeña un papel fundamental en el escenario cultural en el escenario cultural y artístico de Brasil, siendo una herramienta esencial; para el fortalecimiento de la construcción de la identidad norteña -de Brasil- constituyendo así, la presentación de nuestra memoria histórica y la promoción de una reflexión crítica de la sociedad” (9).

La selección de textos impresiona por su calidad y sus temáticas.  Propuestas en las que los cuerpos, tradicionalmente marginales e invisibles, se rebelan para contar historias.  Cuerpos que en estos textos adquieren un peso político en cuatro de las piezas; una quinta obra presenta una leyenda local a contracorriente de narrativas globales.  Una leyenda que ayuda a construir sentido de pertenencia para públicos de diferentes edades. 

Tomando referencias de la estructura de El enfermo imaginario de Molière, Dimas Mendonça presenta en A Doente Hereditária (La enferma hereditaria) el personaje Mimí Feitosa, mujer mantuana -o descendiente de la oligarquía criolla- cuya rutina es ser “defensora de las minorías” (20).  La imagen de Mimí proyecta humanismo y empatía  de constante esfuerzo por ayudar al prójimo, sobre todo a las minorías, al punto de pintar su cuerpo de marrón en defensa de los pueblos originarios o vestirse con colores del arcoíris, aludiendo al colectivo LGTBQ+. 

La vida de Mimí entra en conflicto.  Su cuerpo es recipiente de desconocidas, así como su ancestro, el viejo Argón.  Para ella, la rutina es un epilogo de vida y prólogo de muerte.  Y si Angélica, la hija de Argón, escapa al matrimonio que el padre busca imponer para tener un médico en casa, Mon Mon, la hija de Mimi conoce al hijo del doctor Neston aunque al principio no le cae bien.  Una amiga de la familia reprocha a Mon Mon: “¿Quieres dejar morir a tu madre?  Porque eso es lo que va a pasar si no te casas con el hijo del médico” (24); poco después Mon Mon se enamora de Neston Jr.

La hipocondriaca protagonista participa en una conversación, absurda para ella.  Su íntimo amigo, el doctor Neston, comenta haber vivido: “dificultades, prejuicios, discriminación y violencia” (28) para alcanzar la posición que actualmente detenta.  Para la filántropa es un absurdo: su posición es hereditaria, nunca ha luchado por ganar nada; confiesa que su conducta es solo imagen para detentar el poder.  Poco después descubre la terrible verdad: sus amistades inmediatas no son como ella, son hombres y mujeres de la clase baja y, encima, transgénero.  Mimí estalla de rabia y desprecio: el otro debe estar la periferia, jamás cerca de ella.

Mendonça presenta un texto brillante, con referencia en la comedia clásica es a la vez contemporáneo y latinoamericano. Para la figura del humanitario personaje las periferias no deben alternar con la hegemonía.  Tal es su falta de empatía que cuando ella descubre la realidad clama “Intervención militar ya” (30) como otra enferma hereditaria sudamericana.  

En El pozo de los deseos (Poço dos desejos), de Lenine Charles, dos mujeres -A y B-se encuentran en un ambiente claustrofóbico.  Se debaten si desplazarse la luz -la esfera pública- con una normativa que regula su género o en la oscuridad -el aislamiento- renunciando de esta manera a pertenecer a un sistema que durante siglos ha regido sobre el cuerpo de la mujer.

Uno de los personajes, A, confiesa estar consciente de ajustar su imagen, generar una A que no es realmente ella para comunicarse con otros porque de lo contrario es rechazada: “¿Por qué ser yo me aleja tanto de los otros? ¿Por qué ser yo dificulta tanto que las personas me entiendan, me quieran, se acerquen a mí?” (37).

El pozo de los deseos es un texto lírico, reflexivo, cuestionador.  Su estructura tiene un elemento poroso dado: las pocas acotaciones invitan a directores y actrices a complementar la puesta creando movimientos, gestos y entonaciones; incluso puede leerse como dos personajes o un personaje en dos cuerpos.  De las pocas acotaciones, una de ellas incorpora al espectador como participante.  El personaje A se acerca a los espectadores y les pregunta: “¿Me amarías si yo hago todo lo que quieras? ¿Puedo hacerlo ahora?” (37).

