Desde mi mirada al
escenario como actriz, bailaora, profesora y ahora crítica de teatro en
formación, escribo estas líneas inspirada en el pasado 24 de junio cuando tuve
la oportunidad de ver en la Gran sala del Teatro Baralt de Maracaibo Oscuro de noche.
Anteriormente, escribí
algo sobre esta pieza montada y estrenada por Carlos Arroyo en 2008, la cual está
publicada en este mismo blog.
Para esta nueva adaptación que hiciera el director artístico Leonardo Isea con la
compañía residente de Baralt Teatro, veo cómo teatraliza muy respetuosamente la
línea argumental del dramaturgo García Gámez sobre los conflictos sociales, familiares y la
tragedia humana en pleno siglo XXI (en una sociedad venezolana tocada por la
violencia), eso sí, destacando la importancia que tienen las decisiones cuando
las emociones nos abordan.
En el seno de una
familia que vive en el proletariado caraqueño, su único hijo varón, (muy joven)
sueña con comprarse una moto para mejorar su nivel económico y estudiar una
carrera universitaria.
Por cierto, En muchas familias venezolanas situaciones como estas han sonado. En la mía, mi único hermano varón tuvo una moto y también un accidente, quedó vivo a Dios gracias.
La dirección de Isea,
hace reiterativo y repetitivo el hecho de la toma de decisión por la compra de
la moto, que al final es el leitmotiv de la obra, haciendo que el espectador vea
la madeja de conflictos desatados a su alrededor y sienta la muerte como un impacto que
llega en el momento más inesperado: fría, inmutable y eterna como el mismo
muerto amado.
Oscuro de noche
Dramaturgia: Pablo García Gámez
Dirección Artística General: Leonardo Isea
Producción Compañía de Teatro Residente Baralt
Teatro
Andreína Gutiérrez
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