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30.7.25

Maracay: Doña Flor y sus dos maridos, desde la radio. Por Bartolomé Cavallo.

 Doña Flor y sus dos maridos, desde la radio

Imagen tomada de Instagram

Oí el martes 29 de julio de 2025 una experiencia radial bien interesante, la novela Doña Flor y sus dos maridos (Dona Flor e seus dois maridos) del escritor brasileño Jorge Amado (Bahía 1912 – Salvador 2001), en la emisora Energía 99.9 FM, a cargo del grupo Jera Teatro conducido por Alexander Otaiza.

Floripedes Guimarães, mejor conocida por Doña Flor está casada con Vadinho, (Valdomiro Santos Guimarães), un vagabundo empedernido, borracho, mujeriego y excelente amante. Ella dirige una escuela de cocina y es la perfecta ama de casa. Ambientada en Salvador de Bahía en los años 40 del siglo pasado, lo que nos da ese aíre de ciudades marcadas por la moral y las buenas costumbres. Repentinamente, su marido fallece. Después de tres meses de luto conoce a Teodoro Madureira, un farmaceuta muy tímido, escrupuloso y dedicado a sus negocios.

Con el primer esposo, Flor pasa las mejores noches de su vida. Con su segundo esposo es todo lo contrario, ya que este es más dado a quedarse dormido. De esta manera, la vida sexual de Flor comienza a resquebrajarse. Pero una noche se aparece el fantasma de Vadinho, completamente desnudo, lo que hace que se despierten las pasiones nuevamente: ella, viva y él muerto. El espíritu y la materia.

En este contexto, el grupo de Otaiza dio vida por radio a esta novela escrita en 1966, con un elenco bien balanceado, Víctor Loreto López en calidad de narrador y Teodoro; bien matizado y con las intenciones adecuadas; Lorna Repillosa excelente como doña Flor, con el time justo –claro, ella es músico profesional- buena dicción y mejor sus intenciones, también hizo de otras voces. El resto de los comediantes estuvieron muy bien, Lisjair Flores con voces y efectos de sonido; César Vivas en otras voces y efectos y Héctor Andrade en la musicalización. Los efectos entraron a tiempo, dando las atmósferas necesarias, pero se requiere mayor trabajo con efectos mejor concebidos, como los truenos, por ejemplo, pero que en nada desmejora el producto total.

Pienso, entonces, que experiencias como esta deben de fomentarse y profundizarse abriendo espacios para otras agrupaciones y otros actores y actrices, tomando en consideración que se están formando una camada de nuevos intérpretes, ahora con Unearte y la Escuela de Arte Dramático y personal que se pudiera ir formando. En este sentido, un agradecimiento a la emisora Energía 99.9 FM por entender que el teatro también se puede hacer desde la consola.

Pienso también, que debería cuidarse la producción, grabar y someterla a la limpieza respectiva para evitar algunos baches. Pero esto es fácil de hacer.

Felicito a Jera Teatro y a todos los que se sumaron a esta aventura.


Bartolomé Cavallo. Alumno de Ramón Lameda.

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