Hay un aliento de esperanza: A pregunta hasta dónde puede a lo que B responde “Hasta donde el deseo te lleve” (33).

Antropofagia travesti o parece que no tengo autorización para estar aquí (Abaporutação travesty ou parece que não tenho autorização para estar aqui), de Mariellen Kuma, es la pieza de esta antología que se caracteriza por su liminalidad entre presentación-representación. 

Antropofagia travesti o parece que no tengo autorización para estar aquí es un texto escrito que incluye una serie de acciones que pueden cambian radicalmente en cada representación: pintar con un pincel, danza libre, práctica de yoga con dos espectadores, muestra de tatuajes, entrega a los espectadores de tsurus o piezas de origami que representan a un pájaro de la suerte.  Las acciones están propuestas en el texto y cada función se modificarán por la energía de los espectadores partícipes.

La pieza explora las limitaciones a las que es sometida Mariellen por ser una mujer trans.  En principio no tiene permiso para estar en ese lugar, por lo que su presencia es ausencia.  Desde su mirada, critica diversas instituciones y su manipulación: “Ellos me transformaron en horror, en terror.  El miedo a la contaminación… de los hogares, de la iglesia, de la escuela… ¡De las familias!” (49).  La reflexión no solo está dirigida a espacios tradicionales, también abarca los progresistas: el feminismo conservador o la academia científica que la limita a pesar de tener un doctorado en genética.

En este mostrario de experiencias y miradas introduce datos dolorosos al comparar la esperanza de vida: “También quiero vivir hasta los 95 años, ¿saben que la edad promedio de muerte de una travesti en Brasil es de 35 años? ¿Y si es una travesti negra es de 28 años?” (61).  Por estas experiencias de violencia padecida por el ser trans, hay una necesidad de justicia y respeto; el espectador escucha a Diana Brasilis clamar: “…en el juicio final todos serán procesados igualmente por cada transfobia y travesticidio cometido” (49).

Dentro del rechazo institucionalizado, aparece la figura de la abuela María quien enseña a Mariellen a hacer tsurus. Es la transmisión de saberes.  Saberes que el personaje comparte con el prójimo: enfermos, amigos, espectadores.

El Cuento de la Cobra Norato (O Conto da Cobra Norato), de Narda Telles y Paulo Queiroz, es una historia inspirada en la tradición amazónica.

Los autores incorporan varios géneros de las artes escénicas para crear la historia.  Por un lado, está la técnica de la narración oral en la que los personajes Sol (Cuenta cuento 1) y Luna (Cuenta cuento 2) llevan la historia.  Otro elemento de gran atractivo es la música en vivo cuyos intérpretes en ocasiones dialogan con los actores-narradores.  Incorporan los títeres de la Cobra Grande, La Cobra Norato, La Cobra María Caninana, la India y el Soldado de Cametá. Además, proponen utilería colocada estratégicamente en el espacio escénico.

Sol y Luna, acompañados de los músicos, relatan la historia ocurrida a orillas del río Amazonas.  La cobra Sucurujá encanta a una india convirtiéndola en una cobra que a su vez tiene dos hijos: Norato y María Caninana.  Ellos tienen caracteres diferentes: mientras María se deja guiar por lo oscuro, por los malos pensamientos y acciones, Norato, gentil y afectuoso con su madre y con los seres y personas a su alrededor intenta deshacer el hechizo.

El texto propone un montaje lúdico, entretenido por los recursos que incorpora y por su uso.  Tiene el potencial para ser divertido y a la vez brindar conocimientos de la identidad comunitaria.

Conexión Santarém – Manaos (Conexão Santarém – Manaus), de Paulo Martins gira alrededor del personaje Mara que no aparece en escena pero que cohesiona las voces femeninas.  Voces que buscan salir de un sitio buscando una mejor vida, buscando la liberación.

