María del Rosario y sus hermanas (Puerto Rico)
Por Carlos Manuel Rivera Rosado
Autor: Carlos Canales Cintrón
El pasado viernes 20 de junio del presente año, presencié una de las obras dramáticas más representativas del aclamado dramaturgo puertorriqueño Carlos Canales Cintrón. María del Rosario regresa en una nueva propuesta: María del Rosario y sus hermanas, basada en el monólogo original escrito y estrenado originalmente en el año 1985, como parte del Festival de Teatro de Vanguardia del Ateneo Puertorriqueño. En ese entonces, el propio Canales dirigió su pieza y fue interpretada por el granado actor puertorriqueño Rubén Figueroa. Esta nueva versión amplifica y extiende el drama hacia una nueva dimensión que me propongo a destacar.
La obra, al igual que el monólogo, nos invita a embarcarnos en un viaje emocional y hasta espiritual a través de los embates de este personaje femenino: María del Rosario. María es una mujer de valor inquebrantable, recluida en una institución para enfermos mentales y quien tendrá que enfrentar enormes horrores y situaciones, al límite, junto a sus compañeras internas. La obra también nos devela su trasfondo, familia, sus luchas y anhelos truncados. En esta versión, estilo teatro foro, el espacio claustrofóbico y tenso del manicomio permite la apertura para que el público reciba una experiencia más cercana y participe como un observador activo en el espacio escénico. Es en este marco físico y temporal que observamos, a veces con jocosidad, rabia y ternura, como la fragilidad humana se lanza hacia una búsqueda interminable de la solidaridad, la resiliencia y la redención. En el primer cuadro, las internas interpretaron a María del Rosario, como personajes amplificadores de la protagonista que se mantiene en el medio de la escena, pero realizando gestos y repitiendo en voz baja los parlamentos de sus compañeras. A estas actuaciones se sumaron bailes coreografiados, mímicas y movimientos corporales sumamente efectivos. Luego, en los próximos cuadros, la María del Rosario principal llevó la delantera en el drama, animando y defendiendo a sus hermanas, enfrentando al aparato opresor de la clínica, cuestionando injusticias y extendiendo su campo de acción a través de las técnicas del meta teatro y la retrospección. Canales ha construido un personaje complejo, paradigmático, cuyo desarrollo y evolución lo transforma en un hilo conductor viviente del drama que explora la locura, la sororidad y la esperanza en medio de un caos insensible. La actuación de la interprete principal, Aiselin Acevedo Serrano, fue un gran activo en esta versión teatral pues representó la profundidad, la firmeza y la vulnerabilidad del personaje en una entrega conmovedora.Un aspecto de la obra que fue preponderante fue
la utilización de la musicalización para el montaje. La combinación de la
música clásica con elementos de la música popular y los coros religiosos
enriquecieron el texto representado, entablando también un dialogo sonoro entre
los diferentes planos que coexisten en el drama. Esas musicalizaciones
potenciaron cada escena y crearon un ambiente cautivante que osciló entre la
melancolía y la euforia. Este componente musical, junto con el texto y las
actuaciones de todas las Marías, elevó el drama a la categoría de una ópera
bien coordinada, (según mi apreciación) donde cada nota musical se fusionó con
los parlamentos y los sentimientos de los personajes.
Por otra parte, los efectos visuales y los
efectos de luces merecen una mención especial. La iluminación transformó ese
espacio escénico donde convergió lo sagrado y profano en un solo flujo
multicolor. Los cambios de focalización lograron sumergir al público en ese
universo emocional e íntimo de María y sus compañeras. Fueron tan efectivos
estos arreglos que hasta involucraron a integrantes del público que llegaron a
comentar en voz alta, prueba fehaciente de que la pieza también penetró y
provocó sus emociones. Cada cuadro fue impactante y profundo gracias a la
resonancia de su texto y los ajustes en la iluminación que lograron
potenciarlo.
Finalmente, la sólida dirección del maestro David Muñoz logró
un equilibrio impresionante entre los diversos elementos artísticos. La
coordinación de las actuaciones, que incluyό
a todas las Marías y otros actores que interpretaron a los enfermeros de la
clínica y otros personajes, los efectos especiales y la música fueron tan
precisos y tan bien combinados que cada cuadro se sintió como un gran
espectáculo, dejando a los asistentes en un estado de asombro. David Muñoz, el
veterano director y productor a cargo del Taller de Teatro del municipio de
Vega Baja, orquestό
la representación con el virtuosismo que la experiencia y el conocimiento del
espectáculo teatral requiere.
María del Rosario y sus hermanas
no es solo una obra entretenida y divertida, sino que constituye también una
reflexión poderosa de la condición humana, la lucha por los derechos básicos de
las personas, no importa su condición y circunstancias, la fuerza invencible de
la comunidad cuando se une para un fin común, la fe y un reclamo de
sensibilidad y empatía que nos estremece. Felicito a su autor, Carlos Canales
Cintrón, pues tiene un texto que va a dejar sus ecos en el teatro
puertorriqueño y latinoamericano por muchos años. Al director de la pieza, el
señor David Muñoz, mis felicitaciones y mi admiración por su trabajo tan
espectacular junto a su equipo técnico. Y, por último, pero no menos
importante, a ese cuerpo de actrices y actores les felicito y les deseo todo el
éxito del mundo para que sigan tocando el espíritu humano con su arte.


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