Lírica, texto de Gustavo Ott dirigido por Carlos Arroyo
Lírica se sitúa en el drama social y de denuncia con rasgos
de teatro documental y teatro social debido a su carácter crítico. La pieza
cuenta con 9 escenas, tiene una estructura de secuencia con escenas que fluyen
de forma lineal y una coreografía que refleja la violencia humana y con
pequeñas pausas; es para tres actrices. Esta elección es significativa, ya que
la dinámica de las relaciones y las voces femeninas son centrales en la
construcción de la trama y los personajes.
El estilo de Ott es
conocido por su realismo crítico, a menudo con toques de ironía o humor negro,
aunque en una obra como Lírica (con un tema tan serio) el tono podría
ser más sombrío y reflexivo. Su escritura es ágil y dinámica, buscando capturar
la atención del espectador.
El lenguaje es directo
y coloquial, reflejando las formas de hablar de los personajes y del ambiente.
Sin embargo, detrás de la aparente sencillez, suele haber una gran profundidad
y una carga poética (de ahí el nombre Lírica que se refiere a la
intensidad emocional, a la musicalidad de sus diálogos o al carácter
confesional de las voces, no necesariamente a que sea un poema). Podría
utilizar repeticiones, frases cortas o un ritmo particular para generar
impacto.
Como en todo texto
dramático, las acciones de los personajes, el ambiente, el tono y su estilo a
menudo es preciso indicarlos en las acotaciones escénicas para guiar la
interpretación. El diálogo es el motor principal de la obra. En Ott, el diálogo
suele ser directo, realista y a menudo crudo, reflejando el habla coloquial,
pero con una intencionalidad poética o rítmica que le da profundidad. Dada la
temática del odio y la tolerancia, los diálogos exploran confrontaciones,
malentendidos y expresiones de dolor y resentimiento. Hay monólogos internos
que permiten a las actrices expresar los pensamientos y sentimientos más
íntimos de sus personajes, común en la dramaturgia de Ott.
La trama, se centra en
las dinámicas de una comunidad respecto al odio y la tolerancia. Se presenta
una situación inicial en una comunidad. Se
introducen los personajes (las tres mujeres) y se establece el conflicto
principal o la tensión latente relacionada con el odio, la intolerancia o los
prejuicios dentro de esa comunidad.
El espacio podría ser único
y simbólico que represente a la comunidad o un lugar de encuentro donde los
conflictos se hacen visibles (por ejemplo, una sala común, una calle, un
patio). El espacio podría ser opresivo o, por el contrario, un lugar de
posibilidad. La puesta en escena del Teatro San Martín de Caracas en el
contexto de la comunidad de San Martín sugiere que el espacio real y el
dramatúrgico podrían tener una conexión importante.
El tiempo de la acción
podría estar concentrado (un solo día, unas horas) para intensificar el drama,
o podría abarcar un período más extenso si se exploran las consecuencias
históricas del odio. La obra probablemente se sitúe en un presente
contemporáneo. El odio y la tolerancia están en el contexto de una comunidad y
se representa cómo estos sentimientos se manifiestan, sus causas, sus
consecuencias y la dificultad de superarlos. Otros temas secundarios son: la
violencia verbal o emocional que nace de la intolerancia, la comunicación y la
incomunicación entre los miembros de una sociedad, los prejuicios y la
discriminación, la memoria colectiva y cómo los eventos pasados influyen en el
presente, la responsabilidad individual y colectiva ante los conflictos
sociales y la búsqueda de la convivencia y la paz.
Las interacciones entre
las tres actrices (y los personajes que representan) desarrollan el conflicto.
Se exploran las diferentes perspectivas sobre los temas, a través de recuerdos,
anécdotas, confrontaciones e intentos de reconciliación. Es constante un punto
de máxima tensión y revelación. Donde hay confrontación verbal explosiva, viene
el descubrimiento de una verdad dolorosa; hay momentos de epifanía donde se
comprende la profundidad del problema y la posibilidad de un cambio.
Las tres actrices
interpretan roles centrales representando diferentes facetas de la sociedad y
distintas posturas ante el conflicto. Son personas directamente afectadas por
el conflicto social. Los personajes de
Ott suelen ser complejos y realistas, con defectos y virtudes. Sus motivaciones
son humanas, incluso cuando sus acciones son extremas. Se exploran sus
psicologías, sus miedos, sus prejuicios y sus esperanzas en relación con el
tema central. A través del desarrollo de la trama, los personajes sufren una
transformación, aunque no necesariamente un "crecimiento" positivo. Enfrentan sus propios prejuicios o consolidar
sus posturas.
El desenlace no es del todo feliz y completamente cerrado. Ofrece una reflexión sobre la persistencia del odio, la fragilidad de la tolerancia, y una pequeña esperanza de cambio. El objetivo es dejar al público pensando y reflexionando sobre las implicaciones sociales del tema.
Rudy
Jaramillo, PNF Teatro mención
Actuación. Unearte Guanare
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