Ante el espectador están varias generaciones de mujeres.  Mujeres fuertes marcadas por un destino de ignorancia, explotación y violencia.  En la segunda escena Dianinha cuenta cómo fue la experiencia de su primera menstruación a los doce años; cuando se lo dice a su madre, ésta inmediatamente responde: “no voy a cuidar nieto” (81).  En el rancho las madres son la autoridad en el esfuerzo, no siempre logrado, del bienestar de los hijos.

En la historia, contada en fragmentos y de apariencia testimonial, Diane relata que se casó a los 16 años y a los 17 tenía dos hijos por lo que literalmente no tuvo adolescencia: da un salto a una adultez prematura por lo que no tuvo etapa de princesa, las condiciones no estuvieron dadas para ello.

Martins conecta el presente de la historia con el pasado.  Dianinha comenta a su madre, Diana, que se parece a Aqualtune, princesa y guerrera congolesa vendida como esclava en Brasil que huye a un quilombo y además abuela del líder y luchador Zumbi dos Palmares.  Dianinha dice que se parece a su madre físicamente sin notar que también hay una similitud en la actitud: es una guerrera de lo cotidiano.

Parte de esta conexión es compleja. Lena cuenta su vida en Santarém, ciudad del estado de Pará, en la que jugaba, podía andar sola en la calle y que se sentía libre lo que contrasta con la vida en el rancho donde el padre le dice: “Lena, te voy a golpear tanto que vas a creer que recibir golpes es el único motivo de tu existencia” (86).  Lena más que buscar oportunidades, huye hacia Manaos escapando del maltrato infantil. 

Estos personajes, desde su periferia, exponen la violencia a las que están sometidas un enorme número de mujeres.  Conexión Santarém – Manaos revela un mundo del que poco se habla de una manera honesta: mujeres que deben ser fuertes para sobrevivir al machismo.

Amazonas Dramaturgia – Volume 4 se lee con agradecimiento porque brinda información sobre la dramaturgia brasileña, específicamente de una región próxima a Venezuela.  Esperamos que a través de iniciativas como estas podamos conocer el teatro de los teatreros del norte de Brasil.

29.11.25

Pa' ónde vamo?, por Alí Moro Cano

Pa' ónde vamo?    


Por Alí Moro Cano

El tañer de una guitarra, deja flotar en el ambiente una melodía de dolor y ajeno silencio, allí, presente, está el intérprete que cuando pulsa las cuerdas de su instrumento fluyen notas que son como un testimonio de la desesperanza que puebla y habita esa tierra, él va creando una atmósfera fría en el rectangular y negro espacio vacío. Sólo dos pequeñas cruces de madera colocadas en el centro, en el borde frontal del proscenio y detrás de las cruces y delante de los pies de algún espectador, rasante está un reflector baby spot, que en su momento anuncia el desenlace. La iluminación es tenue. De la penumbra sale una pareja, ella de blusa, falda y un rebozo, todo marchito por el paso del tiempo.

Rebozo apoyado en un hombro que cruza diagonal su pecho, allí en esa pieza de tela, están sus únicas pertenencias materiales, una pequeña gallina elaborada en mimbre donde porta guijarros y una cuerda. Él con pantalón, paltó y un remedo de sombrero que perdió la corona y deja desnuda el centro de su cabeza. Él se aferra durante toda la escenificación a dos maletas abiertas y vacías, cómo únicas pertenencias.

Se desplazan sin rumbo cómo llevados por el viento, son unos seres trashumantes que dan vueltas en un círculo que cada vez se estrecha más. En esta escenificación se aprecia buen manejo de los canales expresivos. Su vestuario y la utilería que emplean nos ponen en contacto con la miseria como impronta de su vida. Un amargo destino, sin brújula, marcado por la ignorancia, pese a la insistencia de ella de buscar salida, de tener tierra dónde pisar y vivir están sin horizonte Sus gestos cargados de expresividad nos conecta y mantiene atentos a un discurso bien llevado, que por momentos rompen el canon de cotidianidad y a través de juego de imaginación nos llevan a ver la suspensión y el vuelo de él. Los parlamentos se dejan correr por la sala, con la pronunciación y carga emocional suficiente.

