Aún tengo hambre
por Edgardo
Armas*
Especial para Miradas
al Escenario
| Obra: ¡Cómeme, por favor! Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025 |
En el teatro, como en
toda obra exigente, la primera responsabilidad recae en la dirección. En ¡Cómeme,
por favor!, esa responsabilidad
pesa sobre Armando Ariza, y su
decisión más débil es evidente: la elección del elenco. Desde ahí se origina
una fragilidad que atraviesa todo el montaje y condiciona su alcance expresivo.
El texto de Carlos Rojas exige intérpretes capaces
de sostener su filo emocional y su estructura conceptual. No los tuvo. Esta
ausencia de densidad actoral no sólo empobrece las interpretaciones; también
desarticula el diálogo entre dramaturgia y puesta en escena, dejando el montaje
en un terreno intermedio, siempre a punto de decir algo importante sin lograr
pronunciarlo.
Lo paradójico es que
la obra contaba con elementos plásticos y formales capaces de sostener la
propuesta: diseño escénico coherente, un concepto claro, una atmósfera
construida desde el derrumbe afectivo contemporáneo. La arquitectura de la
puesta estaba ahí, pero el puente entre ese diseño y el texto, los actores
nunca logran consolidarse.
Juliana Cortés entra a escena como
si transita recuerdos de una emoción, no la herida abierta que la obra demanda.
Su acercamiento es superficial, lleno de gestos reconocibles, pero sin
conflicto interno. Su cuerpo no piensa; reacciona. La obra no necesitaba un
gesto seductor, sino una interioridad en tensión. Ella entrega inquietud, pero
no pensamiento.
| Obra: ¡Cómeme, por favor! Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025 |
Carlos Andrés Prieto, por
su parte, revela que no siguió la dirección de Ariza. Su trabajo carece de
escucha, de organicidad, de claridad en la construcción del conflicto. La
contención escénica podría ser una apuesta si estuviera cargada de tensión;
aquí se convierte en desinterés. Su dicción atropellada y su presencia dispersa
generan una impresión constante de distancia respecto al texto.
Sin embargo, reducir
los problemas del montaje solo a la actuación sería incompleto. La dirección se
queda corta no sólo en la conducción de los intérpretes, sino también en la
modulación de los ritmos, en la relación entre los cuerpos y el espacio, en la
precisión de los silencios.
La atmósfera creada
por el director es sólida en su diseño, pero insuficiente en su respiración
interna. Hay luces y texturas bien concebidas, pero no se convierten en
dramaturgia escénica porque los cuerpos no las activan y la dirección no
consigue articular ese vacío en un sentido estético.
El texto de Rojas, por
el contrario, emerge a pesar de todo. Es incómodo, lúcido, escrito desde la
herida contemporánea: un material que pide capas, riesgos, pensamiento. Es una
dramaturgia que demanda intérpretes capaces de fracturarse para sostenerla. Aquí
no ocurrió, y esa desproporción entre texto y escena es el núcleo del problema.
La falla no es
técnica: es interpretativa. Los actores no habitan la obra; la transitan. Y la
dirección, que debía detectar y corregir esa desconexión, permite que se vuelva
estructura.
| Obra: ¡Cómeme, por favor! Dir. Armando Ariza. Foto cortesía Ingrid Hincapié @ongridpixels © 2025 |
Por eso nos deja con
hambre. Tenía un concepto claro, una producción sólida y la posibilidad real de
convertirse en una de las obras más relevantes del 2025. El teatro, finalmente,
depende de cuerpos capaces de sostenerlo. Aquí esos cuerpos no encontraron el
pulso de la obra y, en consecuencia, la puesta se fractura.
¡Cómeme, por favor! merece una segunda
oportunidad. Es una pieza que puede ser mucho más de lo que fue en esta
versión. Para ello necesita intérpretes que escuchen el texto y una dirección
que profundice en la interioridad que la dramaturgia exige.
Si eso ocurre, la obra
encontrará el norte que aquí apenas, se insinúa. Ya lo advirtió Swift con
ironía feroz: “La humanidad es experta en
devorarse a sí misma”. Nada podría ajustarse mejor al pulso oscuro y voraz
del texto de Rojas. En fin, me quedé con hambre y quiero seguir
comiendo. Acepto recomendaciones.
¡Cómeme, por favor!
Con
Juliana Cortés y Carlos Prieto
Escrita
por Carlos Rojas
Dirección
por Armando Ariza
Una
producción de Bogotarte, 2025.
*Periodista colombiano.
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