Mercedes López, con su presencia en escena, su buen decir y excelente voz, es una actriz, que nos dejó un muy grato sabor de esta experiencia teatral del Grupo Soma, de Mérida.

Excelente trabajo.

Lamentamos carecer de la información necesaria para destacar los créditos de esta escenificación.

Sala Horacio Peterson - UNEARTE
Grupo SOMA - Mérida
Sábado, 15 de noviembre 2025
6:00 p.m.

(Tomado de Desde la fila 8).

28.11.25

Menguada la Hora: Un desplazamiento teatral entre el drama y la narrativa cinemática, por Eduardo J. Bravo G.

 Menguada la Hora:
Un desplazamiento teatral entre el drama y la narrativa cinemática

 

Imagen de archivo

Por: Eduardo J. Bravo G.

La magia del teatro se manifiesta de maneras múltiples, desafiando las nociones tradicionales del relato y la representación. Menguada la Hora, presentada en la Sala Alí Gómez García en La Vega, es una obra que desdibuja las fronteras entre la narrativa del cine y el teatro, ofreciendo una experiencia rica en emociones y reflexiones. Este espectáculo, desarrollado por el grupo Teatral Acción bajo la dirección de Henry Álvarez durante el Festival de Teatro Venezolano, invita a los espectadores a sumergirse en un universo donde la soledad, la traición y la esperanza juegan un papel crucial.

Lo abrumador de la soledad, del mismo sentimiento del honor y esa maternidad que tal vez llega en el momento más esperado. Sin embargo, la envidia, el odio, la traición y la misma esperanza de existir en un mundo conflictuado, las coloca en desventajas en una época llena de hipocresía, donde la moral y las costumbres sobresalen por los hombros entre las personas.

Las trampas de la vida las hace las hace vivir de una realidad sicológica que expone una enseñanza desde adentro, desde lo interno. Cada una busca cómo defenderse de la otra, pero también busca la condición del hombre y que su existencia las haga ser más justas. Pero la lógica las enreda con el devenir de su profunda soledad.

En el corazón de Menguada la Hora encontramos el abrumador peso de la soledad, junto con el sentimiento de honor que a menudo caracteriza a las relaciones familiares. Las dos hermanas Enriqueta y Amelia viven atrapadas en una espiral de emociones contradictorias: amor, envidia y desilusión. La obra nos revela cómo el compartir el amor por un hijo puede convertirse en un obstáculo, haciendo que cada una busque defender su propia existencia en un mundo marcado por la hipocresía. Este conflicto interno refleja la tensión que muchas familias enfrentan, haciéndose eco de la lucha humana por encontrar un lugar en un entorno hostil.

La dramaturgia emplea conceptos narrativos como la analepsia y la prolepsia, manipulando el tiempo para contar una historia que se siente tanto antigua como contemporánea. A medida que las hermanas esperan a su hijo Gustavo Adolfo, cuya ausencia pesa como una losa, el espectador es testigo de sus recuerdos y anhelos. Esta mezcla de pasado y presente debe crear esa atmósfera que permita el entendimiento del hecho representado, para permitir a la audiencia experimentar la desesperación que sienten las protagonistas. La estructura narrativa fragmentada se convierte en un poderoso vehículo emocional, llevando al espectador a cuestionar no solo la realidad de los personajes, sino también la suya propia.

Menguada la Hora se presenta como un cruce entre el leguaje narrativo del cine y el teatro, destacando la importancia de la estética visual en la narración dramática. Aunque algunos aspectos de esta fusión no se lograron captar por completo en la puesta en escena, se percibe la intención detrás de cada decisión creativa. La manipulación de la iluminación y el ritmo de las transiciones escénicas son esenciales para generar la atmósfera deseada. La obra nos recuerda que en el teatro, como en el cine, cada elemento visual tiene el potencial de enriquecer la experiencia narrativa, llevando al público a ser un editor involuntario de la historia. A medida que se despliegan capas de significado a través de imágenes y sonidos, el público debe convierte en un editor involuntario de una narrativa que se presenta de manera fragmentada y compleja.

El fragmento de la realidad, una reflexión sobre la percepción. La dramaturgia de Menguada la Hora no solo se basa en el diálogo, sino que se entrelaza con la observación y la percepción selectiva, llevando al espectador a cuestionar su propia interpretación de los eventos. La obra explora la vigilancia y el sentido de fragmentación que caracteriza a la vida moderna. A través de la mirada de un personaje central observado por una entidad desconocida, se plantea la duda sobre la realidad misma.

Una estética que fusiona teatro y el cine, dentro del lenguaje narrativo. La propuesta dramatúrgica tiene esa aserción, pero en este caso, esa forma no pudo verse en su puesta en escena, entendiendo que esta es una de sus características más impactantes. No obstante, nos quedamos con la expectativa que esto sucediera, mas no fue así. Solo unas pequeñas pinceladas, como no queriendo tocar el tema de una experiencia inmersiva. La misma manipulación del tiempo, en la escena se hallaba muy alejada en esta propuesta, dado que cada transición escénica debe generar una atmósfera que permita la comprensión de la trama. 

Finalmente, Menguada la Hora no solo plantea preguntas sobre las relaciones humanas, sino también sobre la percepción del tiempo y la realidad. A través de su narrativa fragmentada, se desafía al espectador a contemplar sus propias experiencias y a reflexionar sobre la naturaleza de la vigilancia en la vida moderna. Los personajes, que son centrales, observado por una entidad desconocida, tal vez por el mismo tiempo, sugieren que la vida misma se ha transformado esa percepción de la intimidad y la soledad, convirtiendo en la existencia, en un drama constante de observación y juicio.

Es importante recomendar, que cuando se realizan trabajos de esta magnitud, como ha sido este proyecto dramatúrgico de César Rojas, se debe tomar en cuenta que los objetivos deben ser logrados. Es esa ecuanimidad que se debe lograr, en una puesta en escena, que no solo debe entretener, sino que invite a la introspección y al diálogo. La experiencia vivida en Menguada la Hora nos deja con una sensación de inquietud, recordándonos que la complejidad emocional de la vida no siempre se resuelve con facilidad, y que la búsqueda de respuestas es, en sí misma, parte del viaje humano.

 

Caracas, 20 de noviembre de 2025

La Pantomima con Tarimandante y Katharsis Teatro: El silencio expresivo, por Eduardo J. Bravo G.

 La Pantomima con Tarimandante y Katharsis Teatro:

El silencio expresivo
 


Por: Eduardo J. Bravo G.

La magia del teatro se manifiesta de maneras sorprendentes y variadas.  La pantomima es un arte que, a través del silencio y el movimiento, logra conectar profundamente con el espectador. Recientemente, tuve la fortuna de asistir a una tarde de pantomima en la Galería de Arte Nacional, donde el Festival de Teatro Venezolano 2025 reunió a dos agrupaciones excepcionales: Tarimandante y Katharsis Teatro. Ambos grupos, con sus respectivas obras Mimos enamorados y Mimosaico, ofrecieron un deleite visual y emocional, ambas presentándose desde el 20 al 23 de noviembre.

Tarimandante: La alegría del Mimo enamorado. Fundada en 2003 en el estado Sucre, esta agrupación ha cultivado un estilo único que fusiona el circo, el teatro, la magia y la pantomima, todo dirigido por el carismático José Patiño, conocido como “Piojo”. En Mimos enamorados, este gremio nos transportó a un universo donde los gestos y las miradas se convirtieron en el lenguaje primordial. A través de una dramaturgia corporal excelsa, los artistas no solo entretuvieron: también exploraron el profundo significado de las conexiones humanas y nos transmitió ternura y humor a través de gestos y miradas, demostrando que el teatro gestual puede comunicar sin palabras.

El mimo, como artista, debe enfrentar un desafío constante al crear su propio vocabulario corporal, mientras interactúa con las normas culturales preestablecidas. Esta obra destaca no solo por su humor y ternura, sino por su capacidad de comunicar emociones complejas sin una sola palabra. Se siente como si cada movimiento contara una historia, y eso es precisamente lo que convierte a la actuación de Tarimandante en un verdadero espectáculo de pantomima.

Katharsis Teatro: Celebrando el Silencio en Mosaico.  Originaria del estado Guárico y radicada en Caracas, presentó su obra Mimosaico. Este espectáculo es una celebración del gesto y la creatividad venezolana, donde el lenguaje corporal poético y la sensibilidad estética se combinan para narrar historias cautivadoras. Vicente Pereda, director y escritor de la obra, explicó que Mimosaico es un compendio de las mejores piezas de pantomima creadas desde la fundación del grupo en 2011.
  Mimosaico es una pieza de teatro físico que utiliza el lenguaje corporal poético, el humor y la sensibilidad estética para contar historias sin palabras, dentro de esa forma de arte escénico que se basa en la comunicación no verbal a través del gesto y expresiones faciales para transmitir emociones y narrar historias. En este sentido, su tema se centra como una celebración del gesto, el silencio y la creatividad venezolana en movimiento.

Vicente Pereda, comentó, que se ha hecho un mosaico de varias pantomimas, entre ellas se encuentran El columpia, El carro, Me quiere no me quiere, Vientre materno, entre otras. Vicente expuso: “Hay algunas pantomimas en las que me he inspirado, por ejemplo en el trabajo de Marcel Marceau; hay otros mimos como Gordon Grey en Estados Unidos. Vale acotar que mi formación fue con el maestro Oscar Figueroa, Rocío Rovira y también tuve unas clases con el maestro Solomon Adames”.  A lo largo de la actuación, los mimos Marta Anzola, Julio Paredes y Vicente Pereda mostraron una destreza impresionante al utilizar el silencio como su principal aliado.

En el escenario, cada movimiento se convirtió en una oración que desbordaba significados, evocando emociones en el público sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Las técnicas empleadas, como los dinamorritmos y el drama muscular, fueron fundamentales para dar vida a este espectacular lenguaje no verbal. Pero también en ese eje sintagmático versus el eje paradigmático, dado que allí se dio esta diferencia en los dos ejes, donde el eje sintagmático, los kinemas se organizan en estructuras coherentes, similares a oraciones gramaticales; mientras que en el paradigmático, se exploran las alternativas que ofrecen el lenguaje corporal, permitiendo al mimo/actor experiencias con diferentes combinaciones para contar su historia. Algunos mimos utilizan estos kinomorfemas en su contexto descriptivo, innovando y resignificando los movimientos para ofrecer una experiencia única.

Es la Dramaturgia del Mimo un lenguaje sin palabras. La esencia de la pantomima reside en su capacidad de reconfigurar la narrativa a través de la gramática corporal. Los artistas, al construir oraciones corporales con significados profundos invitan a los espectadores a participar activamente en la interpretación de sus historias. Este enfoque innovador permite una multiplicidad de lecturas, haciendo del mimo el verdadero poeta del movimiento.

Ambos grupos, Tarimandante y Katharsis Teatro, ejemplifican cómo la pantomima puede explorar la condición humana a través de un diálogo constante entre el cuerpo y el espacio. La interacción entre los mimos no es solo técnica, sino una danza que subraya la importancia de la conexión emocional y la complicidad en escena. Cada gesto, cada pausa, se convierte en parte de una conversación silenciosa que habla más allá de las palabras.

La pantomima no es simplemente una forma de entretenimiento; es un arte que toca las fibras más profundas del ser humano. En eventos como los presentados por Tarimandante y Katharsis Teatro, se nos recuerda que el silencio tiene su propia voz. La riqueza del mimo radica en su capacidad para transformar lo cotidiano en poesía, invitándonos a ver, escuchar y sentir con cada expresión.

Así, al final de la tarde en la Galería de Arte Nacional, no solo fuimos espectadores de una actuación magnífica, sino partícipes de una aventura emocional que nos conectó con la esencia misma del arte. La pantomima nos enseña que hay belleza en los silencios y profundidad en los movimientos; es un recordatorio de que, a veces, las palabras no son necesarias para comunicar lo que realmente importa.

 

Caracas, 23 de noviembre de 2025

Aún tengo hambre, por Edgardo Armas

 Aún tengo hambre

por Edgardo Armas*

Especial para Miradas al Escenario

Obra: ¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

En el teatro, como en toda obra exigente, la primera responsabilidad recae en la dirección. En ¡Cómeme, por favor!, esa responsabilidad pesa sobre Armando Ariza, y su decisión más débil es evidente: la elección del elenco. Desde ahí se origina una fragilidad que atraviesa todo el montaje y condiciona su alcance expresivo.

El texto de Carlos Rojas exige intérpretes capaces de sostener su filo emocional y su estructura conceptual. No los tuvo. Esta ausencia de densidad actoral no sólo empobrece las interpretaciones; también desarticula el diálogo entre dramaturgia y puesta en escena, dejando el montaje en un terreno intermedio, siempre a punto de decir algo importante sin lograr pronunciarlo.

Lo paradójico es que la obra contaba con elementos plásticos y formales capaces de sostener la propuesta: diseño escénico coherente, un concepto claro, una atmósfera construida desde el derrumbe afectivo contemporáneo. La arquitectura de la puesta estaba ahí, pero el puente entre ese diseño y el texto, los actores nunca logran consolidarse.

Juliana Cortés entra a escena como si transita recuerdos de una emoción, no la herida abierta que la obra demanda. Su acercamiento es superficial, lleno de gestos reconocibles, pero sin conflicto interno. Su cuerpo no piensa; reacciona. La obra no necesitaba un gesto seductor, sino una interioridad en tensión. Ella entrega inquietud, pero no pensamiento.

Obra: ¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

Carlos Andrés Prieto, por su parte, revela que no siguió la dirección de Ariza. Su trabajo carece de escucha, de organicidad, de claridad en la construcción del conflicto. La contención escénica podría ser una apuesta si estuviera cargada de tensión; aquí se convierte en desinterés. Su dicción atropellada y su presencia dispersa generan una impresión constante de distancia respecto al texto.

Sin embargo, reducir los problemas del montaje solo a la actuación sería incompleto. La dirección se queda corta no sólo en la conducción de los intérpretes, sino también en la modulación de los ritmos, en la relación entre los cuerpos y el espacio, en la precisión de los silencios.

La atmósfera creada por el director es sólida en su diseño, pero insuficiente en su respiración interna. Hay luces y texturas bien concebidas, pero no se convierten en dramaturgia escénica porque los cuerpos no las activan y la dirección no consigue articular ese vacío en un sentido estético.

El texto de Rojas, por el contrario, emerge a pesar de todo. Es incómodo, lúcido, escrito desde la herida contemporánea: un material que pide capas, riesgos, pensamiento. Es una dramaturgia que demanda intérpretes capaces de fracturarse para sostenerla. Aquí no ocurrió, y esa desproporción entre texto y escena es el núcleo del problema.

La falla no es técnica: es interpretativa. Los actores no habitan la obra; la transitan. Y la dirección, que debía detectar y corregir esa desconexión, permite que se vuelva estructura.

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Obra: ¡Cómemepor favor!  Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025

Por eso nos deja con hambre. Tenía un concepto claro, una producción sólida y la posibilidad real de convertirse en una de las obras más relevantes del 2025. El teatro, finalmente, depende de cuerpos capaces de sostenerlo. Aquí esos cuerpos no encontraron el pulso de la obra y, en consecuencia, la puesta se fractura.

¡Cómeme, por favor!  merece una segunda oportunidad. Es una pieza que puede ser mucho más de lo que fue en esta versión. Para ello necesita intérpretes que escuchen el texto y una dirección que profundice en la interioridad que la dramaturgia exige.

Si eso ocurre, la obra encontrará el norte que aquí apenas, se insinúa. Ya lo advirtió Swift con ironía feroz: “La humanidad es experta en devorarse a sí misma”. Nada podría ajustarse mejor al pulso oscuro y voraz del texto de Rojas.  En fin, me quedé con hambre y quiero seguir comiendo. Acepto recomendaciones.

¡Cómeme, por favor!

Con Juliana Cortés y Carlos Prieto

Escrita por Carlos Rojas

Dirección por Armando Ariza

Una producción de Bogotarte, 2025.

 

*Periodista colombiano.

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